Opinión

Cristina K. quiere ser santa y Pedro S. quiere ser Messi

Un destino incierto hermana a la vicepresidenta argentina y al jefe del Gobierno español. Su futuro está escrito más allá de las estrellas. O, al menos, eso piensan ambos

Cristina Fernández de Kirchner y Pedro Sánchez comparten simpatías mutuas y similares excesos. Por ejemplo, ambos están atacados por el síndrome de Hybris, un mal común entre algunos políticos caracterizado por una inclinación malsana a la omnipotencia y una sólida inmunidad a la crítica. Aristóteles lo resumía como el empeño en "mostrar una superioridad desmesurada sobre los demás". O sea, un ego hipertrofiado.

Cristina K. quiere ser santa. Como Evita que también. Es un mal endémico de las primeras damas de esta banda de saqueadores que lleva puteando a la Argentina desde hace ocho décadas. Eva Perón, que falleció a los 33 años, no lo logró. Sus restos reposan en el cementerio de la Recoleta, el barrio pijo de Buenos Aires donde reside Cristina K, enfrascada ahora a esa misión sagrada de alcanzar su canonización. Todo empezó con el atentado fallido a primeros de mes. Cristina K. asegura que recibe llamadas del Papa que jamás se produjeron -apenas un telegrama protocolario- y sus próximos cuentan que vive entre ayes y suspiros como una novicia impúber.

"Estoy viva por Dios y por la Virgen", clamaba en una disparatada performance en la que esgrimió un inopinado prontuario de méritos para ascender a los altares. "Es una santa", coreaban los allí presentes

Miss K. miente mucho. Es una consumada actriz y una manipuladora obsesiva. En su primera aparición pública tras el sobresalto, quiso rodearse de unos cuantos apóstoles de la teología de la liberación (curas villeros, monjas seglares, sotanas guevaristas, monaguillos de Ernesto Cardenal) para mostrarle al mundo que se hizo el milagro. "Estoy viva por Dios y por la Virgen", clamaba en una disparatada performance en la que esgrimió un inopinado prontuario de méritos para ascender a los altares. "Es una santa", coreaban los allí presentes. Su Gobierno decretó un día feriado para acompañar espiritualmente a la señora y organizó una magna ceremonia en la basílica de Nuestra Señora de Luján para dar gracias al Señor por haber interpuesto su dedo divino entre la pistola del atorrante que intentó el magnicidio y la sien de la líder de los desarrapados (los 'descamisados' eran el rebaño de Evita).

La investigación sobre el atentado apenas ofrece resultados reseñables. Todo apesta. Le han endilgado el mochuelo a la llamada 'banda de los copitos' (el 'copito' es nuestro algodón de azúcar), un grutepe de jovencitos frikis y delirantes tras los que se adivina alguna mano negra, cual es tradición en el país. Los "servicios" le dicen allí. Así asesinaron al fiscal Nissman, que investigaba una causa contra Cristina con 85 muertos. El ruido mediático del casquillo interruptus ha desviado el foco sobre otro juicio contra la señora, ahora por corrupción, en el que le reclaman doce años entre rejas. ¿A la cárcel una santa? En esta Argentina peronista desbordada de deudas, de hambre y de mafias, más bien irán ala cárcel los jueces, los periodistas "que alimentan el odio" y la oposición que pretende tumbar al Gobierno y, por ende, a la República. ¿Les suena? Cristina los quiere enjaular.

"Es un líder globlal, un referente europeo", predican los voceros de la Moncloa, donde se frotan las manos tras los éxitos cosechados en los últimos tiempos

Sánchez también es dado a señalar a la oposición, a culpar a los medios (acaba de fumigarse al jefe de RTVE por blandengue), a acosar a los tribunales, a ocupar las instituciones, a perseguir empresarios. Puro peronismo patotero. Arrebatado del síndrome de Hybis, no pretende todavía ascender al séptimo cielo pero sí quiere ser Messi. O algo muy parecido dentro de la categoría de los inmortales. "Es un líder global, un referente internacional", predican los voceros de la Moncloa, a puntito de sacarlo en procesión bajo palio mientras los artistas de la subvención lo inundan de loas y alabanzas.

Es frecuente que el presidente del Gobierno se jacte de haber consumado proezas planetarias, así con la pandemia, con las vacunas, con el gas, con la inflación...Atacado por el don de la hybridad (perdona Claudio) incurre con frecuencia en el hipertrofiado narcisismo. Una tendencia creciente desde que ha descubierto que su destino está en el escenario mundial. De ahí sus frecuentes periplos por exterior, bien a las capitales europeas, bien a los destinos iberoamericanos o bien a Nueva York, de donde acaba de regresar tras una pródiga estancia. Unos 600 millones del erario público se dejó en oscuras iniciativas vinculadas a la agenda 2030, bien proyectos para el empoderamiento de la mujer, la Fundación de Bill Gates, la seguridad alimentaria (¿con qué demonios se come eso?... Entidades ignotas e inconexas que alimentan su liderazgo en el territorio de donde se reparten las cartas del destino internacional.

Unos días antes será nombrado presiente de la Internacional Socialista reunida en Madrid, una organización decrépita y decadente con menor influencia que la liga de los países productores de jenjibre

En la cumbre de la OTAN celebrada en Madrid, Sánchez se afanó en despejar los recelos sobre su antimilitarismo adolescente y sus malas compañías. Mantuvo una reunión de media hora con Joe Biden que, a buen seguro, uno de los dos protagonistas ya ha olvidado. Puede aspirar a todo, según confiesa él mismo en su círculo de amistades. Es alto, guapo y habla inglés. De momento, se ha colado de matute en el viaje a Pekín junto a Scholz y Macron, previsto para noviembre. Unos días antes será elegido presidente de la Internacional Socialista reunida en Madrid, una organización decrépita y decadente con menor influencia que la liga de los países productores de jenjibre. El próximo año asumirá la presidencia del semestre europeo y, luego... Para Sánchez no hay límites

Los cargos previstos

Las cacatúas de Monclovia insisten estos días en que su líder se ha convertido en un 'actor global' y que ha recuperado para España el peso internacional que perdió con Mariano Rajoy. Ronda por los mentideros una serie de cargos a los que podría aspirar. Secretario general de la OTAN, presidente del Consejo Europeo y hasta secretario general de Naciones Unidas, esto algo más difícil ya que ahora ocupa el puesto el portugués Antonio Guterres, también ibérico al fin.

Atenazado por una crisis insuperable, una angustia social creciente, un cuadro económico tormentoso, una desbandada de barones y la sentencia unánime de la demoscopia, Sánchez bracea ya sin disimulo para encaramarse en la cúspide de la órbita mundial, ámbito en el que desarrollará su actividad una vez abandonada toda tentación de presentarse a las generales. Cristina, la santa de la pampa y Pedro, el Messi de la geopolítica universal. Su futuro, esa peligrosa armonía, está escrito en las estrellas. O más allá, afortunadamente.

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