Tal vez no haya una pareja que haya dado más gasolina a la prensa rosa en los últimos 25 años. Jesulín de Ubrique y Belén Esteban. Aquel cuento de hadas que rápidamente saltó por los aires tras su relación entre 1997 y 2000. Y que terminó con ella convertida en la princesa del pueblo, rostro televisivo habitual, sobre todo como tertuliana en Sálvame pero también como ganadora de un reality y hasta casi presentadora.
Y sí, ahora, en este 2022 postpandémico pero de nuevo apocalíptico por la guerra en Ucrania, ambos personajes todavía siguen siendo noticias televisivas de primera magnitud, si bien es cierto que por motivos radicalmente distintos. Ella acaba de romperse la tibia y el peroné en directo en Sálvame. Él acaba de brillar como invitado en El Hormiguero y como concursante de El Desafío.
Queramos o no, ahí siguen incólumes en nuestros televisores, como una de esas pesadillas que se repiten ad infinitum. Sí, después de dos décadas y media, aunque parezca increíble. La historia de estos dos personajes podría definirse, al cabo, como la de toda una época televisiva que se resiste a morir.
No sabría concluir si es más doloroso ver el momento de Esteban llorando en el suelo tras romperse tibia y peroné o ver al torero de Ubrique cantar otra vez Toda
No sabría concluir si es más doloroso ver el momento de Esteban llorando en el suelo tras romperse la tibia y el peroné o ver al torero de Ubrique cantar otra vez Toda, aquella canción terrible que ahora vuelve a nuestra existencia. Pero, en todo caso, está claro que hay una generación que, aunque sea por rechazo, conecta con estos dos personajes que tantas y tantas horas de televisión han rellenado con su triste historia.
No obstante, las propias circunstancias en que se han visto envueltos Jesulín y Belén evidencian que estamos ante el cambio de ciclo televisivo del que venimos hablando en este rincón desde hace algún tiempo. Sea cosa del destino, de designio de alguna divinidad pagana o de mera casualidad, la verdad innegable es que lo que les pasó y, sobre todo, dónde les pasó nos dice mucho sobre el futuro de la tele patria.
De alguna manera Belén y Jesulín simbolizan ahora mismo la disputa entre la vieja telebasura frente a los talents shows. Lo rosa fucsia frente a lo blanco virginal. Lo que pierde fuelle frente a lo que crece.
Ella vivió su trágico momento en un programa de Telecinco como Sálvame, cuya audiencia es menguante y cuyo recorrido parece acercarse a su final. En cambio, él protagonizaba esa suerte de videoclip tremendo de la tremenda nueva versión de Toda en El Desafío, uno de esos concursos de Antena 3 que triunfan porque están pensados para entretener al personal con contenidos más divertidos y menos morbosos. De alguna manera Belén y Jesulín simbolizan ahora mismo la disputa entre la vieja telebasura frente a los talents shows. Lo rosa fucsia frente a lo blanco virginal. Lo que pierde fuelle frente a lo que crece.
Pase lo que pase, venza quien venza esa batalla -ojo, Telecinco aún puede remontar-, esperemos que pronto, aunque sea por piedad hacia los espectadores, ambos puedan considerarse personajes televisivos de otra época.
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