Opinión

Hacia un nuevo mundo bipolar

La Cumbre de Washington está dirigida a frenar las ambiciones geopolíticas de China y de Rusia que, en su papel de actores revisionistas, pretenden instaurar un nuevo sistema internacional

La mayor parte de los medios que han comentado los logros de la reciente Cumbre de la OTAN en Washington, conmemorando el 75º aniversario de su fundación, han resaltado, fundamentalmente, dos. El primero se refiere al compromiso inquebrantable de todos los aliados con Ucrania como Estado soberano, democrático e independiente, su determinación de apoyar a Ucrania en la construcción de una fuerza capaz de derrotar la agresión rusa hoy y disuadirla en el futuro junto con el nombramiento de un Alto Representante de la OTAN en Kiev. Al mismo tiempo que la proporcionan una financiación de 40.000 millones de euros en 2025.

El segundo se relaciona con la donación de material militar a Ucrania. Países Bajos y Dinamarca donarán, con el apoyo de Estados Unidos, 24 y 16 cazas polivalentes F-16, respectivamente, que Ucrania los tendrá operativos este verano. También se donarán a Ucrania cinco baterías antiaéreas Patriot junto con otros sistemas tácticos de defensa aérea. A mayor abundamiento, EE.UU. anunció el despliegue de misiles de largo alcance en suelo alemán, a partir de 2026, que incluirían SM-6, Tomahawks y misiles hipersónicos.

Si bien es verdad que en la Declaración de Washington se menciona que el futuro de Ucrania está en la OTAN, que se seguirá apoyándola en su camino irreversible hacia la plena integración en la Alianza, también es cierto que no se la ha invitado a que se una a la OTAN, ya que no había consenso entre todos los aliados para esta decisión.

No es sorprendente que se haya destacado el apoyo político, financiero y militar que se va a proporcionar a Ucrania, ya que, en esta Cumbre, el tema principal era tratar la guerra en Ucrania. Sin embargo, hay otros asuntos significativos con trascendencia en las relaciones de poder, a nivel internacional, que se han acometido en esta Cumbre y que es preciso considerar.

La Alianza está hablando en nombre de Occidente cuando dice que estamos unidos por valores compartidos como la libertad individual, los derechos humanos, la democracia y el estado de derecho

En efecto, en la Declaración de Washington se encuentran diferentes afirmaciones que están ampliando el espacio geográfico donde existen intereses de los aliados, con independencia de que continuará garantizando la defensa colectiva contra todas las amenazas y desde todas las direcciones, sobre la base de un enfoque de 360 grados.

De hecho, la Alianza está hablando en nombre de Occidente cuando dice que estamos unidos por valores compartidos como la libertad individual, los derechos humanos, la democracia y el estado de derecho. También se adhiere al derecho internacional y a los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas y está comprometida con la defensa del orden internacional basado em normas.

Al expresar que la competencia estratégica, la inestabilidad generalizada y las perturbaciones recurrentes definen nuestro entorno de seguridad más amplio, en realidad, está refiriéndose a la situación de la seguridad mundial. Cuando se señala que las ambiciones declaradas y las políticas coercitivas de China desafían nuestros intereses, seguridad y valores y que la profundización de la asociación estratégica entre Rusia y China con sus intentos de socavar y remodelar el orden internacional basado en normas son motivo de profunda preocupación se está aludiendo al orden internacional.

Hay que tener en cuenta que una de las conclusiones que se desprende claramente es que la OTAN sigue la línea del modelo geopolítico hacia la multipolaridad, dentro del principio geopolítico del “equilibrio de poder”, que se está gestando a lo largo de este primer cuarto del siglo XXI, especialmente desde la guerra de Georgia, de 2008, que Occidente, especialmente Estados Unidos, no fue capaz de gestionar desde el punto de vista geoestratégico, aduciendo que Georgia se hallaba dentro de la zona de influencia rusa del llamado extranjero cercano.

Retórica nuclear irresponsable

La amenaza que Rusia representa para la OTAN persistirá a largo plazo. Se condena su retórica nuclear irresponsable y sus señales nucleares coercitivas, incluido el anuncio del emplazamiento de armas nucleares en Bielorrusia, que demuestran una postura de intimidación estratégica. Por otra parte, Rusia ha aumentado su dependencia de sistemas de armas nucleares y ha seguido diversificando sus fuerzas nucleares, incluso mediante el desarrollo de nuevos sistemas nucleares y el despliegue de capacidades de ataque de doble uso de corto e intermedio alcance, todo lo cual representa una amenaza para la Alianza.

La declaración conjunta que firmaron Xi Jinping y Vladimir Putin, en Pekín, el 17 de mayo de este año, para fortalecer su asociación estratégica integral, el acuerdo de defensa mutua entre Rusia y Corea del Norte, firmado el pasado 18 de junio por los presidentes de ambos países y el encuentro entre los presidentes de China y Rusia, en Astaná, en la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), el 3 y 4 de este mes de julio, donde ambos líderes tienen ambiciones de convertir la OCS en el contrapeso más fuerte frente a Occidente, indican el fuerte compromiso político de China y Rusia en liderar una hegemonía mundial.

China, el gran facilitador

También se contempla a China como facilitador decisivo en la guerra de Rusia contra Ucrania a través de la citada asociación estratégica sin límites y su apoyo en gran escala a la base industrial rusa por medio de transferencia de materiales de doble uso, como componentes de armas, equipos y materias primas junto a herramientas mecánicas y microelectrónica y la tecnología sobre vehículos aéreos no tripulados. Según lo manifestado por el Secretario General de la OTAN, Jens Stoltenberg, después de la Cumbre de Washington, “los ejercicios militares conjuntos chino-bielorrusos en Bielorrusia evidencia que los regímenes autoritarios se están uniendo cada vez más y China se está acercando a la OTAN en Europa, África, el Ártico y otros lugares”.

Con la alusión a Bielorrusia por seguir permitiendo esta guerra poniendo a disposición de Rusia su territorio e infraestructura y la alimentación de la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania, por parte de Irán y Corea del Norte, al proporcionar apoyo directo, como vehículos aéreos no tripulados y municiones, la declaración conjunta señala con firmeza y contundencia a los cinco países autoritarios que están participando y apoyando la mencionada guerra.  

En el otro lado se encuentran los 32 aliados con régimen democrático, con los 4 países socios del Indo-Pacífico - Japón, Cora del Sur, Australia y Nueva Zelanda - que también fueron invitados y volvieron a estar presentes en la Cumbre. En concreto, se perciben dos concepciones diferentes de cómo se puede estructurar el nuevo orden internacional que se avecina. Por un lado, la que está basada en los valores y principios de la democracia y, por otro, la que se sustenta en el autoritarismo, en la falta de libertad y en un sistema represivo.

La Cumbre se postula por una defensa global de Occidente frente al movimiento revisionista que lideran China y Rusia, acompañados por Irán, Corea del Norte y Bielorrusia

En concreto, la Cumbre de Washington está dirigida a frenar las ambiciones geopolíticas de China y de Rusia que, en su papel de actores revisionistas, pretenden instaurar un nuevo sistema internacional distinto del actualmente existente desde la IIGM, establecido por Occidente con el liderazgo de Estados Unidos. Dicho de otro modo, la Cumbre se postula por una defensa global de Occidente frente al movimiento revisionista que lideran China y Rusia, acompañados por Irán, Corea del Norte y Bielorrusia.

Lo cierto es que vamos, a corto o medio plazo, hacia una nueva era geopolítica donde se vislumbran dos polos enfrentados, cada uno de ellos con dos centros de poder, uno democrático, liderado por Estados Unidos y la Unión Europea, y otro, autoritario, dirigido por China y Rusia. Debajo de cada polo se situarían diferentes países en función de su apoyo a uno u otro polo. Responde a un nuevo modelo geopolítico, al que denomino bipolar dual, con dos bloques enfrentados. Se caracteriza por una confrontación entre fuerzas geoestratégicas democráticas y fuerzas geoestratégicas autoritarias.

GD (R) Jesús Argumosa Pila

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