Opinión

Hartos de mentiras

Hace tiempo que sabemos por experiencia que entre la confusión y la mentira apenas hay espacio para la verdad

Estaba con José Luis Martín Prieto en los viejos estudios de Onda Cero en el Paseo de la Habana. Hace ya algunos lustros de esto que cuento. Él esperaba a que Luis del Olmo diera paso a su comentario diario, que llamaban “La chispa de MP”. Yo, a dar una noticia de urgencia, porque entonces casi todos los días las había. Hoy la urgencia se ha convertido en pura redundancia prevista cuando no esperada y pautada en el guion. MP era en ese momento uno de los periodistas de más prestigio y fuste de este país. Se podía estar o no de acuerdo -era fácil discrepar de sus juicios, tan bien traídos, por radicales-,  pero su independencia era tal que hoy cuento con los dedos de una mano compañeros en ese estado de gloria periodística.

-El día que los políticos digan en público lo mismo que en privado podremos hablar de democracia. Y ese día, me decía MP, yo no lo conozco.

Tampoco lo conozco yo, ni creo que lo vayamos a conocer jamás. Probablemente sea  sólo un deseo y nada más. Pero yo me quedé con aquello y de hecho no lo he olvidado.  Y creí entonces y creo ahora que las cosas irían mejor para España si así se comportara nuestra clase política; y la periodística.

No son solo los políticos los que dicen cosas distintas dependiendo de donde estén. Para ellos nuestro oficio inventó algo tan necesario y dañino al mismo tiempo como el llamado off  the record, lo que se dice para no ser contado. Ahí, en ese momento es en el que los políticos encuentran su tranquilidad para asegurar sin ningún rubor justo lo contrario que cuando tienen delante un micrófono. Verlos en esa situación avergüenza mucho, pero no tanto como la sensación tantas veces repetida de que uno está recibiendo una información que no sirve para nada, y que de haberla conseguido por otros medios -trabajando, por ejemplo-, sería de utilidad y estaríamos más cerca del periodismo que un día nos enseñaron. ¿O es que lo soñamos?

Todos mienten. Y los que ayudamos a que la mentira se amplíe y parezca menos mentira, la mitad de la mentira o simplemente una verdad, lo pagaremos

¿Se pude ir a peor? Podemos. Ahora no hace falta pasar por el trámite de que lo dicho en público y privado coincida siempre, condición necesaria según MP para asegurar que vivimos en una democracia. Ahora Pedro Sánchez puede decir que no anticipará las elecciones -¿de verdad está tan seguro?-, cuando el día que le votaron presidente dijo lo contrario. Ahora puede decir que no ve claro que los presos políticos hayan cometido delito de rebelión, cuando le dijo a Susana Griso -claro, antes de pisar la moqueta de La Moncloa-, que él lo veía clarísimo. Oigan, que está grabado, que lo hemos visto, que las teles -algunas-, repiten constantemente una cosa y la contraria, pero la imagen de Sánchez, según el CIS elaborado con el Método Tezanos, es la más valorada.  

Y ahora se hace fotos con Susana Díaz que bien podrían estar en un reportaje de Hola cuando todos sabemos que simplemente no se soportan. Pero todo vale cuando llegan las elecciones. Siempre habrá un ejército de vicetiples del periodismo oficiando de exegetas e instalados en el “yo creo que lo que realmente quiso decir….”. Todos mienten. Y los que ayudamos a que la mentira se amplíe y parezca menos mentira, la mitad de la mentira o simplemente una verdad, lo pagaremos. Si no lo estamos pagando ya con estos tiempos de muermo y grisura que nos toca vivir. Los políticos simplemente no lo pagan, porquese castiga ni te quita del poder. ue aquaba a la confusi y grisura que nos toca vivir. la mitad de la mentira o simplemente una  aquí la mentira ni se castiga ni te quita del poder.

Otro periodista de la misma quinta que Martín Prieto recuerda que hacemos mal en enterrar el usted y pavonearnos con el tuteo cuando tenemos frente a nosotros al presidente del Gobierno o a un magistrado del Supremo. “La proximidad inducía a una pérdida de los papeles que cada uno de los campos había de desempeñar y el amontonamiento llevaba a la confusión”. Y ya sabemos por experiencia que entre la confusión y la mentira apenas hay espacio.  Pues eso. 

Un apunte para terminar…

En el momento de finalizar me entero de que una mujer de 37 años se ha tirado desde su vivienda, un sexto piso en Murcia, abrazada al cuerpo de su hijito de cuatro años. Enseguida siento que nada de lo escrito arriba está a la altura de un suceso como este lleno siempre de interrogantes. Qué noticia más triste. Y qué horror de periodista el que la redacta, que llama  “suicidio ampliado” a lo que ha pasado. Al niño de cuatro años lo ha asesinado la madre, que es lo que la noticia probablemente diría si el que se hubiera tirado hubiera sido el padre. ¡Dios, a que velocidad degenera mi oficio!

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