El Grupo Mediapro -el de Jaume Roures- difundió este miércoles por la noche un comunicado en el que admitió oficialmente el pago de sobornos a altos cargos de la FIFA para la adquisición de los derechos audiovisuales de los mundiales de fútbol de 2014, 2018 y 2022. A buen seguro, el El Gran Wyoming tratará el tema en los próximos días en El Intermedio, pese a que el programa está producido por Globomedia, que es propiedad de Roures.
José Miguel Monzón comenzaba su programa de este miércoles con un monólogo impresentable en el que tildaba de fake new la información revelada unas horas antes por este periódico, que afirmaba que la Audiencia Nacional había rechazado el recurso contencioso-administrativo que había presentado tras ser sancionado a pagar 163.006 euros por no declarar correctamente el IRPF de los ejercicios 2005 y 2006.
Es evidente que la multa de 163.006 euros y la cantidad que le demandaba Hacienda por las liquidaciones de sus impuestos, de 403.915 euros, ya habían sido pagadas, pues contra la Agencia Tributaria se puede pleitear, pero después de pasar por caja. Monzón se basó en una frase del subtítulo de la noticia de este periódico -”debe abonar 566.921 euros”- para desmentir la información y calificarla de falsa. La oración no fue afortunada y es justo reconocer que podría llevar a error, pero la noticia versaba sobre el recurso que presentó para tratar de librarse de la sanción; y era, en su totalidad, rotundamente cierta.
Doble moral
Mientras su representante transmitía a quien firma este artículo sus disculpas porque Monzón no quiso atenderle antes de la publicación de la noticia, el aludido preparaba una intervención en su programa en la que negaba todos los hechos. Lo hacía, además, con un tono de humor pretendidamente exculpatorio. El que utiliza en otros casos para inculpar a quien le conviene.
Hay estilos y estilos... El pasado verano, llegó a la redacción de Vozpópuli una sentencia similar sobre una multa impuesta a Jorge Javier Vázquez. El proceso de elaboración de la noticia fue el mismo y el propio afectado agradeció en su programa, Sálvame, el respeto con el que habíamos tratado la información, que fue el mismo que en el caso de El Gran Wyoming. Uno actuó con honestidad, mientras que el otro se defendió con el embuste como arma. Las comparaciones son odiosas.
Hace falta tener la cara muy dura para actuar como lo ha hecho el conductor de El Intermedio, que es aferrándose a un tiempo verbal para negar una información que evidencia que imputó los rendimientos de su trabajo a una sociedad instrumental para pagar menos al fisco. Cosa que tiene su gracia si se tiene en cuenta que las redes sociales están plagadas de discursos en los que Monzón apela a defender el Estado del Bienestar frente a los recortes. Y está en todo su derecho, cómo no, pero conviene dejar la hipocresía a un lado.
La sentencia es clara
La sentencia recuerda que Hacienda tachó el comportamiento de Monzón de “voluntario y culpable” y afirmó que no se puede apreciar “buena fe” en sus acciones, dado que “su conducta ha ido encaminada a eludir su carga tributaria por el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas en los ejercicios 2005 y 2006”. Tampoco ha sido el único 'disgusto' que le ha dado el fisco en los últimos años, puesto que también le obligó a abonar 910.000 euros por razones similares. Entonces, echó la culpa a sus asesores. Es decir, es culpable y reincidente.
Lo que hizo El Gran Wyoming con las rentas de su trabajo fue algo similar a lo de Máxim Huerta, quien se vio obligado a dimitir como ministro de Cultura cuando trascendió esa información. Conviene recordar que, entonces, Huerta afirmó que abandonaba el Gobierno para acallar a la jauría mediática que se había lanzado en su contra.
Tras escuchar la reacción, José Miguel Monzón se expresó de la siguiente forma al respecto: “Señor Huerta, donde usted ve una jauría, otros ven un sano ejercicio del derecho a la información ante un caso grave, sobre todo para un Gobierno que ha llegado al poder con unas pretensiones de integridad muy altas. Además, usted debería entenderlo mejor que nadie porque hubo un día en que perteneció a esa jauría”.
En ese momento, ya había sido sancionado por Hacienda por el mismo motivo, que es el de facturar su trabajo a través de una sociedad instrumental, y había abonado las cantidades demandadas. Y digo más: podría incluso discutirse el criterio de la Agencia Tributaria con respecto a este tema, pero lo que queda fuera de toda duda es que la actitud de Monzón es patética, pues ataca de forma desmedida e injustificada a quienes informan de sus declaraciones, pero, a la vez, no perdona una cuando las faltas las cometen los demás.
Aunque bueno, mejor dicho, hay situaciones en las que demuestra una ceguera preocupante. Porque seguramente que estos días no tratará el escándalo de los sobornos que ha reconocido la empresa que produce su programa. Ahí no habrá ni humor ni seriedad. Sólo silencio.
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