Tras los resultados de las elecciones generales, los dirigentes del PP aparecen desorientados como un turista al que le roban la maleta y se queda en bañador con las pantorrillas al aire. Todas las encuestas han fallado más que una escopeta de feria. Sin duda, uno de los grandes errores de la campaña electoral ha sido confiar en los pronósticos y dar por hecho lo que no era. La tendencia exitosa del centroderecha en las municipales y autonómicas auguraba el éxito en las generales, pero hoy vale aquello de que nunca hay que dormirse en los laureles, o sea, que no hay que vender la piel del oso antes de cazarlo.
¿Qué ha ocurrido entre las autonómicas y las generales? Unos erráticos pactos con Vox que han servido para atizar la alerta antifascista como eslogan de la izquierda. Por parte del PP, la bisoñez de Mazón en la Comunidad Valenciana y de Guardiola en Extremadura, el primero tendiendo la alfombra roja a Vox con enorme premura y la segunda demonizándolos (aunque luego acabara tragándose sus propias palabras), ha evidenciado una falta de estrategia de partido que ha sembrado el desconcierto entre los electores. Por parte de Vox, también se han cometido errores de bulto, como decir que, si volvieran las tensiones a Cataluña, debería aplicarse el articulo 155 de la Constitución de forma más contundente y duradera (no había necesidad de meterse ahora en este charco porque movilizas al contrario), o colocar una lona gigante en Madrid con una imagen en la que se arroja la bandera LGTBI a la basura (una falta de consideración hacia un colectivo que merece comprensión y respeto).
Los votantes han comprado el miedo a la extrema derecha. Eso explica que el Psoe haya ganado 1.007.987 votos, a pesar de la nefasta política de Sánchez
Si comparamos los números de las recientes elecciones generales con los de 2019, el PP ha subido 3.071.971 votos mientras que Vox ha perdido 606.319. Es cierto que los populares esperaban un resultado mejor, pero han experimentado un crecimiento notable, teniendo en cuenta la situación del partido tras la dimisión de Casado. No ha ocurrido lo mismo en Vox y deberían hacer una seria autocrítica, más allá de culpabilizar al PP por su distanciamiento o por la apelación al voto útil. Los votantes han comprado el miedo a la extrema derecha. Eso explica que el Psoe haya ganado 1.007.987 votos, a pesar de la nefasta política de Sánchez durante la legislatura.
Ahora mismo, una vez computado el voto de los residentes en el extranjero (CERA), nos encontramos en una coyuntura endiablada, esto es, en manos de Junts, el partido del prófugo de Waterloo. El bloque PP, Vox, UPN y Coalición Canaria alcanza los 172 escaños; el formado por PSOE, Sumar, ERC, Bildu, PNV y BNG obtiene 171. Sánchez necesitaría el apoyo explícito de Puigdemont para lograr su investidura.
Tras el recuento final, el político fugado se ha expresado en un largo tuit. Se queja de la dureza de su “exilio” y de las continuas descalificaciones que sufre. No está dispuesto a ponérselo fácil a Sánchez, reclama una solución al conflicto catalán desde su óptica independentista; no se conforma con concesiones menores. Sus seguidores en esta red social apoyan masivamente una postura de fuerza. “No a la investidura de Sánchez del 155. Lo mejor para la independencia es que España entre en el caos”, “O todo o elecciones”...
La amnistía supone la extinción de la responsabilidad penal y civil del delito, va más allá del indulto, que solo implica el perdón de la pena al condenado
Los de Junts piden amnistía y autodeterminación. Desprecian a ERC por su entendimiento con el gobierno socialista. Ciertamente, los resultados electorales en Cataluña refuerzan su posición, porque Esquerra ha sufrido más desgaste en beneficio del PSOE. ERC ha perdido 407.051 votos con relación a las generales de 2019; Junts, 134.741. No hay que olvidar que en poco más de un año llegarán las elecciones autonómicas a Cataluña y está en juego el liderazgo del independentismo.
Ante las exigencias de Junts, ¿qué puede hacer Sánchez? Todos sabemos que el presi tiene unas tragaderas como boca de metro; poco le importa la erosión del Estado de derecho. La amnistía supone la extinción de la responsabilidad penal y civil del delito, va más allá del indulto, que solo implica el perdón de la pena al condenado. Entre los juristas, hay división de opiniones sobre su viabilidad legal. En cualquier caso, se requeriría una Ley Orgánica aprobada por el Congreso de los Diputados, que el líder socialista podría impulsar.
En cuanto al referéndum secesionista, de acuerdo con la doctrina del Tribunal Constitucional, no es posible sin una previa reforma agravada de la Constitución, inviable sin la participación del Partido Popular. Claro que Sánchez podría dar el visto bueno a una consulta para mantener viva la ilusión del derecho a decidir (sin llamarla referéndum, por supuesto), en el intento desesperado de atraerse a los independentistas.
La clave, entonces, estaría en las tragaderas de Puigdemont. No sabemos hasta qué punto está dispuesto a mantenerse firme en sus exigencias. La película no ha terminado. Con estos protagonistas, todo es posible.
Sor Intrepida
No entiendo el que en la misma linea de este digital haya dos artículos,en linea,sobre el tal poquemón.¡Tan importante es el valiente prófugo encerrado en un maletero cual bulto?.
y tu mas
Tampoco sabemos lo de marrueco pero seguro que el psoe se baja los pantalones y les entrega Ceuta y Melilla al cocainómano y borracho del rey de Marrueco sino tiempo al tiempo.
arturo moreno
No sabemos lo de Puigdemont, pero estamos seguros de que Sánchez le dará todo lo que exija para mantener el poder.