Decíamos aquí que el ascenso de Bolaños a su nuevo súper ministerio había permitido percibir colectivamente una clara evidencia empírica del cumplimiento del principio de Peter. Algo que la sociología empresarial deberá agradecer eternamente a Sánchez y al ministro que ”tiene que subir”. Pues en dirección hasta cierto punto análoga ahora estamos viendo como el ilimitado ensoberbecimiento de Sánchez por su último triunfo electoral, logrado de aquella manera, le está conduciendo a que se comporte ahora en el exterior como venía haciéndolo solo en el interior. Ésto está permitiendo que allende nuestras fronteras se esté conociendo la auténtica calaña, política y humana, del killer de La Moncloa, algo que hasta ahora solo conocíamos en el interior de España.
Su esotérica visita a Israel y Gaza ha logrado simultáneamente enfadar al primero y contentar a los terroristas de Hamás que, además de felicitarle, le han agradecido efusivamente sus manifestaciones ¡Qué vergüenza para España! Que el presidente de nuestro Gobierno reciba la felicitación y el agradecimiento de un grupo de salvajes asesinos. Más allá de resaltar la “vergonya” -vamos a hablar como lo hace el hoy jefe de Sánchez para que éste se vaya acostumbrando- que no es poca, sus felicitadas declaraciones nos van a costar años de crisis diplomática con el Estado de Israel y, lo que es peor, años de desconfianza de la Administración norteamericana. En eso ya ha empatado con Zapatero, otra desgracia de presidente de Gobierno y autor del Decreto Ley que contuvo el mayor recorte de derechos económicos de la historia de España.
Formulo una pregunta que no pretende ser inocente ¿No se enteró el diario El País del escándalo producido en Estrasburgo por la intervención de Sánchez? Leyendo sus páginas parece que no
Por si fuera poco lo anterior, su reciente show en el Parlamento europeo ha evidenciado ante Europa su afán frentista, su gen manipulador, sus dotes para la mentira, y su absoluta falta de urbanidad, política y humana. Le ha sucedido como le puede suceder a cualquier jugador de baloncesto que pasara de jugar en competiciones domésticas de cantera a intentar jugar en ligas profesionales serias y, de resultas, comprobara que éstas le quedan largas. Así, cuando tiene que jugar con árbitros imparciales y no con los que desean su victoria y trabajan para que se produzca, resulta que sí se le pitan las faltas personales que comete, los pasos en los que incurre y los tapones ilegales que realiza. Y cuando su juego es enjuiciado por comentaristas independientes y no por aquellos que juegan en su equipo, sucede que las crónicas sí que narran sus carencias técnicas, el nivel deplorable de su juego y sus miserables actuaciones. En este último sentido formulo una pregunta que no pretende ser inocente ¿No se enteró el diario El País del escándalo producido en Estrasburgo por la intervención de Sánchez? Leyendo sus páginas parece que no. Y al hilo de este parecer, vuelvo a preguntar y vuelvo a hacerlo ayuno de inocencia ¿Cuánto vale este silencio?
Patrocinar al Estudiantes
Por cierto, que hablando de baloncesto alguna vez habrá que investigar el porqué una marca de comercial con la potencia y el prestigio de Movistar lleva tres años regalando dinero a un modesto Estudiantes que no es siquiera capaz de ascender a la primera competición del baloncesto nacional. Ningún experto en la materia considera ni razonable comercialmente ni rentable económicamente semejante patrocinio. El retorno logrado por el patrocinador no lo justifica en términos empresariales. ¿Qué es entonces lo que ha obtenido y está obteniendo Telefónica por patrocinar tan generosamente al club en el que jugó Sánchez? ¿Qué ventajas le puede acarrear a Telefónica regalar tanto dinero a la entidad que manejan sus amigos?
Si se observa con detenimiento, es inevitable constatar que concurriendo temporalmente con el generoso regalo con el que Movistar viene obsequiando desde años al club Estudiantes se han producido y se están produciendo decisiones de Sánchez que afectan más que sospechosamente a Telefónica. Recordemos la decisión del Gobierno adoptada en 2020, y luego prorrogada, prohibiendo Opas de empresas extranjeras sobre empresas españolas cotizadas. Recordemos la posición del Gobierno sobre la entrada de Arabia Saudí en el accionariado en Telefónica. Recordemos el posible desembarco de la SEPI en el capital de la compañía. ¿Todo casualidades? Sí, podrían serlo. Pero también podrían no serlo.
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