Ya debieron sonar todas las alarmas cuando vieron que la actividad estaba diseñada para edades comprendidas entre los 12 y los 30 años, probablemente la franjas etarias menos mezclables de todas las que componen la pasajera vida humana. Sea porque tenían puesto el aire acondicionado a 27 grados, o a 26, o a unos 25, que ni la propia ministra del ramo se aclara, los padres no cayeron en eso. Por desgracia, los contenidos de la gincana no constaban en la información disponible, así que embarcaron a sus hijos en un dislate rozando lo pornográfico en el que se pedía a las criaturas que pusieran preservativos a un palo, lo untaran con miel y lo chuparan después, a la vista de los pasmados viandantes y a merced de los dispositivos móviles que pueden haber filmado a esos niños haciendo una felación a un plátano para la eternidad.
No contentos con ello, los enfermizos responsables del Servei de Joventut de Vilassar de Mar del que es responsable una tal Montse Gual, montaron más pruebas basadas en las posturas del Kamasutra, incluida una en la que las niñas debían colocarse con el culete en pompa y con un niño detrás, que estaba encargado de romper un globo colocado entre ambos. Una madre indignada comentó después a La Vanguardia que su hija de 11 años “no lo había pasado bien, que había sentido nervios y miedo”. Resulta curioso que un partido carlista, catolicón y casposo como es Esquerra Republicana, que solo tiene de progresista el nombre, se descuelgue con tales actividades más o menos calenturientas mientras su líder, Oriol Junqueras, antiguo seminarista, reza al Altísimo por la libertad del pueblo elegido, que no es otro, disculpadme hijos de Israel, que Cataluña. Pero no toda Cataluña, sino solo la parte supremacista y ya lo estamos viendo, con otro tipo de problemas de difícil solución. Parece que los padres van a actuar contra el Ayuntamiento y harán bien, porque no hay excusas educativas que valgan y menos cuando había participantes en semejante despropósito de hasta 30 años de edad que ya deben saber todo cuanto necesitan al respecto de tales asuntos.
Es curioso cómo el independentismo no solo esté equivocado políticamente, sino que también tiene su juicio nublado por el delirio en casi todo lo demás
De momento, visto el revuelo, el Ayuntamiento ya ha descolgado las fotos que había publicado ¡de los menores! sin que, a decir de una madre que habló con la prensa, los progenitores les hubieran dado los permisos correspondientes. Es curioso cómo el independentismo no solo esté equivocado políticamente, sino que también tiene su juicio nublado por el delirio en casi todo lo demás. Por si acaso, padres de Vilassar y de todos los pueblos de Cataluña, mantengan a sus hijos lejos de las ideícas de esta gente, no sea que se la vuelvan a colar.
Un poco más abajo, pero en la ribera del mismo mar, hace un par de días se escapó una cabra por la calle Mayor de Cartagena, causando el caos entre los turistas y locales que a esa hora se solazaban en sus terrazas, (déjenme que me recree usando la deliciosa prosa del redactor de la noticia en La Verdad) hasta atravesar con sus cuernos el cristal de una joyería, por donde pasó como una exhalación entre los asustados clientes camino del aseo, fin de viaje. Se ve que era criatura pudorosa y ante la urgencia tiró, nunca mejor dicho, por el camino de en medio. Una vez capturada por las fuerzas de orden, fue puesta temporalmente bajo el cuidado de un pastor de ovejas, a la espera de encontrar a sus verdaderos dueños. Pero la noticia gozosamente no acaba aquí, porque la cabra volvió a escaparse. “La cabra no se ha dejado pastorear junto a las ovejas y ha salido corriendo”, “no está acostumbrada a estar con animales ni con personas. Anoche nos embestía y esta mañana ha saltado la valla del sitio donde ha pasado la noche” comentó el pastor a ese diario, que quien hace lo que puede no está obligado a más.
La moraleja de estas historietas de nuestra España en vacaciones está muy clara. Menos docilidad con los supremacistas y más aprender de la libertad de criterio de nuestra amiga la cabra, que se resistió a ser dominada y que jamás hubiera hecho en público cosas que están pensadas para la intimidad, como demostró ella misma metiėndose rápidamente en el aseo de la joyería, de la que por cierto, no robó nada. Desde aquí mi aplauso y mi solidaridad con ella y con todos los que como ella, plantan cara y no se dejan. Aquí dejo constancia de su ejemplo.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación