El hospital Enfermera Isabel Zendal, para ser más respetuosos, se ha convertido en un símbolo de nuestro país. Un símbolo positivo en cuanto a la capacidad de la administración -en este caso la madrileña- de ser efectiva, muy efectiva en caso de urgencia (era un clamor entre la profesión médica que no existiera un hospital dedicado a la covid), pero también es un símbolo de la peor España, la que estamos sufriendo y padeciendo actualmente...
Un hospital público -y repetimos, público- que se inaugura en medio de las inevitables protestas de la izquierda española, la peor, la más dañina, la más tóxica izquierda de Europa, como alguna vez hemos afirmado en esta tribuna,. Un hospital que ha sido, pese al terrible drama sanitario del momento, objeto de sabotaje. Un hospital, además de todo lo anterior, ninguneado por un gobierno que ni siquiera ha condenado estos ataques de todo tipo que ha sufrido en el peor momento de la tercera oleada de la ppandemia.
Una obligada pregunta
Los gobernantes que hacen historia suelen tener un denominador común: saber aglutinar su comunidad, país, patria o nación (cada cual que elija cómo llamarlo según se sienta más cómodo) y ponerla en marcha hacia un objetivo común. Los objetivos pueden ser varios: Ganar una guerra (Roosevelt, Churchill), modernizar el país (Thatcher, Reagan, Felipe González), hacer una transición (Mandela, Suárez) o incluso recuperar una relevancia global, como es el caso de China o la actual Rusia. Hay ejemplos para todos los gustos, y lo que habría que preguntarse es cuál es el objetivo de Sánchez y sus compañeros del Ejecutivo.
Los actuales gobernantes de España podrían ser calificados como una maldición, justamente porque son todo lo contrario a lo que hemos enunciado anteriormente. Sólo buscan dividir a los españoles, aliementar la polarización, para mantenerse en el poder (“disfrutar” fue la palabra inmoralmente utilizada por el exministro de Salvador Illa cuando “cedió los trastos” a la nueva titular de Sanidad). Cada vez se hace más cansado residir en España, y alguno aún se queja de que los youtubers de éxito salgan pitando rumbo a Andorra.
Pronto empezarán a hundirse centenares de miles de empresas por el sumidero del peor sistema concursal de Occidente, tanto por ineficiente como por corrupto
Este gobierno del “divide y vencerás” nos ha llegado en el peor momento, cuando más necesitamos unirnos, aglutinarnos y hacer patria común frente a la espantosa crisis socio-económica que se avecina. Pronto empezarán a hundirse centenares de miles de empresas por el sumidero del peor sistema concursal de Occidente, por ineficiente y corrupto. El perjuicio va a resultar dramático para empresarios, empleados, proveedores e incluso para quienes financian todo el tinglado de nuestro edificio económico. Me temo que la magnitud de la tragedia va a ser mucho mayor de lo que ya se adivina. Ya padecemos una cifra de paro insostenible y un desempleo juvenil de más del cuarenta por ciento y un horizonte en el que apenas se adivinan proyectos o fórmulas para la reconstrucción.
Parafraseando a Durrell, el populismo pretende captar las emociones sin nutrir las virtudes cívicas. Que cada uno saque sus propias conclusiones sobre quién esta practicando ese populismo en esta España de Sánchez y, lamentablemente, de nuestros días. Loor y gloria al hospital Zendal, una excepción en el marasmo que todo lo anega.
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