Opinión

La Corte del Faraón Sánchez

Con el inicio del curso político el gobierno ha preparado en el senado una zarzuela. La del Rey, no, otra

Que Sánchez es un líder mundial, geoestratégico y paralepípedo no hay nadie en sus cabales que lo discuta. Debido a ese empeño en ser útil a la historia, a España y a su partido ha pasado este verano en La Mareta no sesteando, como afirma la canallesca derechona mediática, al contrario, su genio se ha volcado en el libreto y partitura de una pieza que ha de pasar a la posteridad o yo no me llamo Sixtino Cabarrús. Trátase de la obra “La Corte del Faraón Sánchez”, inspirada libremente – debe ser lo poco que queda libre a día de hoy en España– en la conocida obra con música del maestro Lleó y libreto de Perrín y Palacios.

En ella, el Faraón Sánchez busca a alguien que pueda quedarse la patata caliente que deja tras su reinado sin encontrar más que torpes excusas del tipo “Qué lástima, tengo un bautizo en Luxor” o “Mañana enterramos en su sarcófago a mi tío Tutankamón y me es imposible”. Desesperado en su pirámide monclovita, fija sus ojos en el casto Feijoo, hombre deseado por los votantes que, sin embargo, guarda un pudor y un recato que a muchos se les antoja raro. La trama irá desvelando que Feijoo, poco a poco, irá perdiendo esas falsas vergüenzas y acabará ocupando el trono del Faraón, no sin antes haber prometido a todos los deudores que deja Sánchez que irán cobrando el día uno y el quince de cada mes poquito a poco, que ha habido mucho que ha hecho, coherentemente, el egipcio, y aquello es un sin Dios, o sea, un sin Osiris, Ra, Anubis y la madre que los parió.

La música, copiada literalmente, eso sí, es formidable y pegadiza, y la letra, picantuela y gachona, no desentona para nada, como en el momento en que se canta “Ay va, ay va, ay socialista qué mareo”, momento en el cual la platea puede estallar en aplausos y los bolsillos de los asistentes también podrían explosionar si no se remedia. Quienes han asistido a los ensayos dicen que el coro de las viudas cesantes – de la política sanchista, se entiende – cuando instruyen a una futura compañera y le cantan “ Al pasar de rojilla a ministra necesitas de preparación, óyenos porque somos cesantes y sabemos nuestra obligación” produce tanta hilaridad como el CIS de Tezanos y tamaña alegría degenera en ludibrio cuando rematan con “Se hacendosa, primorosa, dale leyes siempre cariñosa, métete en la ugeté y critica siempre al pepé, cuídalo, mímalo, no le digas a nada que no y con estas ligeras nociones feministas que damos aquí tu verás como te caen millones y todo un ministerio cañí”.

Todo augura que el Senado será un extraordinario sainete con el Faraón, sus doncellas, sus esclavos, sus momias y toda la parafernalia. Del casto Feijoo nos llegan diferentes opiniones: unas dicen que está bien en lo ensayos pero que no acaba de creerse su papel y otros aseguran que está buscando otro argumento más cómodo para su tesitura vocal. Desde aquí le proponemos, humildemente, Bohemios, también con libreto de Perrín, acompañado para la ocasión de Vico y Palacios, y música del catalán Amadeo Vives. Creemos que el coro de dicha zarzuela con su “Canto a la libertad” que dice “En pos de la alegría, corramos sin cesar llevando en nuestras almas amor y libertad” le vendría de molde. A él y a nosotros. Aquí les dejo un enlace y si no les eriza en cabello, tienen un problema.

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