Opinión

Inmigración ilegal: si no me pagas, no voy

Los políticos de ahora son como esas misses de concurso que, después de hacer unos malabares vestidas de majorette, pasearse en bañador por la pasarela y lucirse en traje de noche, te dicen que quieren la paz en el mundo

Un grupo de menores extranjeros, acompañados por voluntarios de la Cruz Roja
Un grupo de menores extranjeros, acompañados por voluntarios de la Cruz Roja EFE

Resulta que en Italia, en los tres primeros meses de lo que va de año, se ha reducido la inmigración ilegal un 60%. Una lee este titular y se pregunta cómo es posible, si nos dicen constantemente que no se pueden cerrar las fronteras, que si Europa patatín y las leyes patatán... Y vaya por Dios, que la única medida que había que tomar era quitar todo tipo de ayudas a todo el que entre de manera ilegal y exigir un contrato de trabajo a quien quiera residir en el país.

Por lo visto, si dejas de proporcionar casa, comida y dinero a esa gente, deja de venir. ¡Quién lo podía imaginar!

Estos datos contrastan con los de España, donde, en el mismo periodo de tiempo, la inmigración ilegal ha aumentado un 277%. Casi el triple y tan solo en Canarias cinco veces más. Pero hay que entender que, en nuestro país, hacer algo como lo que ha hecho Meloni en Italia es inviable, porque no se trata solo de dejar de conceder ayudas a quien entra de manera ilegal en nuestro país, sino que habría que hacer también un profundo desmantelamiento de chiringuitos varios que han hecho de esta situación un negocio.

Si de verdad son niños desamparados, por qué se les envía a un centro en lugar de mandarlos con su familia, con la que muchos de ellos hablan por teléfono periódicamente y ven en vacaciones

Si no, explíquenme ustedes cómo es posible que nuestro Gobierno, a través del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, para la acogida de los inmigrantes ilegales que llegan a las Islas Canarias, pagara casi siete millones de euros a la ONG Accem, tan solo en los meses de enero y febrero, por la prestación de servicios y la habilitación de los espacios necesarios para garantizar el alojamiento de la inmigración ilegal enviada a la Península. Hay que entender que una ONG es una organización no gubernamental que trabaja por un bien social y, por tanto, no tiene ánimo de lucro. Es decir, que sus fundadores no deben percibir beneficios económicos. El resto de cargos... Pues no sabemos.

Esto es lo que sabemos. Por supuesto, tenemos que contar con lo que no sabemos. Aunque nos podemos hacer a la idea de que el dinero que se destina a crear centros para Menas y mantener a los mismos no es baladí.

Pensiones, ELA, sanidad

Todos estos datos sobre dinero y más dinero que se destina a acoger a inmigrantes ilegales en nuestro país choca inevitablemente con esos mensajes amenazantes de que la hucha para pagar las pensiones de futuras generaciones está vacía, que no se apruebe la ley ELA o que Sanidad niegue la financiación para un fármaco revolucionario que ha duplicado la supervivencia libre de progresión de personas con un tipo de cáncer de mama metastásico, porque es muy caro.

Todo es muy caro, menos la inmigración ilegal, que debe de ser que nos sale muy barata. Eso o que resulta ser un negocio muy lucrativo para algunos, que no están dispuestos a deshacerse de su gallina de los huevos de oro.

Porque si no hay un interés especial en mantener a gente en este país que no debería permanecer en él, no entiendo por qué cuando llega un menor no se intenta localizar a sus padres y devolvérselo. Si de verdad son niños desamparados, por qué se les envía a un centro en lugar de mandarlos con su familia, con la que muchos de ellos hablan por teléfono periódicamente y ven en vacaciones. Por qué cuando un barrio entero se rebela ante los abusos sexuales cometidos a una niña, por estos niñitos tan desamparados, la solución que se toma es trasladarlos a otro municipio, y no a su país.

¿Adivinan ustedes dónde han ido y dónde irán todos esos inmigrantes ilegales cuyo destino ya no es Italia, porque ya no paga y exige trabajar? Pues a quien sí pague y no te haga trabajar. Lo que me recuerda a José Mota y su famosa frase: “Si hay que ir se va, que no es por no ir, pero ir pá ná, es tontería”.

Pero cómo vamos en España a pedir un contrato de trabajo a quien quiera quedarse a vivir en nuestro país, cómo vamos a exigir un pasaporte y certificado de penales para entrar aquí. Eso no se puede hacer.

Lo que sí se puede hacer es exigir el DNI a quien quiera abrirse una cuenta en una red social, para eliminar el odio, que nos estamos volviendo todos unos desalmados odiadores y nos dice la izquierda que eso es culpa del anonimato que otorga Internet.

Ni anonimato ni impunidad

Aunque cualquiera que tenga un mínimo de conocimiento de cómo funciona Internet sabe que nadie es realmente anónimo ni impune, no vayan ustedes a pensar mal, no es que los políticos que nos gobiernan y pactan entre ellos cómo repartirse el poder quieran coartar y controlar lo que usted y yo podemos decir o no en total libertad en nuestras redes sociales y dirigir el discurso público y social. En realidad, los políticos de ahora son como esas misses de concurso que, después de hacer unos malabares vestidas de majorette, pasearse en bañador por la pasarela y lucirse en traje de noche, te dicen que quieren la paz en el mundo. Y te lo tienes que creer, mientras se cuelgan la banda y se colocan la corona de zafiros y diamantes.

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