Opinión

El holocausto juvenil en la izquierda del PSOE

No es solo que Podemos y Sumar estén en fase decadente sino que han estrangulado las posibilidades de relevo

  • Iñigo Errejón -

Antes de la destrucción política de Iñigo Errejón, vino su destrucción cultural. A pesar de tener fama de ser el gran intelectual de la izquierda del PSOE, su única contribución destacable es una tesis doctoral sobre Bolivia que casi nadie ha leído y dos libros menores de autobombo y autojustificación sin gran interés político. Un ejemplo para orientarnos: se queja amargamente de que Iglesias nunca accedió a sacar la rojigualda en actos de Podemos pero él tampoco la utilizó luego en Más País, no fuera a regañarle su círculo social formado por cargos de Bildu, las CUP y ERC. No hay una solo concepto político, recurso activista o nuevo reto social relevante que haya salido de los cuadernos de Errejón.

En esta columna no hablaré de su naufragio como referente, sino de la destrucción de su espacio cultural y político, que es el llamado errejonismo. La revista La Circular, presunto foro de debate para los fallecidos círculos de Podemos, sacó cuatro o cinco números sin apenas impacto. Siguió La Trivial, recientemente cerrada, que tampoco tuvo eco más allá de los ambientes afines. El proyecto de su propio laboratorio de ideas, bautizado como Instituto de Estudios Culturales y Cambio Social (IECCS), también duró un suspiro y solo interesó a sus propios colaboradores. Entre otras carencias, resultaba embarazosa su anglofilia hípster: aquello casi siempre parecía un club de fans del intelectual depresivo Mark Fisher y del sociólogo caribeño Stuart Hall, donde se hablaba menos de España que de Thatcher. En realidad, lo único que se mantiene en pie es una editorial de la que niegan que sea "de partido”: se llama Lengua de Trapo y sobrevive gracias a un acuerdo de coedición con el Círculo de Bellas Artes.

Sin relevo futuro

Podemos y Sumar se hunden, con sus líderes cada vez más desprestigiados, pero ninguno de los cuadros jóvenes alzan la voz pidiendo explicaciones, ni debates, ni recambios en la cúpula. Es como si la generación de la izquierda del PSOE, la que tiene ahora entre veinte y treinta años, se comportasen como eunucos políticos. No hay un podcast, ni un blog, ni una cuenta de Twitter capaz de plantear un debate distinto de lo que les dictan desde arriba. Es un panorama suicida porque se trata de un espacio político menguante donde los jóvenes no juegan ningún papel, más allá de repetir el argumentario que les reparten. Las pocas caras juveniles que sobreviven están adscritas a algún líder mayor, que les puede quitar o poner a capricho.

En su peor momento, Iglesias y Montero llegaron a despedir a dos jóvenes asesores porque les presentaban informes bien hechos que explicaban su descenso de popularidad

Según cuentan fuentes fiables, desde el principio se creó en Podemos una cultura tóxica de obediencia y adscripción personal, promocionando solo a los jóvenes que eran amigos cercanos, intereses amorosos o 'pringados' dispuestos a hacer mucho trabajo por muy poco dinero. Después de una década, ya solo quedan cuadros que aspiran a ser asesores parlamentarios por 2.200 euros mensuales. "En su peor momento, Iglesias y Montero llegaron a despedir a dos jóvenes asesores porque les presentaban informes bien fundamentados que explicaban su descenso de popularidad. A partir de ahí, todos los veinteañeros comprenden que no se aprecian los cuestionamientos, aunque estén basados en hechos", destacan fuentes cercanas al partido. Podemos, Sumar y Más País se van apagando poco a poco, sin preocuparse por quién liderará dentro de diez, veinte o treinta años. Quizá saben que están condenados a desaparecer mucho antes.

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