El autoproclamado "Gobierno más feminista de la historia", el mismo que llegó un 30 de mayo de 2018 a nuestras vidas de la mano de un príncipe azul llamado Pedro Sánchez tras aquel durísimo discurso de José Luis Ábalos en la moción de censura contra el dragón corrupto Mariano Rajoy, tiene hoy un serio problema de opinión pública: quiere seguir gobernando como si aquí no hubiera pasado nada después de descubrirse que el ayudante de cámara del cuento era Koldo García Izaguirre.
Portero del burdel pamplonés Rosalex hace un par de décadas, además escolta cuando ETA todavía mataba -y hasta concejal socialista en Huarte-, el tal Koldo vino en cuanto pudo a Madrid y medró y metió a su familia en el Ministerio de Fomento de Ábalos a hacer de todo por su orden con la cooperación necesaria de organismos, gobiernos regionales y ayuntamientos socialistas donde entraba y salía como Pedro por su casa -perdón, no he podido resistirme al juego de palabras- o, si no, “te jodo la vida”.
Ese, no otro, es el problema de un Pedro Sánchez en esta su hora más dramática en la cual, ironías del destino, sólo la aprobación de la Ley de Amnistía garantiza salir del atolladero: el hundimiento del relato original, salvífico y purificador del sanchismo contra el dragón Rajoy es el principal quebradero de cabeza de La Moncloa a esta hora; no la tantas veces hiperbólica, sobreactuada y a golpe de titular oposición del PP de Alberto Núñez Feijóo, ni, por supuesto, el honor “mancillado” (sic) de la hoy presidenta del Congreso, Francina Armengol.
Armengol salió a defenderse cuál doncella virgen de una obra de teatro del Siglo de Oro para no tener que explicarnos cómo, sabiendo ya que las mascarillas Koldo no eran ni filtraban el aire como las FPP2, se las pagó como tales en tiempo relámpago: seis días, en lugar de los 43 días de media que tardaba entonces el Ejecutivo de las islas en saldar deudas con sus proveedores
Una Armengol que salía este martes a defenderse cual doncella virgen de obra de teatro del Siglo de Oro, precisamente para no tener que explicarse/explicarnos cómo, sabiendo ya su Gobierno balear que las mascarillas Koldo no eran ni filtraban el aire como las FPP2, se las pagó como tales en tiempo relámpago: seis días, en lugar de los 43 días de media que tardaba entonces el Ejecutivo de las islas en saldar deudas con sus proveedores.
No solo eso, sino que el Gobierno balear, que ahora investiga la Fiscalía Europea junto con el canario que fue del hoy ministro Ángel Víctor Torres, por presunto fraude en el uso de fondos europeos, recomendó como “satisfactoria” a la ya famosa Soluciones de Gestión S.L. de los Koldos, Aldamas, Cuetos y demás compañeros mártires, para que la contrataran otras administraciones en aquellos tiempos de pandemia; es decir, Armengol presuntamente contribuyó al fraude después de ser inicialmente la “víctima” que se proclama.
Illa salta a escena
El drama socialista es ese y, para más escarnio de aquel relato original de 2018, del cual no queda nada, desde el principio, que en ese “Gobierno más feminista de la historia” hubiera gente en la cúpula de Fomento y segundos niveles que festejaba sola o en compañía de otros (empresarios) el cobro de comisiones ilegales celebradas en fiestas con “putas” y “mamadas” (sic). Una trama en la cual, como hemos descubierto en las últimas horas, el entonces ministro de Sanidad y hoy líder del PSC, Salvador Illa, estaba metido hasta las trancas.
Insisto, ni hay honor “mancillado” alguno ni el exceso del popular Miguel Tellado llamando “chusma” a la actual dirigencia del PSOE supone problema alguno para Sánchez; su problema, bien lo sabe, es haber mirado para otro lado y no haber limpiado el cobertizo -“ya sabes por qué estas fuera”, dicen las malas lenguas que le espetó a Ábalos tras echarse por sorpresa del Gobierno en julio de 2021-; cuando ya se sabía, porque así lo había publicado ABC meses antes, que ese personaje de Netflix llamado Koldo pagaba a tocateja estancias suyas y del ministro y su familia en hoteles y restaurantes en sospechosos sobres hasta para la dirigencia de Ferraz.
El problema es haber normalizado que, lejos de los usos y costumbres de unas administraciones que hace décadas incorporaron la tarjeta de crédito para un mayor control, a Koldo & Ábalos & familia se les permitiera pagar los gastos a tocateja como si fuera el pan en un colmado de Zamora en los años 50.
En definitiva, el problema es haber normalizado que, lejos de los usos y costumbres de unas administraciones profesionalizadas y digitalizadas, que hace décadas incorporaron la tarjeta de crédito para un mayor control del gastos corrientes, al Ministerio de Fomento se le permitirá pagar los gastos de Koldo & Ábalos & familia a tocateja, como si fueran a por pan a un colmado de Zamora en los años 50.
Hace dos semanas Pedro Sánchez ni pensaba en prescindir del hombre que le aupó al poder con aquel grupo de siete diputados irreductibles entre los que se encontraban, además de Ábalos, la hoy archienemiga de éste Adriana Lastra, Margarita Robles, Odón Elorza y Susana Sumelzo, pero vista la magnitud del sumario de instruye el juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno, intentó soltar lastre… y el lastre Ábalos se le revolvió rumbo al Grupo Mixto sintiéndose un “apestado”, un Luis Bárcenas cualquiera del que desprenderse, después de todo lo que yo he hecho por ti, Pedro.
Y ahora, el presidente está solo en medio del ruedo y con el respetable pidiendo más cabezas, la de Armengol y la del ex presidente canario y hoy ministro de Política Territorial, que Sánchez no está dispuesto a soltar, no vaya a ser que sigan saliendo informaciones comprometidas sobre su pareja, Begoña Gómez y, entonces sí, Game Over y un adelanto electoral que ni en sus peores sueños imaginaba hace solo semanas..
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