El crimen organizado es un actor fundamental en los procesos electorales de América Latina. El asesinato del candidato ecuatoriano antichavista Fernando Villavicencio es una prueba más. Hace bien Vozpópuli al incorporar en la noticia a Rafael Correa, condenado a ocho años de cárcel por corrupción y prófugo de la justicia. Este expresidente de Ecuador dejó escrita una amenaza inequívoca. “Eres un cobarde sinvergüenza. Pronto se te acabará la fiesta”, fueron sus palabras dirigidas al candidato ahora asesinado que investigó sus fraudes al Estado. Un aviso para no ignorar.
Sobre todo en un continente en el que el narco se ha convertido en un actor político decisivo. En Perú, durante las pasadas elecciones presidenciales, periodistas y fiscales independientes detectaron por todas partes dinero del narcotráfico en apoyo del candidato chavista y comunista Pedro Castillo, así como de su golpe de Estado posterior. En México, la participación de los carteles de la droga en todos los procesos electorales deja su huella con el asesinato de candidatos y control de regiones completas. La desidia del presidente López Obrador –“abrazos, no balazos”- es puesta de relieve por heroicos periodistas que se juegan literalmente la vida.
Sobre el narcotráfico y la financiación de la campaña de Gustavo Petro a la presidencia de Colombia está aportando a la fiscalía datos precisos su hijo y destacado dirigente del partido castrista del padre. Los camaradas del autócrata colombiano, los expresidentes Samper, Correa y Rodríguez Zapatero, han reaccionado con rapidez en su auxilio con un comunicado de apoyo que pasará a la historia de la infamia contra las sufridas poblaciones latinoamericanas, allí donde peligra la vida de los demócratas.
Hace bien Vozpópuli al incorporar en la noticia a Rafael Correa, condenado a ocho años de cárcel por corrupción y prófugo de la justicia. Este expresidente de Ecuador dejó escrita una amenaza inequívoca. “Eres un cobarde sinvergüenza. Pronto se te acabará la fiesta”
Califican los datos aportados por el hijo –“mi papá me dejó solo”- sobre la financiación de los narcos como “golpe blando” contra el gobierno de Gustavo Petro. Lo hacen con el sello del Grupo de Puebla, la organización continuadora del Foro de Sao Paulo creado por Fidel Castro y Lula que coordina a todos. Ernesto Samper, presidente de Colombia hace treinta años, fue protagonista en un caso similar al de Petro, el conocido como Proceso 8.000 sobre financiación de su campaña por el Cartel de Cali. Se libró de la cárcel porque aún no existían en el país leyes contra la corrupción. Sobre la trayectoria delictiva de Correa, el otro expresidente que firma con Zapatero, sobra historial. Destaca su colaboración con Putin como entrevistador estrella en Russia Today. Para quien quiera seguirle la pista, solo tiene que comprobar el listado de entrevistados, desde Iglesias al propio Zapatero, pasando por Baltasar Garzón y Carles Puigdemont. El mundo es un pañuelo.
En las informaciones ya publicadas en España sobre el asesinato del candidato ecuatoriano, según qué medios, pueden detectarse dos actitudes encontradas. Unos, los que incluyen las investigaciones de este sobre las corrupciones de Correa, otros, los que las ocultan. El crimen se produce el mismo día en el que El País anuncia como primicia la publicación del comunicado de los expresidentes Samper, Correa y Zapatero en defensa de su compañero colombiano del Grupo de Puebla. Cosas del destino.
Fernando Villavicencio sabía de qué hablaba cuando declaraba a la CNN “no es posible que el narcotráfico se instale en una sociedad y la someta sin el contubernio y la connivencia del poder político”. El caso de los Petro, padre e hijo, en un área de disputa también entre carteles de la droga, donde las guerrillas con las que están negociando se han reorientado hacia el narcotráfico -como en Perú- demuestra hasta que punto se están configurando “narcoestados” en la región.
El político de centroizquierda asesinado en Ecuador forma parte de una estirpe de valientes defensores de la institucionalidad democrática en peligro en toda América Latina. Fiscales, jueces, políticos honestos como él y periodistas se juegan la vida en Perú, Argentina, Bolivia, Colombia, Venezuela, Nicaragua y ahora especialmente en México. Villavicencio no estaba obsesionado con Correa, como escriben ahora los amigos de este en España, sino con los robos al Estado que desangran los países iberoamericanos. Para entender, solo hay que seguir la pista del dinero.
El hijo de Gustavo Petro no es excepción. Los sobrinos del golpista peruano Pedro Castillo, fugados desde el palacio presidencial, se pusieron las botas mientras pudieron. Los hijos del presidente mexicano, Andy y José Ramón, son conocidos -gracias a las investigaciones de periodistas que se la juegan, como Loret de Mola- por tráficos de influencia millonarios que su papá tampoco explica. Para nota, las luchas encarnizadas del expresidente boliviano Evo Morales contra el actual mandatario, Luis Arce, ambos de Movimiento al Socialismo (MAS), con acusaciones de corrupción sobre los hijos del uno y del otro. Los vástagos de Cristina Kirchner, condenada por robo al Estado y defendida apasionadamente por el exjuez Garzón y Zapatero, son millonarios gracias a procedimientos similares, demostrados por fiscales honrados. Por no hablar de los hijastros de Maduro y sus relaciones con el narcotráfico documentadas por la fiscalía estadounidense.
Las manifestaciones del candidato asesinado demuestran que conocía bien al movimiento criminal que está destruyendo Ecuador y toda América Latina, y que la corrupción política es la vía de entrada del crimen organizado para liquidar el Estado de derecho. En España tenemos la obligación de preguntarnos qué hacen en el Grupo de Puebla esos destacados compatriotas nuestros que apoyan a los Petro, Kirchner, Maduro y sus “testaferros”, Correa, y a toda esa izquierda que está expoliando a los sufridos latinoamericanos. Se lo debemos.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación