Opinión

El hundimiento feminista

La energía que acumuló a finales de la anterior década se ha disuelto por completo

  • Manifestación del 8-M. Imagen de archivo

Hace seis años, un digital español de derechas escribía estas líneas: "El feminismo volvió a mostrar este nuevo 8-M, el de 2019, una vitalidad imparable. Demostró que es el movimiento que es capaz de sacar a las calles a mujeres y hombres de todo el país para reclamar un mundo más igualitario y justo, con una fuerza inusitada, poderosa y transversal. No solo superó los altos umbrales registrados 365 días atrás. En Madrid se dobló a sí mismo, con creces: de los 170.000 manifestantes se pasó a unos 375.000. Y en toda España se repitieron esas imágenes de movilizaciones más masivas aún. El país se teñía más todavía de morado y gritaba igualdad y no dar ni un paso atrás", celebraban.

Hoy la manifestación de Madrid espera como mucho unas 35.000 personas, cifra para la que una de las dos convocatorias ha tenido que incorporar la palabra "antirracismo" porque solo con el género no les llega. Han pasado solamente unos pocos años, algo más de una legislatura, y la energía se ha esfumado en gran parte, debido al cisma trans, la instrumentalización por parte de la izquierda y los numerosos casos de 'aliades' acusados de agresión sexual. Como en el caso del 15-M, no se puede sostener un movimiento social con líderes más pendientes de trepar que de tejer vínculos, estructuras y organizaciones. En 2025 nadie duda de que el feminismo español ha tenido un poderoso efecto rebote, que ha alimentado el crecimiento de Vox, el giro de miles de adolescentes a la derecha y el desencanto de un sector de mujeres que quieren ser feministas sin sentirse obligadas a hacerse de izquierda.

Feminización derechista

Durante estos seis años, nos han insistido en que el machismo se combatía con educación: ensayos, talleres y campañas conseguirían hombres deconstruidos ajenos a la lógica de la dominación. El único problema  es que la realidad ha demostrado que son los líderes progresistas los más propensos a los abusos: desde expresidentes de Argentina a altos cargos de Más Madrid, pasando por periodistas culturales feministas, amigos demócratas de Jeffrey Epstein y profesores de Ciencias Políticas de la Complutense. ¿Quién va a comprar ahora sus lecciones de comportamiento? 

 Imagino la próxima manifestación del 8-M como algo tristón y testimonial, sostenido por líderes que ya solamente aspiran a colocarse en un carguito estatal, al estilo de la burocracia de los sindicatos. El feminismo de la última década solo ha servido para alimentar la guerra de sexos, glamurizar la vida en soledad y cuestionar a la familia tradicional. Las feministas de la izquierda del PSOE parecen más cómodas con el multiculturalismo que abre la puerta al Islam más machista que con el igualitarismo inscrito en los genes del catolicismo europeo.

Se han reabierto debates impensables, por ejemplo el del aborto, que parecía completamente zanjado

El movimiento feminista ha pasado de masivo a minoritario, incapaz de presentar logros concretos en la última década. Prometieron feminizar la política y lo que tienen hoy es la generación de mujeres líderes de derecha más fuertes de la historia de Europa, piensen en Giorgia Meloni, Marine Le Pen y Alice Weidel entre otras. Se han reabierto debates impensables, por ejemplo el del aborto, que parecía completamente zanjado. También han vuelto a ponerse de moda los valores fuertes, como la familia, el patriotismo y la religión. El 53 por ciento de las mujeres francesas quieren inmigración cero. Quién lo hubiera adivinado en 2018: el feminismo se ha hundido en la primera curva y tiene toda la pinta de que no va a see sencillo remontar.

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