La pregunta sigue sin respuesta ¿Quién ordenó que descalzos, sin medios, los guardias civiles asesinados en Barbate por los narcos fueran a identificar una lancha, la más potente que hay, en nuestra costa? Tomar esa decisión les condujo a una muerte evitable porque los que tenían enfrente no sólo eran traficantes, no sólo hacían negocio con la droga, eran auténticos asesinos. Sabían que tenían un arma letal en sus manos, la utilizaron y mataron. Para ellos la vida tiene otro valor, o ninguno. Otros, desde tierra firme les jaleaban.
Esto va más allá de operativos policiales, judiciales, medios de vida en Barbate, pobreza, riqueza con delincuencia. Esto va de cómo se vive cuando te crees superior al de enfrente, cuando el respeto a las leyes y a la vida es nulo. La cárcel privará a los asesinos de libertad, pero no privará a los narcos de actuar en Barbate, en cualquier punto de la costa española, en cualquier punto del mundo. No actúan solos. Actúan gracias a que les ayudan y en esa ayuda está el problema. La ayuda que es intocable, difícil de demostrar, de tener pruebas, de actuar contra ella. En la autoridad que les permite el tráfico, que se beneficia del mismo reside el muro que impide erradicar las mafias. Ante este entorno de delincuencia, es imprescindible, al menos, poner tantos medios que los malos no se rían de nosotros, de ningún agente, ni de la guardia civil ni de ningún cuerpo policial y judicial. Cuando vas descalzo y los demás, los delincuentes, con calzado de lujo, dejan de respetarte como autoridad, con una soberbia enfermiza, asesina.
Que Marlaska ponga los medios
Poner los medios para que, al menos, los narcos no se rían de la guardia civil como hicieron ahora hace 10 días. Embistieron la barca de la autoridad hasta provocarles la muerte, con un ensañamiento feroz. En dos semanas, la jueza que instruye el caso lo deja, por temas de traslado. Qué impotencia se debe sentir cuando resulta imposible combatir la injusticia por falta de pruebas. Así están los juzgados de Algeciras, que da vergüenza contemplar esas imágenes que han circulado estos días, con mesas desbordadas de documentos, de casos sin resolver. De eso también se nutre la delincuencia, de la falta de medios que tiene el estado para ejercer su lucha. La cero impunidad que defiende el ministro Grande-Marlaska pasa por dotar de todos esos medios imprescindibles que fuercen a que los narcos teman a los que van a detenerlos, que no que se rían en su cara como hicieron con David y Miguel Ángel. Ponerles nombre humaniza una situación insostenible.
Mientras lo complejo se resuelve, hagamos lo que es fácil, lo que sólo depende de dinero, dotar de todos los medios posibles a quienes se juegan la vida para acabar con el narcotráfico, con las mafias, con los que las protegen, con los que mandan, los que están en altos despachos y las protegen, no tan sólo con la mano de obra que efectúa estos trabajos. Combatir a la pequeña delincuencia es fácil. Perseguir a sus jefes, a los poderosos del narco. Escuche, ministro Marlaska, a la guerra o se va armado o no se va. Que en cinco años se haya ido incrementando el presupuesto para dotar de medios a la Guardia Civil, como usted dice, yo no lo pongo en duda. Otra cosa es que esto no sea suficiente y no es necesario estar en el cuerpo policial o en el ministerio para darse cuenta. Sí ministro, impunidad cero y medios, fondos, material para que salgan a jugarse la vida protegidos.
Los profesionales, tanto judiciales como policiales, no aguantan mucho tiempo en la zona por las condiciones en las que se trabaja, por el riesgo tremendo al que están expuestos. ¿Quién va a querer trabajar allí?
Las vidas de David y Miguel Ángel se podían haber preservado. Simple y tan complejo a la vez. Pero no es solo quien dio la orden, es cómo trabajan contra el narcotráfico en condiciones en las que, no que sufren humillación y ridículo por esas bandas que se creen superiores, sino que salen vivos de milagro. Los que salen.. Las detenciones, el proceso judicial, eso de la impunidad “cero” de Marlaska, la mano dura contra los delincuentes no es suficiente ante una maquinaria judicial que no da abasto, que nos dejan imágenes de colapso absoluto. Los profesionales, tanto judiciales como policiales, no aguantan mucho tiempo en la zona por las condiciones en las que se trabaja, por el riesgo tremendo al que están expuestos. ¿Quién va a querer trabajar allí, en esas condiciones, frente a la posibilidad real de morir? Lo de actuar frente al narcotráfico es cuestión de medios si, como también de erradicar la corrupción o la connivencia de aquellos mandos policiales que, supuestamente, les dejan pasar.
Los traficantes asesinos echaron hacia atrás su lancha, para tomar distancia, y se ensañaron luego con la chalupa de los guardias, una y otra vez, como se ha visto en las imágenes virales. Podían haberles dejado ir. Sin más. Mataron a dos, pero también mataron en vida a sus esposas, a sus tres hijos, a sus familias. Todo el peso de la ley y de la vida contra ellos. Tampoco se merece Barbate, su gente humilde y trabajadora la fama de narco del pueblo, donde la mar sigue siendo un ir y venir de droga, de delincuencia que campa a sus anchas.
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