Opinión

Incendiar España para salvar a Sánchez

Ese día la miseria moral del sanchismo tocó fondo. El presidente del Gobierno se refugió en la sesión de control en el Senado detrás de las víctimas del 11-M

Ese día la miseria moral del sanchismo tocó fondo. El presidente del Gobierno se refugió en la sesión de control en el Senado detrás de las víctimas del 11-M para evitar responder sobre la corrupción que le ahoga. Es el colofón lógico a seis años de muy poco césar para tanto cesarismo. Antes de perder el poder, que arda el país. Sánchez está en un callejón sin salida y lanza un órdago desesperado ante los tres procesos electorales próximos. No caerán con dignidad. En País Vasco y Cataluña acuden a las elecciones como los mercenarios van a la guerra, sin bandera propia, al servicio de la causa de otros.

Han decidido engañar una vez más a sus potenciales electores y les harán creer que su voto se pondrá al servicio de la España constitucional, cuando es sabido para qué lo va a utilizar el Partido Socialista del “con Bildu, no, cómo se lo tengo que decir”. No es que mientan, que eso ya nadie lo niega, lo esencial son los fines para los que lo hacen. El hecho de que lo que digan sea verdadero o no les resulta indiferente. Los mensajes del sanchismo mediático y político, además de falsos, son fraudulentos. Mienten para no tener que responder por lo que están haciendo. Pero no hay relato-humo sobre el novio de la presidenta Ayuso que pueda ocultar la corrupción masiva del sanchismo, incluido el tráfico de influencias que afecta al presidente y su esposa Begoña Gómez.

Pedro Sánchez ha demostrado que es capaz de prenderle fuego a todos los instrumentos del Estado de Derecho, de la Fiscalía a la Agencia Tributaria, de la igualdad ante la ley a la independencia judicial

Para vergüenza de todos, el medio para mantenerse en el poder a cualquier precio no puede ser más primario. Explotan la propaganda tribal orientada a transformar a los seguidores en fans como si se tratara de una comunidad de cazadores-recolectores del paleolítico que solo ven enemigos. El gobierno sanchista se ha centrado en financiar a miles de narradores -comerciales de la equidistancia incluidos- para mantener cohesionado al grupo ante amnistía, koldos, presidenta del Congreso, ministros y secretarios de organización enfangados,  delcygate y lo que le espera a un partido que tiene por delante más futuro judicial que político.

Después del acto de corrupción suprema de la ley de amnistía, las convocatorias electorales vasca y catalana aumentan la dificultad para mantener la farsa. Aragonés sigue la estela de Otegi que lo explica todo sin complejos y ha declarado en Radio Euskadi que su voto de sostén a Sánchez se mantendrá en tanto les sirva para “modificar el estatus de los tres territorios y Navarra”. Es decir, la independencia. Voten socialista para que les pongamos un pasaporte cuando, desde Badalona o Baracaldo, quieran visitar a sus familias en Zamora o en Badajoz, ese es el mensaje. Por su parte, los candidatos socialistas vasco y catalán pondrán cara de moderados para cumplir su función de volver a engañar a los electores constitucionalistas. Como en Galicia, su objetivo será lograr que Sánchez siga contando con el apoyo del secesionismo.

Ahora Sánchez espera tomar oxígeno en dos procesos electorales que cree favorables, previos a la cita decisiva de las europeas del 9 de junio que le provoca pánico

Los independentistas marcan la ruta al Psoe: pónganse al servicio de nuestro proyecto de Estado propio. En eso están Illa en Cataluña y Andueza en País Vasco. La política de la discrecionalidad sanchista, los bandazos, se explican por la sumisión a quienes llevan la batuta. El resultado para España es inestabilidad asegurada, con su reflejo en la debilidad económica creciente del país. Ahora Sánchez espera tomar oxígeno en dos procesos electorales que cree favorables, previos a la cita decisiva de las europeas del 9 de junio que le provoca pánico. Los estudios de tendencia electoral apuntan a un hasta aquí hemos llegado y el proyecto de fraude político del sanchismo no da para más. Como ha escrito Jesús Cacho, están muertos y lo saben.

El gran desafío para la España post-Sánchez será cómo hacer frente a lo que podría llamarse la “paradoja vasca”. De lo que alardea Otegi es de una mayoría política independentista en País Vasco de casi un 70% que suman Pnv y Bildu. Eso, en una sociedad que se declara contraria a la separación de España en más de un 80%. Hace unos días, el candidato del Psoe Eneko Andueza declaraba con solemnidad que “solo el euskera es la lengua propia de los vascos” como expresión de sumisión a quienes utilizan como arma política la imposición de una lengua que es primera en el uso solo para el 20,69% de la población según el Instituto Vasco de Estadística. Las consecuencias prácticas ya se ven en los rendimientos escolares medidos por la Ocde en los informes Pisa.

Que cada español sepa qué está en juego en estos tres meses electorales es tarea decisiva en la que concentrarse. Una democracia no se defiende sola, perdura en tanto sus ciudadanos están dispuestos a defenderla. Pedro Sánchez ha demostrado que es capaz de prenderle fuego a todos los instrumentos del Estado de Derecho, de la Fiscalía a la Agencia Tributaria, de la igualdad ante la ley a la independencia judicial. Como carece de cultura democrática, utilizará cualquier medio para alargar su mandato.

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