Este fin de semana la asociación SARE, la red de apoyo a los presos de ETA que reivindicaba su acercamiento a cárceles vascas, convocó una manifestación multitudinaria en Bilbao como cada año. Pero esta vez no era como las anteriores, porque este año no había acercamientos que reivindicar, pues ya se ha culminado el de todos los etarras. Los presos condenados por pertenencia a banda armada ya duermen tranquilamente en cárceles de Navarra y vascongadas. Fase de acercamiento completada gracias a Marlaska y el apoyo incondicional en esta labor de Consuelo Ordóñez, presidenta de COVITE, que su ánimo de criticar al Partido Popular parece no tener límites. Algo comprensible después de las traiciones efectuadas a las víctimas, pero en ocasiones ha sido más útil a los presos etarras y al Gobierno de Sánchez que el presidente de SARE, Joseba Azcárraga, ex Consejero de Justicia del Gobierno vasco con Ibarretxe.
Ahora que no pueden reivindicar más acercamientos, y una vez que se ha asumido la competencia penitenciaria desde el 2021 por el Gobierno vasco, sólo queda abrir las cárceles y soltarlos. Que salgan a ser homenajeados con esa ternura progre de la charca del odio que es la bilduesfera. "Nos toca abrir las puertas de las cárceles y traerles a sus casas a través de la aplicación de una política penitenciaria sin excepciones", afirmaba el manifiesto de la convocatoria.
La principal proclama fue "Hay que poner fin a todas las excepcionalidades que se les aplica a los presos vascos". Dicha reivindicación merece una reflexión. En primer lugar "presos vascos" es la expresión que utilizan los proetarras, los medios izquierdistas de Madrid y sus socios del PSOE, para denominar a los terroristas de ETA encarcelados. Esa expresión busca borrar el crimen por el que cumplen condena, especialmente con delitos de sangre, como volar coches y pegar tiros en la nuca a casi mil españoles. Ahora son presos sin crimen. Presos por ser "vascos", el relato mitológico de la opresión del Estado español. Como si estuviesen en prisión por su lugar de nacimiento y no por haber extorsionado, vigilado, amenazado y colocado bombas que despedazasen españoles.
En segundo lugar, toda la Anti España allí reunida a falta del PSOE, incluyendo Podemos, Sumar, ERC, Junts, CUP y BNG, declararon insistentemente «poner fin a todas las excepcionalidades que se les aplica». La excepcionalidad a la que se refieren es que los terroristas juzgados y condenados estén en prisión cumpliendo la condena. En la manifestación declararon que deberían estar ya en su casa porque aunque mataron, ya no lo hacen. Y eso merece un reconocimiento de toda la sociedad podrida de ese rincón de España. Otra viga que apuntala la mentira de que son presos políticos y no asesinos que mataron por motivos políticos.
Se culminaría de este modo la beatificación del crimen si pertenece a la ideología vencedora, la socialista independentista, la de ETA. El nuevo régimen en el que está inmersa la disolución de España necesita un nuevo Código Penal de progreso que recoja esto, hacia la impunidad de los delincuentes y el encarcelamiento de sus víctimas.
Les puede parecer que es una situación a la que no se llegará, aunque con el PSOE todo lo malo es posible. Pero la exigencia de los presos etarras o "presos por terrorismo contra españoles para alcanzar la independencia vasca y la disolución de España" es conseguir un tercer grado rápidamente en las cárceles bajo dirección de un gobierno autonómico que controlan. Si obtienen el tercer grado muchas cárceles a las que han sido acercados son pequeñas y carecen de módulos para los reclusos de ese grado. Ante la imposibilidad material de cumplirlo serán directamente liberados en virtud de la ley española. Otra prueba de que asistimos a la fase final de demolición planificada de España que no empezó con Sánchez, ni con Zapatero y a la que han contribuido todos los gobiernos y el idiotizante consenso.
Ante la imposibilidad material de cumplirlo serán directamente liberados en virtud de la ley española
El manifiesto además recogió una amenaza explícita sobre las consecuencias de no liberar a los terroristas: "Buscamos cerrar el ciclo de las violencias con una pacificación real implantando para ello una cultura de los derechos humanos y de paz. Eso sería una auténtica garantía de no repetición». Se entiende que la liberación sería una garantía de no repetición de la violencia y los crímenes que ellos cometieron. Capisci?
Todo esto sucede a las puertas de unas elecciones vascas donde Otegui opta a la Lehendakaritza, testaferro candidato de por medio, con el apoyo del PSOE. A este ritmo la manifestación de enero del 2025 de SARE será para que los expresos por terrorismo sean indemnizados por las víctimas.
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