Opinión

Por qué habrá adelanto electoral

La Puerta de Alcalá fue este domingo el reflejo del estado de alarma que vive la Nación. La manifestación convocada por Alberto Núñez Feijóo sirve para contrastar con la de Pedro Sánchez en Ferraz. El termómetro ele

La Puerta de Alcalá fue este domingo el reflejo del estado de alarma que vive la Nación. La manifestación convocada por Alberto Núñez Feijóo sirve para contrastar con la de Pedro Sánchez en Ferraz. El termómetro elegido por el presidente del gobierno marca su derrota incontestable en cuanto a participación, aún con las cuentas de Tezanos. Es cierto que nunca se ganó una batalla política solo por tener razón; además, se necesita entusiasmo. Desde el desafío del sanchismo con su indecente Ley de Amnistía, es imposible no ver que la emoción política cambió de bando. Hoy la bandera que moviliza es la defensa de la democracia.

En la Plaza de la Independencia, con la participación del antifascista Fernando Savater, los convocantes trasladan a la opinión pública que ellos representan la moderación política que añora la gran mayoría de los españoles. Desde la evidencia de la degradación de los valores democráticos  del 78, se espera que Núñez Feijóo enlace con la centralidad que representaron Adolfo Suárez en 1978, Felipe González en 1982, José María Aznar en 1996. Los españoles, alarmados por lo que ven, quieren poner fin a 20 años que han interrumpido la trayectoria virtuosa iniciada con la Transición. “Libertad sin ira” podría haber sido el himno de la manifestación.

Los españoles, alarmados por lo que ven, quieren poner fin a 20 años que han interrumpido la trayectoria virtuosa iniciada con la Transición

Nadie puede ignorar hoy que su radicalismo ha inutilizado al Psoe para poder gobernar. Sánchez no sabe ejercer otra magistratura que la de atizar el odio para sobrevivir políticamente. Incluso, usar la tragedia palestina como munición electoral. Las crisis diplomáticas que está provocando -con graves consecuencias para los intereses nacionales- no son otra cosa que crisis de nervios. Recuerdan a un boxeador grogui cuando repite golpes antes ganadores y ahora solo ridículos porrazos al aire. Es obvio que ya no hay pájaros en los nidos de antaño, que la artimaña “que viene la ultraderecha” está agotada por tanto uso fraudulento. Meter en la fachosfera a Feijóo y a Felipe González provoca risa.

Son tácticas propias de políticos mediocres que ya solo funcionan con los acérrimos que te confiesan votarían a una cabra con tal de que no gobierne Feijóo. Entre los votantes del centroizquierda, no son estos los que merecen atención, sino aquellos que saben que la alternancia es imprescindible en una democracia liberal. La buena noticia es que, en tanto en Argentina o Hungría se disputan el poder político extremo contra extremo, en España existe una opción mayoritaria que representa la centralidad. Como en Polonia, donde gracias al liderazgo centrado de Donald Tusk -de la familia política de Feijóo- se pudieron librar de una disputa eterna extrema derecha- extrema izquierda. O en Reino Unido donde va a ganar una socialdemocracia que está en las antípodas del populismo sanchista.

Como en Polonia, donde gracias al liderazgo centrado de Donald Tusk se pudieron librar de una disputa eterna extrema derecha- extrema izquierda

El constitucionalismo español abrió los ojos y entendió que, como advirtió ya en 2019 el historiador y socialdemócrata Santos Juliá, la “coalición del no” es la ruina para el país. ¿Quién duda que al día siguiente del 9-J el Psoe volverá a Suiza a negociar la continuidad de Sánchez con el huido de la justicia? La imposibilidad de mantener la verosimilitud de narrativas basadas en la supuesta astucia del “invencible” Sánchez anticipan que el final del sanchismo no resiste más. Aún hay periodistas en España que ejercen de tales y llaman por su nombre a quien entiende el arte de la política como el ejercicio de gobierno sin frenos morales. Y jueces para los que la igualdad ante la ley es sagrada.

Sánchez se verá obligado a adelantar las elecciones generales tras las europeas. En ninguna democracia occidental puede resistir un gobierno que tiene asumido que no puede gobernar, que es justamente su razón de ser. Ni un presidente atrincherado. Cada fuerza política que forma parte de la coalición que votó la investidura tiene razones para preferir su continuidad, pero, en medio de la debacle, cada uno ya va a lo suyo. España tiene aún caudal institucional y cultura democrática suficientes para impedir los golpes a la Constitución que el sanchismo necesita para sobrevivir. De las urnas del 9-J saldrá un mandato de lectura inequívoca y de poco servirá al sanchismo político y mediático el recurso al miedo a la derecha. ¡No cuela!

De las urnas del 9-J saldrá un mandato de lectura inequívoca y de poco servirá al sanchismo político y mediático el recurso al miedo a la derecha

La desesperación está llevando al Psoe a separarse cada vez más de la España real. Nada lo expresa mejor que la propia metáfora usada por Sánchez sobre una economía española que para él “va como un cohete”. Es difícil estar más fuera del mundo. La realidad, tras seis años de gobierno sanchista, es que,  con Eurostat en la mano, España ha empeorado: ha perdido riqueza respecto a la media europea; varios países han superado a los españoles en renta per cápita; Portugal, por ejemplo, ha recortado seis puntos porcentuales de Pib por habitante a España en esos seis años. ¿Cómo un cohete?

Demasiada ficción para contener un malestar que estalla. La manifestación en Madrid anticipa el fin de esta pesadilla.

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