En la URSS se quejaban del esfuerzo que suponía estar en todas las pomadas. Lo retrata perfectamente Stanley Kubrick en la escena de Teléfono rojo, volamos hacia Moscú en la que el embajador soviético se excusa por la creación de un arma que aniquilará a toda la humanidad. “Salió muy barata. No podíamos soportar el gasto que conllevaba la carrera espacial, la carrera armamentística, la carrera por la paz, la carrera por la cultura”.
La post izquierda colorinchi ha procedido al revés. Ha desmenuzado la sociedad, vertiendo el elixir rojo en todo asunto posible: el movimiento LGTBI y dos números más, el feminismo, el ecologismo, el nacionalismo, los consumidores, los toros, Europa, la inmigración y sumen y sigan. No es por estrategia, que eso presupondría un cierto nivel de inteligencia. Es, pura y simplemente, mantener la apariencia de que “el pueblo” está en todas las salsas y, no nos engañemos, crear una pléyade de chiringuitos en los que colocar conmilitones, cuando no a amantes, familiares u otras hierbas.
El último descubrimiento que han hecho es el de la España vaciada, idea que sirvió para que un señor saliera elegido diputado por Teruel, residiendo en otra comunidad, al que no se le conoce otro mérito que darle a Sánchez la razón siempre. Como los comunistas fashion, mezcla de Vogue y Mundo Obrero, ven que la cosa está malita en cuanto a intención de voto, se han sacado de la manga a Yolanda Díaz. Esta, auspicia una ensalada Baudelaire con otras compañeras, a ver si rascan algún escaño más de lo que las encuestas auguran. Estos inventos funcionan de forma regulera en lo colectivo, véase Izquierda Unida, y bien en lo personal. No en vano Alberto Garzón, ministro de horticultura, y la misma Diaz provienen de ahí.
En esa línea, les ha dado por apropiarse de esa España vaciada, aunque creo que la definición que mejor le cuadra es la de abandonada de la mano de Dios. Nadie se ha ocupado nunca del campo español ni ha hablado seriamente con campesinos y ganaderos, con jóvenes que se fueron de su pueblo por no tener siquiera una farmacia o de los pescadores varados en tierra por culpa de los políticos. Son los grandes olvidados de todos los gobiernos. Solo se acuerdan de ellos para complacer a los lobbies europeos en Bruselas, recortarles cifras de producción, primar exportaciones de países como Marruecos y subir los combustibles hasta extremos imposibles de asumir.
Ventana de oportunidad
Podemos ve en este asunto una, como dicen ahora los cursis, ventana de oportunidad. Y como sea que la gente empieza a entender que el separatismo vasco o catalán sacan tajada a base de organizarse y chillar, no pocos se han dicho que por qué no van a hacer lo mismo. Entiéndanme, no se trata de dar golpes de estado, si no de montar un partidillo regionalista y dar la tabarra. A Revilla no le ha ido mal. Al de Teruel, ni les cuento. Quieren “una plataforma política”.
Podemos, en plan aprovechategui, se ha dicho que igual pueden convencer a esas honradas gentes, a ver si suena la flauta por casualidad. Pero su tremendo desconocimiento de la realidad les impide ver lo que hay. El campesino, el ganadero, el pescador, el que tiene una pequeña industria de conservas, es gente que entiende acerca de madrugar, trabajar todas las horas que haga falta, y las perspectivas de género les importan una higa. Muchos son conservadores, a saber, tienen ganas de conservar lo que es suyo, mejorarlo y dejárselo a sus hijos. ¿Cómo creen los podemitas que se habrán tomado que el comunismo Chanel critique a don Amancio Ortega por pasarle el testigo a su hija? ¿Qué creen que dirán sobre el impuesto de sucesiones?
Es una izquierda vaciada de todo poso intelectual, ética y sentido común la que está actuando a la desesperada intentando manipular lo más sagrado que tenemos. Puro bla bla bla televisivo. Esos pueblos que reclaman infraestructuras, servicios, ayudas, solidaridad, merecen algo mejor que estar representados por una panda de pijos progres. Que les pregunten a los afectados, singularmente a los cultivadores de plátano, por el volcán en La Palma. Todavía no han visto un solo euro a pesar de las incontables visitas de Sánchez a la isla. A este gobierno el único vacío que le inquieta es el de su propia cuenta corriente. Para eso son socialistas y comunistas. Que nadie se engañe.
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