"Luis, los españoles sois un desastre". Ese es uno de los comentarios que uno tiene que oír de tanto en tanto, normalmente de personas del resto de Europa, una valoración estridente para un país que recibe de forma recurrente más de 60 millones de turistas. Te lo dicen como si de nuestros cajeros automáticos saliera confeti. Tal vez lo más molesto sea que lo digan por alguna locura del Gobierno tras haberles explicado que, por el sistema electoral, ese Gobierno no tiene nada que ver con el español medio, que no va por ahí mintiendo con su tesis de grado o con masters fake. ¿O sí? ¿Me he perdido algo? Seguramente.
¿Pero, puede morir una nación por no darse cuenta del desastre que es o del que le viene encima? Una de las mejores explicaciones a esa pregunta la da la Teoría Generacional, que nos explica cómo, cada más o menos cien años, las naciones entran en una crisis gravísima en que su propia existencia está en juego. Dicha crisis viene por la degeneración de tres cosas: de un orden vigente, de un pensamiento dominante y de su Establishment, que son quienes determinan el comportamiento de las naciones.
¿Y qué resultados producen esos determinantes sobre nuestra demografía? Pues fatal, como muestra la distribución de generaciones en la siguiente gráfica; en cuarenta años, si las cosas no siguieran empeorando, habremos perdido unos 15 millones de españoles originarios, haciendo imposible nuestra viabilidad, sobre todo si consideramos el vecindario. ¿Cuál es pues el destino de España? Pues, al no tener hijos está sentenciada a morir. ¿Piensan reemplazarnos por otros y, si lo hacen, quién integrará a quién? Lo pregunto porque los españoles, con nuestra servidumbre voluntaria, somos simples sujetos pasivos en este experimento demográfico.
Luego está que, por ejemplo, si ya se ve imposible pagar las pensiones a la generación langosta, o "transicionistas"(barra granate, gráfica anterior), que siempre están con el cuento de "transicionar" hacia algo, los padres del desastre, ya se pueden imaginar la miseria que les espera en la vejez a los de la Generación X (barra azul oscura), que no tienen "nadie" debajo; los últimos "Gen X" están por los 39 y, como señalamos hace casi una década, si no tienen hijos y pueden, ténganlos, con todo lo que ello implica.
La Generación X, a la que, además, se le quiere echar la culpa del desastre que viene, cuando se han tragado todos los marrones de los inventos (y los que quedan) de los "transicionistas" y sus chicos (políticos) puestos a dedo, son los que hoy sostienen la producción, el consumo, la recaudación, el ciclo económico actual y cierta seguridad pública, dándose bofetadas con los delincuentes de nuevo cuño del orden actual.
Tras los anteriores vienen los llamados "illennial" (barra roja), que han sido víctimas del deterioro progresivo, fruto del R78, del ya engendro educativo feminista, nacionalista, progresista y siga Usted con la lista. El mejor retrato de dicho desastre educativo lo ha plasmado el profesor Daniel Arias (entrevistado aquí), en una carta abierta a los alumnos que es de obligada lectura.
No contentos con lo hecho a los "Millennials", el Gobierno de diputados de listas, listos y listillos, que no representan a nadie, ahora va a por la siguiente, a por los niños, los "Zoomers" (barra azul clara), cebándose en su mayor obsesión: el sexo, fomentando conductas y autorizando mutilaciones irreversibles a infantes que solo deberían ser permitidas (o no) a adultos muy bien informados. Debe ser que si le desgracian la vida a quien la empieza les puntúa más que a, por ejemplo, un cincuentón; si no, no se entiende. Hay que decir que todo ese adoctrinamiento psicótico a los niños afecta poco a los de origen exterior a la UE, quienes, como toda persona normal, pasa de semejantes locuras progresistas; es decir, afecta fundamentalmente a la España originaria, que es lo que les importa, matar a España.
Según su mentira, con su orden siempre vamos a más y, cualquier error y dificultad, son superados con el paso del tiempo. ¿Y qué dicen los datos? Que no, obviamente
Los progresistas, con el control que tienen del orden y de los medios de comunicación, han hecho creer que el progreso es permanente, una mito letal en un país como España donde el pensamiento dominante es el mesianismo político. Si atendemos a la definición de una de sus fundadoras, Annie Besant, el progresismo es ir progresivamente a una sociedad global donde gobierne una aristocracia socialista en la que los votos no cuenten (The Future Socialism); lógico, si contaran, contarían las naciones y no mandarían ellos, que es de lo que va la Política, de quién manda y cómo. Sin entender eso no se comprende nada. Según su mentira, con su orden siempre vamos a más y, cualquier error y dificultad, son superados con el paso del tiempo. ¿Y qué dicen los datos? Que no, obviamente.
Por ejemplo, en la gráfica anterior, sobre renta per cápita en dólares reales (descontada la inflación) de paridad de poder de compra, tenemos dos casos, Francia y Estados Unidos, donde los votos cuentan (sistema uninominal, no de listas) y tres en que no, las partitocracias de Noruega, Italia y España, las tres estancadas desde 2008 (Italia desde el 2000), y aún falta superar la lucha contra la espiral inflacionaria y su posible recesión. Luego quiten a eso los impuestos crecientes y pérdidas patrimoniales por sus burbujas inducidas, y el empobrecimiento es peor; la penúltima fechoría: la hecha a los automovilistas. Resultado: más viejos, sin hijos, más pobres y con la delincuencia disparada por la mala inmigración. Es criminal.
Cada uno de esos países tiene su orden (socialdemócrata), su pensamiento dominante y su Establishment que degeneran a su manera. En las oligarquías de partidos estatales, como la partitocracia española creada en el R78, al no haber Sociedad Civil, prácticamente no hay Establishment privado (hay cuatro del IBEX35), siendo la mayoría partitócratas y altos funcionarios (UE, Poderes del Estado, burocracias central, autonómica, etc., entes autónomos, BdE, etc.), en universidades, grupos de interés sindicalizados o no, en el cártel televisivo, etc., muchos de ellos con pretensiones tecnocráticas (de risa) y todos, en la práctica, expolian el territorio y sus habitantes produciendo el destino funesto comentado.
Solo si el viejo PSOE apoyara un sistema electoral uninominal a doble vuelta, como en Francia, entonces sí tendríamos una monarquía parlamentaria de verdad
La gráfica de estancamiento del PIB per cápita, pendiente de la desaparición de la España más dinámica y productiva, me ha recordado otra de otro tiempo, que vimos en las Eras de Hispania, donde dicha variable se estancó durante un siglo (siguiente gráfica), de 1600 a 1700, aún disponiendo de un imperio incomparable. Menudo desastre. Curiosamente, en "nuestro" Establishment, aún hay quien fantasea con aquello proponiendo un orden nuevo en el que, como los progresistas, todo se monta para que no podamos elegir representantes, y así hasta que maten a España.
¿Y cómo revienta un orden tan degradado y disfuncional donde da igual lo que votes, que ya ponen ellos los diputados y se tapan sus vergüenzas? Pues, salvo guerras inesperadas que se pierdan, por una implosión fiscal, por ejemplo. Tan lejos no estamos. Pudo ocurrir en 2011, con la deuda pública próxima al 70% del PIB (siguiente gráfica), pero vino la UE y el BCE al rescate. El ratio Deuda Pública sobre el PIB (visión histórica), ese viejo conocido que nos sirvió para valorar la gestión pública, no para de empeorar superando, salvo en Noruega, el 100% del PIB y, a cada problema, gastan más y aumentan la red clientelar de parásitos activistas para movilizarla cuando interese al progresismo. ¿Y quién pagará esa deuda, porque españoles productivos en cantidad suficiente no va a haber?
¿Hay solución? Si el problema es el orden y que los votos no cuentan, hagamos que cuenten para que los españoles, todo el cuerpo social, a través de sus representantes, propongan soluciones, lo cambien y tomen las duras decisiones que son ineludibles y asuman sus consecuencias, cambiando el orden disfuncional que padecemos. Esto sería posible si la vieja guardia del PSOE, que impuso el sistema electoral actual al crearse el R78, desplazara a Sánchez y, en coalición con el PP y Vox, pusiera el sistema electoral uninominal a doble vuelta, como en Francia, entonces sí tendríamos una monarquía parlamentaria de verdad. Si no, seguirá la degeneración, España morirá y habremos demostrado que somos un desastre. ¿Lo somos, Ustedes qué creen?
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