Opinión

Irene Montero y la soledad de las violadas

Qué total ceguera política. No ministra Montero, no todo en la ley del 'sí es sí' está bien

Esto no va de la ministra Irene Montero –que también por supuesto- no va tampoco de lo machistas que dice la ministra que son los jueces –gran error- va de humildad y empatía que en todos estos días de rebaja de penas a los agresores sexuales no ha existido para con las víctimas por parte de todos los políticos responsables que han aprobado la ley del 'sí es sí' y, en primer lugar, por parte de la mencionada Irene Montero. En ninguno de los responsables, absolutamente a ninguno, he podido apreciar un mínimo rasgo de sensibilidad, empatía y reconocimiento al dolor de una mujer acosada, violada y vejada.

Sorprendente el silencio de Yolanda Díaz o de Pedro Sánchez aunque esté a miles de quilómetros de distancia. ¿Uno no es presidente de un país cuando se encuentre de gira internacional? ¿Alguien puede ponerse en la piel de una niña, joven o mujer que dé el paso para denunciar, para revivir frente a la policía y la Justicia lo que vivió, cómo abusaron de ella?. Si tan empática es la ministra hubiese hecho bien en ponerse en la piel de las víctimas, como la joven de la Manada –caso que motivó la ley- para descender unos cuantos peldaños de su ego, reconocer errores, situarse en ese punto de humildad que te permite reaccionar ante el error que conlleva que ahora se hagan revisiones de penas a la baja para violadores y pederastas.

Nadie tuvo a bien considerar las sugerencias de aquellos organismos que ya alzaban la voz con el problema que estamos viviendo a la hora de aplicar la ley

Cierto es que la ministra es la impulsora de la ley, la que se puede colgar o no la medalla, pero no se puede desconsiderar tampoco -porque sacaríamos las cosas fuera de contexto- que, en la ley del 'sí es sí', Congreso y Senado se pusieron de acuerdo para ir adelante con ella. Eso sí, nadie tuvo a bien considerar las sugerencias de aquellos organismos que ya alzaban la voz con el problema que estamos viviendo a la hora de aplicar la ley, desde el CGPJ al Ministerio de Justicia entre instancias competentes. Una ley que pretendidamente se ha elaborado por el bien de todas pero que, si ahora se confirma que hay aristas, fallos, aspectos de resolver, toca demostrar la altura de miras de cada cual.

Qué distinto hubiese sido sobre todo para las víctimas tener a Irene Montero totalmente de su lado, salir a reconocer el fallo o los posibles errores en lugar de acusar a los jueces de machistas, jueces a los que la víctima debe acudir para que se repare su daño y que no vuelva a suceder. Con ello, la mencionada ministra demuestra que no es consciente de lo duro que supone para la violada sentarse ante un juez. Seguido además esto de criticar a los jueces por decir en la Ser que si hubiese algo que ella pudiera modificar lo haría, pero erre que erre que todo está bien. Literalmente afirmó que “si hubiese posibilidad de mejora sería la primera en plantearlo”. Qué total ceguera política. No ministra, no todo está bien a tenor de todos los casos que están saliendo a la luz para ser revisados a petición de las defensas de los presos, y no pasa nada por reconocerlo, porque sólo reconociéndolo se puede enmendar la situación. Porque cabría preguntarse: ¿No quiere acaso la ministra proteger a las violadas? ¿No quiere que cualquier mujer pueda acudir tranquila ante las autoridades médicas, policiales y judiciales para recibir ayuda?

Sepa que si desacredita a la autoridad perjudica severamente a las víctimas. Una ministra, y más de Igualdad, debería ser consciente de esto.  Precisamente, cuando existe un problema real, avalado por informes que constatan que el miedo o el hecho de que consideren que no se va a resolver nada, motiva que muchas víctimas no denuncien. Al final, los violadores en la calle antes de tiempo y ellas viviendo con miedo. Ah, pero para la ministra todo está bien. Nadie le quita la medalla que Unidas Podemos se pretendía colgar con esta ley, pero cuando la jugada te sale mal hay que saltar al campo, dar la cara y resolverlo. Bueno, a veces, la política ya va de eso, de dar la espalda al ciudadano.

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