En la película 'The Post' (2017), en español 'Los archivos del Pentágono', se describe el conflicto entre el poder y dos periódicos: 'The New York Times' y 'The Washington Post'. La trama gira alrededor del descubrimiento de unos papeles que demostraban que los sucesivos Gobiernos de Estados Unidos sabían que la guerra de Vietnam no se iba a ganar, y callaron.
El escándalo era que habían dejado morir a miles de norteamericanos para hacer política de salón. En una de las escenas finales, la redacción del ¡Post¡ debate sobre la conveniencia de publicar los papeles por la posible represalia gubernamental. Y dudan hasta que uno dice: “Si el Gobierno decide qué publicamos y qué no, es que hemos muerto”.
ETB decidió no hacer público el escándalo, y la periodista de aquella entrevista no preguntó a Montero ni una sola vez por el coronavirus
Irene Montero fue entrevistada el 9 de marzo por ETB, la televisión pública vasca. En el vídeo que se ha hecho público, en una conversación informal, la ministra dice: “La bajada de participantes (en el 8-M) se debe al coronavirus, pero no lo voy a decir”. Y a continuación, entre expresiones de “tía, sabes”, apuntaba el grave riesgo de contagio de la covid-19. Por supuesto, ETB decidió no hacer público el escándalo, y la periodista de aquella entrevista no preguntó a Montero ni una sola vez por el coronavirus.
Por cierto, el mismo 9 de marzo se ordenaba el cierre de los colegios en Madrid, una medida a la que se opuso el Gobierno social-comunista, y a continuación se prohibieron las visitas a los centros de mayores, se recomendó a las empresas el teletrabajo y se aconsejó a los ancianos no salir de casa. Mientras, Pablo Echenique colgaba un tuit que decía: “Marcho ilusionado al trabajo. Hoy toca convertir en delito los piropos y otras entrañables galanterías tradicionales que despliega el macho ibérico sin preguntar”.
Mintieron y ocultaron información. Ese vídeo de Montero explica por qué el Gobierno ha borrado informes de su web y ha cesado a altos mandos de la Guardia Civil cuyos informes demostraban que la dejación gubernamental facilitó la extensión de la pandemia. La conclusión parece ser que lo sabían y no hicieron nada con tal de celebrar su manifestación del 8-M y ahora lo quieren tapar. ¿Valía la pena por cuatro gritos, dos pancartas y la disputa entre Calvo y Montero?
Franco, imputado
Día a día aparece más información que indica que el Gobierno conocía antes del 8-M la virulencia de la pandemia que se nos venía encima, y que prefirió que los españoles corrieran el riesgo antes que detener su máquina de propaganda. Por eso, Franco, el delegado del Gobierno en Madrid, ha sido imputado: por saberlo y callar.
Sabían de la letalidad del virus porque estaba ocurriendo en China e Italia, y solo tomaron precauciones en privado. Sería interesante conocer los mensajes cruzados entre ellos y sus familiares y amigos recomendando precaución, no besar y no tocar manos.
De ahí tanto guante en la primera fila de ministras en la manifestación. Mintieron al decir “No se podía saber”, porque ellos lo sabían. Por eso se oía a una diputada autonómica socialista gritar: “¡Que no se besa! ¡Que no se besa!”. Por tanto roce como confiesa Montero en el vídeo, la ministra igualitaria estuvo más de un mes con el virus.
La cantidad de propaganda que hicieron las formaciones izquierdistas para convocar a las manifestaciones que se celebraron por todo el país fue ingente. Tan abundante como los tuits borrados por diputadas de izquierdas en los que llamaban a una movilización masiva el 8-M, y luego salían sus fotos. Todas estas personas conocían la importancia del virus, y del miedo que la gente tenía. Y no hicieron nada porque creyeron que el riesgo merecía la pena con tal de celebrar su manifestación.
La ministra Montero debe comparecer en el Congreso para dar la cara, al menos por ser coherente con el luto oficial por los miles de muertos
Esa irresponsabilidad no debería salir gratis. Es necesario que la Fiscalía cite a declarar a Irene Montero y a todo aquel que podía saber el riesgo de la pandemia y que se negó a prohibir cualquier tipo de acto el fin de semana del 8 de marzo. Que expliquen por qué se prohibió la reunión evangélica del día 5 y el resto no. Es más; la ministra Montero debe comparecer en el Congreso para dar la cara, al menos por ser coherente con el luto oficial por los miles y miles de muertos.
La periodista de ETB preguntó a Montero por la manifestación, a lo que contestó: “Pues jo, tía muy guay... hubo menos gente por el coronavirus, pero no lo voy a decir. Hay países de Europa que ya tienen medidas súper drásticas”. El 12 de marzo, tres días después de aquello, Montero comunicaba que estaba contagiada de la covid-19. Ella y otros miles. Empezaba la pandemia de coronavirus, tía.
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