Opinión

Es hora de que los bancos paguen por los depósitos

Desde mediados de 2022, el BCE ha cambiado su política monetaria y ha llevado la facilidad de depósito hasta el 2% el pasado jueves. Se prevé que pueda subir quizás hasta el 3,25%

La reducción de tipos de interés emprendida por el BCE, para superar la crisis financiera, hasta llevarlos a niveles negativos condujo a que las entidades financieras dejaran de pagar a su clientela por los depósitos. Sin embargo, desde mediados de 2022, el BCE ha cambiado su política monetaria y ha llevado la facilidad de depósito hasta el 2% el pasado jueves. Se prevé que pueda subir quizás hasta el 3,25%. Con ello ha vuelto la remuneración al ahorro de los particulares en la mayoría de los bancos de la zona euro. Y también, en nuestro país, las entidades más pequeñas llevan ya meses realizando ofertas. Pero se acusa a algunas entidades de arrastrar los pies, como los grandes bancos, que se han mostrado reticentes a ello. 

Sin embargo, esto no deja de ser lógico por dos motivos. Primero, porque el crédito no se muestra dinámico sino más bien todo lo contrario ante un debilitamiento del crecimiento económico; y, segundo, y más importante, porque la liquidez todavía abunda. De hecho, hasta hace unos días, los importes aparcados por las principales entidades en el BCE eran absolutamente escandalosos. Si bien han empezado a reducirse con rapidez tras el cambio de condiciones establecido por Lagarde en los TLTRO.

Por otra parte, los depositantes deberían recordar que, en estos años pasados, cuando los tipos negativos campaban por sus respetos, las entidades solo se los aplicaron a las empresas, pero no a los particulares. Y también que hubo unos cuantos observadores (sobre todo populistas y economistas afines) que no reconocían la significativa pérdida de rentabilidad que los tipos de interés negativos supusieron para las entidades. Por lo que no deja de resultar sorprendente que ahora se apunten a acusarles de tener beneficios extraordinarios por tardar en repreciar los pasivos.

De hecho, no me extrañaría empezar a oír a los extremistas y dogmáticos habituales decir que hay que obligar a todos los bancos a pagar a los depositantes y fijar mínimos. Son incluso capaces de presentar una iniciativa parlamentaria sobre el asunto en una enmienda a otra ley o una proposición que saque adelante la medida por la vía de urgencia… Sería coherente en el propio Pedro Sánchez y en sus aliados. Porque han demostrado una mezcla de electoralismo, desprecio del mercado y de las empresas, e ignorancia, que lo avalaría. Las iniciativas recientes sobre impuestos supuestamente extraordinarios lo han demostrado…

No me extrañaría empezar a oír a los extremistas y dogmáticos habituales decir que hay que obligar a todos los bancos a pagar a los depositantes y fijar mínimos

En cualquier caso, los bancos viven de la intermediación del dinero y uno de sus objetivos fundamentales es maximizar el margen de intereses. Por lo que, a medida que van subiendo los tipos, es seguro que les resultará atractivo pagar para tomar más depósitos de particulares, aunque sea para invertir los fondos en el propio BCE o en títulos de deuda pública, transformando plazos o no. Así que, sin duda, todas las entidades acabarán por incorporarse, más temprano que tarde, a la remuneración del pasivo de particulares.

Pero es necesario añadir que, en el caso de los depósitos a plazo, se trata de un producto financiero absolutamente obsoleto. Y que su remuneración, aunque sea mayor que en otras cuentas, siempre dejará que desear en comparación con otras alternativas existentes en el mercado.

En realidad, cada inversor debería colocar sus fondos en las colocaciones que se adecúen a su perfil de riesgo. Pero sin olvidar nunca que riesgo y rentabilidad van de la mano. Así, el que es conservador en sus inversiones, y no quiere exponerse a perder nada, tampoco puede esperar demasiado retorno. En los depósitos bancarios estará incluso protegido por el FGD, pero siempre cobrará menos que en la deuda pública o en la renta fija de empresas privadas. Y en todos esos destinos obtendrá también menor rentabilidad – a medio y largo- que en otros activos financieros como la renta variable o los fondos diversificados.

Cada inversor debería colocar sus fondos en las colocaciones que se adecúen a su perfil de riesgo. Pero sin olvidar nunca que riesgo y rentabilidad van de la mano

La cultura financiera del español medio es ciertamente reducida, a pesar de lo que nos cuentan algunas encuestas que se publican. No sería malo que la etapa que estamos dejando atrás, de ausencia de remuneración en los depósitos, sirviera para que se cambiase el “chip”

Pero no es reducida solo entre los ahorradores de mayor edad sino también en las nuevas generaciones. Por eso conviene añadir que tampoco hay que caer en el extremo opuesto al conservadurismo y aceptar riesgos poco explicitados o sin ser conscientes de los mismos. Porque, al menos en el ámbito bancario, la normativa (Mifid, de obligado cumplimiento) y la supervisión hacen que la oferta de productos complejos tenga que pasar determinados filtros. Pero, fuera de ese ámbito, la regulación y la protección son menores o mucho menores. Ahí están por ejemplo los criptoactivos. Por lo general, nunca debiera soslayarse que la pretensión de obtener rentabilidades excepcionales implica la asunción de riesgos excepcionales. Más vale no olvidarlo. 

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