Opinión

Haz lo que yo diga, no lo que yo haga

Parecería que esta píldora huele mal y es además demasiado grande para tragarla, pero es increíble las tragaderas que tiene gran parte de la población española

Ione Belarra, Pablo Echenique y Pablo Iglesias.
Ione Belarra, Pablo Echenique y Pablo Iglesias. EUROPA PRESS

El Consejo de Ministros ha aprobado este pasado martes el denominado Plan de Acción por la Democracia, que introduce cambios en la ley mordaza, la de secretos oficiales o el Código Penal en lo que respecta a la protección de la libertad de expresión o el delito de injurias a instituciones del Estado.

Resulta curioso que el presidente se empeñara en realizar un plan para la regeneración de la democracia inmediatamente después de que su esposa fuera imputada por delitos de corrupción. Y para llevar a cabo ese plan, nos han taladrado todo el verano con los bulos y las máquinas del fango. Incluso la pobre de espíritu, que no de bolsillo, Silvia Intxaurrondo, pretendía convencernos a todos hace unos días en su programa televisivo de que la mentira actualmente no es condenable en un juzgado y se necesita “inventar” un nuevo delito para poder condenar a los mentirosos. Silvia, la de los “errores casuales”, la que no miente, es que se equivoca, tirando piedras contra tu propio tejado porque sabe que está en el equipo que nunca pierde.

El fantasma enemigo

Es todo tan descarado, tan incoherente, tan imposible, que ya no se puede comprender qué está pasando en este país ni cómo hemos llegado a estos niveles de indecencia.

El que no ha parado de mentirnos a todos los españoles desde que consiguió la presidencia del país, nos dice que va a luchar contra los bulos, las desinformaciones y el fantasma enemigo que no puede faltar y que ahora se llama “máquina del fango”. Y todo porque nos asegura que nuestra democracia está en peligro y hay que defenderla, porque estos ataques maliciosos han dañado gravemente esa democracia.

Sin embargo, cuando se nos presenta el documento titulado “Plan de Acción para la Democracia”, podemos leer en su inicio que la democracia española es una de las más sólidas del mundo, pero que básicamente tiene algunos fallitos que sería conveniente corregir. De una situación insostenible, donde el acoso hacia la mujer del presidente y al mismísimo Sánchez era intolerable y una herramienta implacable usada sin miramientos por la “máquina el fango” de la ultraderecha, que llevó a nuestro amado líder a tomarse cinco días en el rincón de pensar para decidir si se retiraba del cargo o arremetía contra jueces y periodistas, hemos pasado a una situación de liderazgo democrático mundial con algunos pequeños matices sin importancia.

¿Qué dijo el exdiputado de Podemos a la salida del juzgado? Que lo volvería a hacer y que se sentía orgulloso de ser una voz pública que defiende a los inmigrantes

La misma semana en que un juez decide procesar a Echenique por un presunto delito de odio, al publicar en un tuit en la red social de Elon Musk que "es mucho más probable que un sacerdote cometa un delito de agresión sexual contra menores de edad que delinca una persona migrante", nos quieren convencer de que la máquina del fango está en la ultraderecha. ¿Qué dijo el exdiputado de Podemos a la salida del juzgado? Que lo volvería a hacer y que se sentía orgulloso de ser una voz pública que defiende a los inmigrantes. Porque, como todos sabemos, para defender a los inmigrantes hay que arremeter contra los sacerdotes y los católicos.

También en estos días un magistrado de la Audiencia Nacional, el juez García Castellón, ha interpuesto una demanda ante el Tribunal Supremo contra la exdiputada de Podemos y exministra Ione Belarra y le reclama 120.000€ por llamarle corrupto y prevaricador. El juez defiende que debe prevalecer la protección del derecho al honor sobre la libertad de expresión con la que trata de escudarse Belarra, porque "la Constitución no reconoce un supuesto 'derecho al insulto', lo que claramente queda fuera del ámbito de protección constitucional".

Con este patio que está para barrerlo, nos tratan de convencer de que la máquina del fango es de ultraderecha y que la democracia está indefensa ante los bulos, las difamaciones, las desinformaciones y las mentiras. Pero no paramos de ver desfilar por los juzgados a personajes de la izquierda, por esos mismos motivos.

Demasiado grande para tragarla

El problema básicamente es que nos dicen que hay que luchar contra determinadas acciones precisamente quienes las llevan a cabo. Ya no es solo un “haz lo que yo diga, no lo que yo haga”, sino que habría que añadir al final un “o serás castigado”.

Parecería que esta píldora huele mal y es además demasiado grande para tragarla, pero es increíble las tragaderas que tiene gran parte de la población española.

Los jóvenes culpan de no poder acceder a una vivienda a los propietarios, que son los que ponen en el mercado sus casas en alquiler, en lugar de al Gobierno, que no solo no proporciona viviendas sino que además exprime a los dueños a impuestos, les desprotege con leyes absurdas frente a la okupación y deslegitima la propiedad privada. Esos mismos jóvenes, y no tan jóvenes, echan la culpa de todos sus males, porque no llegan a fin de mes, a los ricos y a los empresarios, que son precisamente los que crean puestos de trabajo y mantienen los servicios públicos con sus impuestos, no al Gobierno, que es incapaz de crear empleo y que ingresa en las arcas públicas la mitad de sus precarios sueldos. Atacar al rico, solo porque tiene mucho dinero, es propio de mentes mezquinas, envidiosas e incapaces, que saben que nunca conseguirán nada en esta vida.

Wyoming le explica a Ayuso con un calcetín cómo funcionan los impuestos, pero se le olvida comentar a su audiencia que fue condenado por fraude fiscal a un pago de 910.000 euros en 2014

Luego están esos ricos que van de pobres y encima nos dan lecciones no pedidas, como el bueno de Javier Bardem, que va a recoger el premio Donostia y nos cuenta que no puede celebrar el premio porque en Gaza la gente se muere de hambre. Inmediatamente después, va a cenar a un restaurante carísimo de la ciudad con sus amigos. Menos mal que no estaba el hombre para celebraciones.

O las lecciones maravillosas del presentador Wyoming, que le explica a Ayuso con un calcetín cómo funcionan los impuestos, pero se le olvida comentar a su audiencia que fue condenado por fraude fiscal a un pago de 910.000 euros a Hacienda en 2014.

Al parecer, la culpa de todo esto, como siempre, es de la derecha, que le tiene envidia a Sánchez porque está muy bueno, como nos ha señalado recientemente un diputado madrileño del PSOE. Pues mire, don Juanjo Marcano, si está tan bueno, cómaselo usted enterito de pies a cabeza, pero a mí tanto cuerpazo y tanta belleza de la izquierda se me indigesta. Y déjese de difundir bulos, que para buenorros en este país tenemos a Mario Casas y no por ello le vamos a hacer presidente.

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