Que internet se ha convertido en el ecosistema digital por excelencia para la interacción humana, hace tiempo que quedó demostrado; sin embargo, conforme avanza la historia, los nuevos usos que las sociedades vamos dando a la comunicación digital avanzan hacia horizontes que los pioneros de la navegación en las redes no hubieran imaginado.
Desde las elecciones en EEUU y el caso mediático de Cambridge Analytica en 2018 asistimos al uso político intensivo de las redes sociales como plataformas de conexión directa de los ciudadanos de cualquier condición social y geografía.
Hace años, era extraño imaginar a un estado o gobierno utilizando Twitter como medio digital oficial para lanzar notas de prensa, y mucho menos para dialogar con otros gobiernos; hoy es incluso normal ver cómo políticos de una condición u otra llegan hasta discutir y atacarse públicamente a través de estas plataformas. Por otro lado, los medios más tradicionales, así como los periódicos digitales, aprovechan este tipo de uso de las redes para generar noticias, amplificando así el alcance de lo que sucede en las redes sociales hacia el resto de la sociedad.
Cierto es que la guerra contra el Daesh, significó un salto hacia delante en el uso de las redes sociales en los contextos bélicos. Los terroristas, muy jóvenes, manejaban el discurso en las redes con gran maestría consiguiendo contaminar mentes para el reclutamiento, a la par que las utilizaban para amedrentar al enemigo enseñando imágenes crueles y sangrientas. Sin embargo, los únicos “combatientes” visibles en las redes contra los terroristas fueron los diferentes grupos de Anonymous a nivel mundial que se dedicaron durante meses a borrar de las redes sociales toda presencia de los terroristas.
Hoy, en uno de los conflictos históricos que más nos mantiene en vilo por la seguridad de toda Europa, y si cabe del mundo, la guerra en Ucrania nos demuestra una vez más que las guerras ya son totalmente multidimensionales, y que al tradicional uso de la fuerza militar y los bloqueos económicos, se unen los ciberataques, la manipulación y desinformación en las redes para causar la mayor inestabilidad posible o, en este caso, también elevar la moral de unos ciudadanos para que defiendan su país y, si cabe, encontrar aliados internacionales para el apoyo de la causa nacional.
En esta línea podemos analizar uno de los lemas de mayor impacto en las redes, en relación con la guerra. #Standwithukraine (“estamos con Ucrania”) ha generado en un solo mes más de cinco millones de mensajes en todas las plataformas, incluyendo TikTok, la plataforma revelación durante el coronavirus. El lema se utiliza también en las cabeceras de periodistas de todo el mundo, e incluso influencers civiles que han decidido involucrarse para “combatir al enemigo” a través de estas plataformas.
Es el caso de Max Klymenko (2,5 millones de seguidores en TikTik) quien genera una producción intensiva de vídeos y piezas de contenido para mostrar la guerra. Destaca una pieza en la que muestra imágenes de supuestos soldados rusos capturados a los que se les permite llamar a sus familias para contar lo que está ocurriendo. Los supuestos capturados comentan que han sido engañados, que les habían dicho que estaban de maniobras o que estaban defendiendo a su país y al llegar se han arrepentido, pues se les obliga a matar.
@maxklymenko Russian media doesn’t want anyone to see these videos - let’s ruin their plans ?? #ukraine #standwithukraine #notowar ♬ original sound - Max Klymenko
Este vídeo se une a una gran proliferación de propaganda pro-Ucrania que busca ensalzar al ciudadano de a pie y convertirlo en héroe. Sin duda, un tipo de propaganda muy utilizada antes de las plataformas digitales que busca apelar a los sentimientos y emociones más profundas de una población que está sufriendo y está en estado de shock. Un ejemplo de propaganda especialmente conmovedora (sin tener que llegar a mostrar cadáveres) es esta pieza que tuvo una amplísima repercusión en las redes. Sólo verla provoca múltiples sentimientos que incitan a tomar decisiones sobre cómo apoyar a la ciudadanía.
Sin embargo, algo muy llamativo en esta ocasión es que el bando occidental no se ha quedado atrás en cuanto a fake news. Ya lo vimos con los activistas chinos cuando se inició la pandemia del covid-19, intentando hacer un llamamiento mundial. Asistimos a una nueva generación de fake news occidental y/o activista para remover la conciencia global de las redes y buscar aliados en Occidente. Así, se han podido validar imágenes de falsos heridos o falsos muertos, o fotografías de otros sucesos como la guerra de Siria. Piezas de desinformación que normalmente eran utilizadas por países no democráticos y ahora se convierten en una táctica de los aliados.
Mientras, en el otro bando está ocurriendo un hecho histórico: el repliegue. Contrario a lo que podríamos pensar, teniendo en cuenta que los rusos son verdaderos maestros de la desinformación, en esta ocasión se está produciendo un repliegue hasta niveles insospechados. Día a día van cerrando el acceso a todos los proveedores digitales Occidentales que tienen presencia en Rusia a través de los diferentes comunicados de Roskomnadzor, el Servicio Federal de las Telecomunicaciones en Rusia. Por ejemplo, uno de los más llamativos tiene lugar el 4 de marzo cuando comunican que cierran el acceso a Facebook.
Las justificaciones que da Roskomnadzor son de diversa índole, sin embargo, el objetivo es claro: crear su propia burbuja digital para manejar la percepción de la ciudadanía para que sea afín al régimen de Putin y a todas sus decisiones, o cuando menos, no pueda estar informada de lo que ocurre fuera de sus fronteras.
Por otro lado, otro actor tradicional involucrado en los conflictos son las plataformas digitales. En esta ocasión, están sorprendiendo. Han dado un paso más firme que en anteriores ocasiones, precisamente en la eliminación de noticias falsas desde Rusia para bloquear la desinformación, como táctica tradicional de este este país hasta la fecha. De hecho, Meta (Facebook) anunció una serie de medidas en febrero para bloquear intentos rusos de manipular diferentes plataformas para intoxicar a la población ucraniana contra su gobierno. Y desde entonces, ha cortado su avance.
Además, como parte del cierre de negocios al que estamos asistiendo, el 10 de marzo, YouTube ha tomado la decisión de bloquear todos los contenidos monetizables por los creadores de contenido en el canal ruso de YouTube, cerrando el negocio de cientos de youtuber.
Por último, un actor típico que sí se está comportando como se esperaba. Los diferentes grupos, independientemente de su ideología o el país que representan, están alineándose para ayudar a Ucrania, ya sea con información, como con intentos de ataque contra medios de comunicación y canales estatales, tal y como comunicó de forma oficial al inicio de la guerra una de sus cuentas oficiales en Twitter: “Anonymous está actualmente involucrado en operaciones contra la Federación Rusa. Nuestras operaciones tienen por objetivo el gobierno ruso. Es inevitable que el sector privado se vea afectado.”
Eva Moya es Directora Corporativa de Inteligencia en Mnemo. Profesora de Redes Sociales y Desinformación en el Postgrado de Inteligencia Económica (ICADE)