Opinión

El incierto futuro de los bancos a largo plazo

No parece demasiado atractivo el futuro de los bancos. Necesitan mucho capital, necesitan mucha liquidez y les va a hacer falta aún más

La crisis financiera de 2008 llevó a que los organismos reguladores y supervisores del sistema bancario endurecieran de manera muy notable los requisitos de base de capital exigidos a las entidades financieras. Disponer de un elevado nivel de solvencia fue la prioridad con el objetivo de que, ante eventuales nuevas crisis futuras, los Estados pudieran minimizar el coste de los rescates. Y estos se autofinanciarían en una alta proporción, con las nuevas emisiones obligatorias destinadas a absorber las pérdidas que se pudieran producir.

Capital

Así, todos los bancos aumentaron notablemente su capital. La ratio más usualmente publicitada (“CET 1 fully loaded”) suele estar en los bancos españoles entre el 12% y el 13% (aunque algunos tienen más). Pero es que ahí solo se incluyen los recursos de mayor calidad y, realmente, toda la base de capital supera el 20% de los activos ponderados y, en algunas entidades, incluso se acerca al 30%…

De manera que obtener suficiente rentabilidad a toda esa masa de capital no resultaba ya nada sencillo para las entidades. Y era ciertamente problemático que los bancos fueran capaces de ganar el mínimo que los mercados exigían. Tanto por el mucho capital que tenían que rentabilizar como por el hecho de que el mínimo exigido también hubiera subido, al hacerlo los tipos de interés y también las primas de riesgo, sobre todo tras las turbulencias recientes. La mejor prueba de que los bancos no han ganado lo que les exigían los mercados es que la mayor parte de ellos, en Europa, cotizan por debajo del valor contable (en el cuadro los bancos españoles).

Liquidez

Pues bien, así estábamos cuando han sucedido las crisis bancarias recientes, las de Estados Unidos y la de Suiza, que añaden ahora más presión por la vía de una mayor exigencia de liquidez. La característica común en estos casos ha sido la velocidad en la salida de depósitos de las entidades (42.000 millones de dólares en un día en SVB). Esto supone un cambio cualitativo en el negocio bancario. Antes no había redes sociales que difundieran la información en tiempo récord, incluso con rumores interesados o exagerados. Y, sobre todo, antes no había un nivel de digitalización como el actual que permitiese retirar dinero a velocidad de vértigo (y sin hacer cola delante de la oficina).

Es conocido que las entidades financieras, en general, quiebran por la falta de solvencia, pero el detonante de su caída es la falta de liquidez. Los bancos ya mantenían ratios de liquidez muy elevadas, al menos en Europa donde hay mejor supervisión, pero los sucesos recientes ponen de manifiesto que las entidades quizás las tengan que llevar al grado superlativo.

El gobernador del BdE -también presidente del Comité de Basilea- nos decía hace poco que ese organismo “ha iniciado un análisis de los desarrollos recientes para extraer lecciones”, lo que pudiera desembocar en nuevas exigencias a las entidades. También señalaba Bloomberg hace unos días que “el BCE podría anunciar requisitos más estrictos para algunas entidades”.

Rentabilidad

Si a los bancos se les exige mucho capital y además van a necesitar muchos más activos líquidos, por lo que pueda pasar, está claro que los clientes lo tienen que notar: porque la abundancia de liquidez en el activo no incita a una significativa remuneración de los depósitos; y porque es propio de una sana gestión repercutir en los precios del crédito todos los costes en que se incurre para su provisión, como exigen las autoridades (salvo el gobierno de Sánchez, que pretendía impedirlo en el caso del absurdo impuesto bancario).

Pero, con independencia de lo anterior, lo que es seguro es que tener muchos más activos fácilmente liquidables sin menoscabo de valor en el activo implica una menor capacidad en los bancos para obtener rendimientos atractivos. Lo que hará aún más difícil que las entidades obtengan la rentabilidad mínima exigida.

Seguridad

Por otra parte, se vienen escuchando voces pidiendo una elevación en los importes asegurados de depósitos bancarios. Lo que podría servir para frenar pánicos, pero tendría otros efectos contraproducentes e incluso podría propiciar malas prácticas de gestión. Ahora bien, lo que es evidente es que supondría también mayores costes de aseguramiento a abonar por las entidades.

En realidad, la seguridad total solo la daría el CBDC, el dinero digital de los bancos centrales. Y, de paso, resolvería una buena parte de los problemas de regulación del sector bancario. Pero, claro, sería una solución que acabaría con los bancos. Si todos los depósitos de la eurozona estuvieran en el BCE los bancos se tendrían que financiar en el mercado para poder ofertar crédito. Se convertirían en una especie de establecimientos financieros de crédito. Un bicho distinto de lo que son ahora.

Incierto futuro

En definitiva, no parece demasiado atractivo el futuro de los bancos. Necesitan mucho capital, necesitan mucha liquidez y les va a hacer falta aún más. Además, su mala reputación hace que sean el saco de los golpes (sin ir más lejos, recientemente en España, el impuesto extraordinario y la innecesaria y redundante autoridad de defensa del cliente que también pagan los bancos). Más la siempre temida competencia emergente de las bigtech, que podría llegar a ser demoledora. Pero, sobre todo, no parecen capaces de ganar el dinero que les exigen los mercados.

Desde luego, los bancos no parecen la inversión más prometedora a largo plazo en el mercado bursátil (otra cosa puede ser a corto y medio). Y el remate final sería el CBDC, que quizás exista en no más de tres años. Inicialmente con limitaciones, pero ¿luego? Ya veremos si existen bancos como los conocemos ahora dentro de 10 años…

Apoya TU periodismo independiente y crítico

Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación
Salir de ver en versión AMP