Creo que todos estaremos de acuerdo en que, salvo que maten a Trump, su cambio en la estructura mundial del comercio internacional será probablemente el mayor determinante en la distribución mundial de la producción y, por tanto, del ingreso mundial. Dicho cambio en la localización de la producción y los ingresos afectará en mayor medida a aquellos países que más se aprovechan de la Pax Americana, que son muy dependientes de las exportaciones y que tengan un enorme superávit comercial con Estados Unidos, de los cuales, Alemania, es un caso paradigmático y dicho cambio, lógicamente, afectará sus mercados de acciones.
Lo que haremos hoy será enmarcar primero los fundamentos de la bolsa alemana en las dos formas de gobierno enfrentadas y en sus peculiares relaciones con Estados Unidos con Alemania y la Europa Continental, para luego analizar su índice más representativo, el DAX 30 o DAX Xetra, siempre con la sombra japonesa presente y todo pensando en que pueda serles útil en la elaboración de su estrategia bursátil. Veámoslo.
Formas de Gobierno
Estados Unidos es el único caso de Democracia formal, es decir, que tiene una estricta separación de poderes y donde los ciudadanos eligen a sus representantes. Este hecho hace que el control mutuo de sus políticos sea constante y, a veces, como ahora, encarnizado. Las razones del feroz enfrentamiento actual viene de la lucha de Trump con el Establishment en su intento de cambiar el orden y el pensamiento dominante.
La Unión Europea, ya sin el Reino Unido, es otra cosa. Aquí lo que tenemos es un (súper) Estado de Partidos y, como decía el Maestro Trevijano y nos escribe Don Dalmacio Negro en su "La Ley de Hierro de la Oligarquía": "En el Estado de Partidos, decía G. Leibholz, desaparece la representación, a fin de integrar las masas en el Estado". Ese hecho anula la Sociedad Civil como madre de la Sociedad Política (políticos, partidos, etc.), que pasa a nacer del Estado y que, en el caso de la UE, tenemos un súper-estado controlado por Alemania en el que, al negarse la libertad del sujeto constituyente, la tecno-burocracia europea, hecha un fin en sí misma por figurantes habilidosos para vivir del cuento, termina destruyendo a las naciones que gobierna. Obviamente terminará mal; aparte que quién, en su sano juicio, libre de servidumbres estatales, va a querer que nuestros corruptos y delirantes saltimbanquis le "integren" a algo.
Estados Unidos y Alemania
Hasta la irrupción de los hispanos el mayor grupo de inmigrantes estadounidenses eran de origen alemán que huían de su casta, algo que incluso subió el nivel de alfabetización e instrucción allí, nada que ver con los delirios que nuestra degenerada tecno-burocracia nos vende sobre la mala inmigración actual. Así, a diferencia de Europa, dada su movilidad social, de Eisenhower o Trump, por solo nombrar dos de cientos, la impronta de sus descendientes ha sido determinante.
Lógicamente, siendo la forma de gobierno representativa del sujeto constituyente, no como en Europa, este hecho ha favorecido mucho a Alemania. Así, desde su defensa contra las reparaciones de la Primera Guerra Mundial a su oposición a convertirla en una colonia agrícola tras la Segunda, ha habido un continuo apoyo estadounidense que ha llegado incluso a la transferencia gratis de tecnología, como fue, por ejemplo, el caso de BMW en fecha tan reciente como 2003, caso que vimos en "Pax Americana y nuevo mercantilismo".
En pago a tantas ayudas, hoy Alemania usa la UE para tentar a Asia contra Estados Unidos, queriendo imponer sus privilegios insostenibles en un comportamiento rastrero más propio del nacionalismo catalán y vasco. Craso error. Las consecuencias de esto obligan a Estados Unidos a aplicarle a Alemania la terapia japonesa, algo que ya se nota en su principal índice bursátil.
El índice DAX30
Como seguramente saben la bolsa alemana es muy industrial, con una fuerte presencia de empresas manufactureras globales y, de Adidas a Volkswagen (siguiente gráfica), que representan más del 50% del peso del DAX30, todas son muy dependientes del orden comercial mundial mantenido por Estados Unidos. Las otras empresas también están muy globalizadas y, lógicamente, son grandes proveedoras de las anteriores.
El sector automotriz, en el que Trump buscará sitio, representa casi el 17% del índice, acusado de prácticas oligopólicas, destacando Volkswagen por el llamado fraude del diesel o "dieselgate", empresa que tiene para mí un recuerdo distinto ya que, en 2008, me produjo pérdidas en posiciones bajistas sobre el DAX tras utilizar a Porsche en una maniobra de participaciones cruzadas que le costó una dura demanda y que retrasó su fusión. La guardo como un ejemplo de cómo una empresa de "poco" peso en un índice, por movidas familiares, te puede hacer saltar un índice de pocas empresas; eran tiempos en que aún los médicos no me prohibían especular agresivamente.
Si eso fue con una empresa piensen ahora que, por ejemplo, Merkel, ha concedido negociar que la UE, su hinterland (más bien cortijo), negocie reducir aranceles a los coches americanos y mientras, las prostitutas de la economía les engañan con que el malo malísimo y anti libre comercio es Trump, igual que les mienten en tantas cosas induciéndoles a decisiones ruinosas en sus vidas. Cosas de la casta.
También destaca en el índice el componente de banca y seguros, con casi el 10% de ponderación y dos bancos conocidos por su alto riesgo sistémico, que la banca no se les da bien, pero tampoco dejan sitio a la banca minorista española, que podría haber sido de las mejores del mundo si el Banco de España hiciera su trabajo, o a la mayorista anglo-norteamericana, un tema que, sumado a lo anterior, hará que las condiciones de financiación empresarial se les pongan muy difíciles cuando la situación empeore.
Riesgo de capitulación
Recordando lo dicho sobre Japón, llegado ese punto, las empresas alemanas irían a menos y a peor. Está lejos, sí, pero no es descartable, ya que, a lo anterior, se suman otros problemas europeos, lo que podría llevar a la capitulación de los inversores, ese momento en que no quieren saber nadada de las acciones; en Japón ocurrió entre 1998 y 2012 y aún hoy está en el 50% del valor real de 1990.
En este blog hemos dicho en innumerables ocasiones que, en un ejercicio de "macroeconomía bursátil", la cartera bursátil se construye progresivamente partiendo de los suelos seculares bajistas y se de-construye con los techos seculares (situación actual). Para hacer eso se calcula el valor real (incluyendo inflación y deflación) del índice empezando en el año 2000 y, como pueden ver en el siguiente gráfico, el DAX se ha comportado de manera muy parecida al Nikkei 225 japonés, aunque éste es un índice mucho más potente y también muy industrial, saliéndose ambos de la fase secular bajista (superando el 100% del 2000), pero el cambio político en Estados Unidos les ha sentado mal, y peor que les sentará, sobre todo a Alemania.
La situación técnica
Aunque el objetivo de este artículo es la estrategia, toca también revisar la táctica para saber cuándo cambiar la cartera de inversiones y, lo que pareciera haber pasado desapercibido entre analistas y medios es lo que para mí es una larga (¿corrección violenta?) y clarísima formación bajista del tipo Hombro-Cabeza-Hombro (siguiente gráfica) de diciembre de 2016 a hoy, septiembre de 2018; dicha formación la verán mejor en la media de 50 sesiones (línea roja siguiente gráfica); según esto, el índice podría irse a los 10.500 y, aunque no lo ponemos, el volumen también ha bajado. Y sí, el análisis de esta formación bajista daría para mucho más y será una gran oportunidad para que los estudiantes de estos temas validen la Teoría, pero no entraremos en ello aquí.
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