Opinión

Kilómetro cero del sanchismo

Pedro Sánchez, secretario general del PSOE cuyas listas resultaron ser las más votadas en las elecciones del domingo 10 de noviembre, ha sido propuesto por el Rey, después de la

Pedro Sánchez, secretario general del PSOE cuyas listas resultaron ser las más votadas en las elecciones del domingo 10 de noviembre, ha sido propuesto por el Rey, después de la ronda de consultas celebradas con los representantes de todas las fuerzas políticas que alcanzaron representación parlamentaria, como candidato a la presidencia del Gobierno. Para que expusiera ante el Congreso de los Diputados el programa político del Gobierno que pretenda formar y solicitar la confianza de la Cámara en atención a lo preceptuado en el artículo 99.2 de la Constitución se abrió la sesión plenaria el sábado día 4 a las 9 de la mañana.

Como asunto previo, la señora presidenta procedió al segundo llamamiento para el juramento o promesa de acatamiento a la Constitución del señor diputado don Jaume Alonso- Cuevillas i Sayol, elegido en las listas de JxCat, preguntándole si jura o promete acatarla. El interpelado dijo que si añadiendo una de esas coletillas de pitorreo que han ido proliferando para escarnio de todos. Porque sucede que el artículo 9.1 de la norma fundamental del Estado señala que “los ciudadanos y los poderes públicos están sujetos a la Constitución y al resto del ordenamiento jurídico y en nuestro país ninguna autoridad, del Rey abajo, se erige ni legitima sin prestar promesa o juramento de cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes.

De la misma manera que, a tenor de la Ley del Estatuto Básico del Empleado Público todos los funcionarios de carrera de la Administración Civil o de las Fuerzas Armadas, sólo adquieren esa condición si, después de superar el proceso selectivo y ser nombrados por la autoridad competente, cumplen con el acto de acatamiento a la Constitución y, en su caso, del Estatuto de Autonomía. Cuando nos manifestábamos en San Sebastián tras el atentado a José Ramón Recalde, nos salieron al encuentro los aplaudidores de la violencia y les gritamos “¡Sin pistolas, no sois nada!”. Pero ahora intuimos que sin Constitución nosotros tampoco seremos nada. Porque es la Constitución la que nos da amparo y es de ella de donde dimanan nuestros derechos y libertades. Si se evaporara regresaríamos al estado de arbitrariedad y quedaría proclamado aquello de barra libre y ¡sálvese quien pueda!

La intervención inicial del candidato se extendió inútilmente durante 90 minutos, yéndose por las ramas y eludiendo cualquier explicación sobre el acuerdo entre PSOE y ERC

Pero volvamos al Pleno del Congreso. La intervención inicial del candidato se extendió inútilmente durante 90 minutos, yéndose por las ramas y eludiendo cualquier explicación sobre el asunto que centraba todas las preocupaciones: el acuerdo entre PSOE y ERC. Un acuerdo que fue presentado más allá de esas ruedas de prensa sin preguntas que inventó Mariano Rajoy para enfurecimiento de los periodistas. La nueva fórmula Lastra-Ábalos avanzaba más inaugurando un formato más imaginativo “a puerta cerrada”, sin aceptar periodistas ni siquiera en calidad de testigos mudos. Sucede que el texto difundido en el último minuto omite la Constitución, siembra la ambigüedad y anticipa el entreguismo. De modo que, en espera del relator de Pedralbes, la lectura del acuerdo propicia que muchos se sientan abandonados

A las 11.55 hubo un receso de hora y media para que los portavoces prepararan sus réplicas. Pausa inútil para Pablo Casado que traía la intervención preparada de antemano. Es decir, que no interaccionaba con lo dicho y lo omitido por el candidato. Para obtener el eco más resonante le hubiera bastado con leer el diario de sesiones donde constan las palabras de Pedro Sánchez en el debate de investidura anterior denunciando el peligro de Pablo Manuel y las razones por las que rehusaba aceptar sus exigencias. Con eso y la transcripción de las promesas que hizo a los electores cuando como candidato socialista intervino en el debate de televisión del lunes 4 de noviembre: una ley para evitar la manipulación de la televisión pública catalana TV3, otra para terminar con el adoctrinamiento en la enseñanza, otra para introducir un artículo en el Código Penal que sancionara la convocatoria de referéndums y de postre traer a Carles Puigdemont de una oreja a España para entregarlo a la justicia. Nada más contundente que poner al candidato Sánchez ante sus propias palabras.

La pólvora mojada de Casado

Pero Casado prefirió gastar la pólvora en salvas y hacer méritos ante quienes le observaban más a su derecha. Así fue entrando en la espiral de la degeneración activada en los sucesivos turnos de réplicas y contra réplicas donde cada uno invalidó a su contraparte sin dejar episodio negro sin mencionar al menos desde 1934 en adelante. Cada uno se apropiaba de la decencia y excluía al adversario de ese territorio. Porque como decía el general Beaufre hay quienes se apoderan de posiciones morales con la misma contundencia que en términos bélicos se hace con una posición geográfica que se prohíbe al enemigo. A quien mencionaba la prisión de Rato y de Bárcenas se le respondía con los Eres de Andalucía y vuelta a empezar. Santiago Abascal de Vox, nuevo en esta plaza, no se dejó rebasar y nos llevó a las fosas de Aravaca y por ahí llegamos a Paracuellos.   

Quienes desnudaron las calladas de Sánchez fueron sus socios de ERC y luego de JxCat, Bildu y CUP. En su conjunto fue un verdadero festival de agravios a la Constitución

La mejor intervención de los de enfrente estuvo a cargo de Inés Arrimadas a quien Sánchez a falta de argumentos sólo insistió en recordarle su descenso en las elecciones de noviembre. Pero quienes desnudaron las calladas de Sánchez fueron sus socios de ERC y luego de JxCat, Bildu y CUP. En su conjunto fue un verdadero festival de agravios a la Constitución y al sistema que de ella deriva sin que quedara del Rey abajo nada sin demoler, el sistema judicial incluido. Una subasta de autodeterminaciones que configuran la balcanización de España como una tarea urgente. Ninguna llamada al orden de la presidenta que por nada hubiera querido hacer ni siquiera la más dulce objeción a quienes empuñaban con denuedo la piqueta del derribo y no ahorraban agravios del Jefe del Estado en adelante. Por su parte, Pedro Sánchez, subía una y otra vez a la tribuna para agradecer a los provocadores sus agravios como si fueran elogios, sabedor de que sin su favor la investidura sería imposible. Nadie le recordó que el 2 de junio de 2018 hizo promesa por su conciencia y honor de cumplir fielmente con las obligaciones del cargo de presidente del Gobierno, con lealtad al Rey, y guardar y hacer guardar la Constitución como norma fundamental del Estado. El martes 7 veremos además si Teruel existe.

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