Se parece la situación del bielorruso a la del catalán en número de hablantes nativos (cuatro millones en Cataluña, cinco en Bielorrusia), en cooficialidad con el ruso y el castellano (que son las lenguas más habladas en los respectivos territorios), en dominio geográfico (ambas se hablan también fuera de sus fronteras), en búsqueda de la identidad nacional (sus hablantes la reivindican), en deseos de independencia (la lengua sirve de plataforma y escudo), en el ambilingüismo de sus hablantes (usan dos lenguas con igual destreza) y en el debate acerca de si debe o no ser lengua de enseñanza. Ambas dependen igualmente de una entidad mayor, la Unión Europea y la Federación Rusa. La primera tiene 23 lenguas oficiales, Rusia solo una.
Se diferencian en la tendencia ideológica de los gobiernos. Ambos son de izquierda pero uno no respeta los resultados electorales y el otro sí. El punto de menor concomitancia lo fijan las políticas lingüísticas. El gobierno del dictador más longevo de Europa, Lukashenko, se muestra partidario de favorecer la lengua más productiva, el ruso. Por eso acaba de reducir al 9% los centros donde se va a enseñar en bielorruso. Hace unos años eran el 40%. Con la marginación de la lengua familiar, hablar bielorruso se ha convertido en un símbolo de resistencia. Ahora muchos ciudadanos evitan hacerlo en público por temor a represalias, de la misma manera que hablar español en determinados ambientes de Cataluña.
Ni los tribunales españoles ni los de la Unión Europea están de acuerdo con la marginación del español en Cataluña, pero eso Illa no lo va a cambiar
El gobierno de Illa, catalanista que coquetea, a un tiempo, con el poder central y el independentismo, es favorable a la imposición del catalán y, si puede ser, la ocultación del castellano. Ni los tribunales españoles ni los de la Unión Europea están de acuerdo con la marginación del español en Cataluña, pero eso Illa no lo va a cambiar. Prefiere estar contra las leyes antes de oponerse a la corriente independentista, aunque cada vez tenga menos apoyos.
El ruso eclipsa a sus dos lenguas hermanas, bielorruso y ucraniano, de la misma manera que el castellano teóricamente oscurece a otras dos lenguas en contacto, gallego y catalán. El desarrollo político, cultural y económico del ruso, así como lo español, fue dejando en segundo lugar a sus lenguas vecinas.
Si la literatura valenciano-catalana tuvo su época de esplendor en la Edad Media y un tímido despertar en el Romanticismo; la bielorrusa tuvo su época dorada en los siglos XVI y XVII, cuando la lengua ahora arrinconada fue la oficial del Gran Ducado de Lituania. Se escribió con el alfabeto latino, y no el cirílico, que, inducido por el ruso, es la norma en la actualidad. A principios del XX aparecieron los primeros periódicos en bielorruso y en 2015 Svetlana Aleksiévich fue galardonada con el Premio Nobel de Literatura.
Ruso y catalán, lenguas de enseñanza
Al contrario de lo que sucede con el catalán, el bielorruso desaparece de las escuelas y de las instituciones, mientras el ruso domina cada vez más en la educación y la administración pública. Según Euronews, esta tendencia forma parte de un proceso de rusificación que Alexander Lukashenko ha intensificado en los últimos años. El dictador comunista potencia lo ruso, ha clausurado organizaciones nacionalistas, perseguido a figuras culturales y reformado el plan de estudios para alinearlo con el de Rusia. Como recompensa, Moscú ha prestado apoyo financiero y energético, mientras sus tropas utilizan el país sin salida al mar como base para la guerra en Ucrania. El Kremlin controla el sector de la cultura en Bielorrusia, donde la libertad de expresión sigue estando gravemente restringida. En cuatro ciudades, la 'Casa Rusia' promueve su cultura e influencia, ofrece seminarios, cine, exposiciones y concursos en ruso. De la misma manera, docenas de oficinas del gobierno de Cataluña funcionan, o al menos están abiertas y repartidas por todo el mundo. Una prohibición tácita prohíbe criticarlas en los ambientes del régimen de todo el país.
En respuesta a las críticas desde el exilio, el dictador sostiene que prefiere estar muerto a ceder, sin reparar en la falsedad del apoyo en las elecciones que él mismo manipula. Se cree sus mentiras. Lukashenko se sigue comportando como siempre, es decir, sin especial inteligencia, pero con tesón y afán de control. Hay lenguas eslavas condicionadas por dos lenguas como el casubio y el silesio, cuyos hablantes deben conocer el polaco y, si quieren abrir horizonte, el inglés.
Las demás lenguas eslavas, polaco, checo, eslovaco, esloveno, croata, serbio, macedonio... resultan insuficientes para sus hablantes como lenguas de formación. Sus hablantes deben conocer otra
Otras son marcadamente insuficientes en solitario, como el bielorruso y el ucraniano, lenguas que comparten espacios con el ruso. En Ucrania es lengua casi única en las regiones del sur y las orientales y, aunque el ruso no es oficial, la mitad de la población pensaba antes de la guerra que debía de serlo. En 2006, en Járkov, el consejo municipal declaró el idioma ruso como lengua oficial local. En todo el país era lengua habitual para el 92% de la población. Las peroratas del presidente Zelenski, al igual que las de Lukashenko, son en ruso.
Las demás lenguas eslavas, polaco, checo, eslovaco, esloveno, croata, serbio, macedonio... resultan insuficientes para sus hablantes como lenguas de formación. Sus hablantes deben conocer otra, generalmente el inglés, pero antes de la caída de la Unión Soviética fue el ruso.
Solo una lengua eslava admite hablantes monolingües, el ruso. En el caso de las lenguas románicas son cuatro, español, francés, italiano y portugués. En el caso de las lenguas germánicas, solo dos, el inglés y el alemán. Entre las lenguas celtas, ninguna.
Pero vayamos al grano. Bielorruso y catalán son lenguas de hablantes manipuladas abiertamente por sus gobiernos al servicio de sus fines políticos.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación