Hacía días que el Servicio Secreto norteamericano y el FBI habían alertado a Donald Trump acerca de la posibilidad de un atentado. De entre las miles de amenazas que recibe a diario Trump, mayoritariamente de locos y malnacidos sin riesgo potencial, empezaban a descollar algunas más serias, de esas que mueven a los analistas a considerarlas. Finalmente, el intento de magnicidio se llevó a cabo, afortunadamente sin éxito. Lamentando, eso sí, los heridos y la muerte del civil Corey Comperatore, un partidario de Trump que había asistido con su familia al mitin y murió al abalanzarse sobre ella para protegerla. No obstante, este atentado presenta algunos detalles que conviene repasar.
Trump salvó la vida por un margen escasísimo: una simple ráfaga de viento. Este venía de la derecha con 3,7 mph con ráfagas de 13,67 mph. Según el FBI, revisada la tabla de resistencia al viento le daba al tirador 5,56 con un margen de 1’’ de deflexión. No debía llevar anemómetro. Es decir, hablando para profanos en armas, que el tiro era seguro, aunque marró por un pelo. Segundo, veamos la identidad del asesino, Thomas Mathew Crooks – curiosísimo el apellido – que fue visto en un club de tiro de la ciudad en días anteriores. Parece que el magnicida había sido sometido a acoso en su infancia. Por otra parte, se ha identificado en el servicio de redes sociales Discord una cuenta a nombre de Crooks, sin que esta se haya usado mucho y sin que se hayan encontrado en ellas evidencias que la relacionen con el atentado. Terceto, el arma empleada había sido adquirida legalmente por el padre del shooter – un fusil AR de asalto automático - a lo que hay que añadir un elemento más: en el coche de Crooks de encontraron dispositivos explosivos, habiendo sido aparcado cerca de donde Trump iba a dar su mitin. Finalmente, la ciudad elegida para el intento de asesinato del ex presidente Donald Trump es un lugar pequeño, casi insignificante. Butler es una ciudad sita en el estado de Pensilvania con 15.121 habitantes. Un lugar de clase media – su renta por familia son 35.893 dólares anuales – donde no existen tensiones raciales.
Hay algo que no cuadra. Hay demasiadas cosas que no cuadran. El hecho es que por poco Biden se queda sin rival en unas elecciones en las que su evidente debilidad mental le habría pasado factura
En resumen: un pueblo insignificante; un tirador de veinte años, republicano, graduado en la escuela secundaria Bethel Park High School, que trabajaba en la cocina de un hogar de anciano de la localidad y sin antecedentes. Pero que dispara con una precisión de sniper. De un muy buen sniper. Hay algo que no cuadra. Hay demasiadas cosas que no cuadran. El hecho es que por poco Biden se queda sin rival en unas elecciones en las que su evidente debilidad mental le habría pasado factura, permitiendo a Trump retomar la Casa Blanca. Si consideramos que éste es el azote de lo woke, que en su mandato EEUU no se metió en ninguna guerra, que aplacó el conflicto con Corea del Norte, que suavizó las relaciones con Rusia, que apoyó a Jerusalén como capital de Israel y que su obra de gobierno se basó en una política conservadora firme, es fácil adivinar a quién beneficiaría que muriese a manos un loco. Es lo que estarían repitiendo los medios si no hubiese sido abatido por las fuerzas de seguridad. Estoy seguro que dirían que un chico tan normal y pacífico solo podría haber disparado – con una precisión de profesional de la que carecía, insisto – por un ataque de locura recurriendo al manoseado “hecho aislado”. Como sucedió en su día con Ronald Reagan o con Juan Pablo II, aunque en este caso algo se investigó acerca de la pista búlgara. Lo que nos queda claro a quienes no compartimos el pensamiento wokista es que alguien decidió que había que suprimir a Trump. Porque estorba a demasiada gente importante. Ha sido un remake del atentado de Sarajevo. Todos sabemos qué vino después.
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