Opinión

La Manada de Igualdad anda suelta

Es fácil odiar a Irene Montero, a la juez podemita enemiga de policías Vicky Rosell, a Pam o a la siniestra Belarra. Las cabecillas de la peligrosa manada de Igualdad dedicada a excarcelar y rebajar penas a depredadores sexuales y pederastas, ent

Es fácil odiar a Irene Montero, a la juez podemita enemiga de policías Vicky Rosell, a Pam o a la siniestra Belarra. Las cabecillas de la peligrosa manada de Igualdad dedicada a excarcelar y rebajar penas a depredadores sexuales y pederastas, entre otras actividades  dañinas para hombres y mujeres, han sembrado el terror en la España consciente. No las encontrarán en barriadas, ni en zonas no-go que tanto defienden ellas y sufren otras, las mujeres de una clase social distinta a la suya. Esta manada de igualdad es peligrosa, pero no está en busca y captura, sino en el Gobierno a la espera de colocación, de nuevo destino en Instituciones internacionales del departamento de negocios Femi-trans. Esto explica la impunidad con la que operan.

Llegaron al Gobierno con la utilización de un delito sexual perfectamente escogido por las características de los agresores, sin importar la víctima o ninguna otra. Llegaron al Ministerio de Igualdad gracias a la alarma social que generaron alrededor del caso de la manada de Pamplona, con la coordinación de los dueños de las mechas callejeras y mediáticas. Hoy, la ley que ha beneficiado a uno de los condenados por violación en aquél caso es la promesa blanca que llevó a la izquierda al poder, la ley del sólo sí es sí. 

Hoy, la ley que ha beneficiado a uno de los condenados por violación en aquél caso es la promesa blanca que llevó a la izquierda al poder, la ley del sólo sí es sí

Es fácil culpar a Irene Montero y a la manada de igualdad de esta situación. Es una forma de que muchos y muchas, empezando por famosas millonarias presentadoras de televisión que hoy tildan de mera ironía lo ocurrido, contribuyeron al linchamiento de jueces en el caso de la manada y a la creación del feminismo de jauría. Montero no estaba sola frente al Ministerio de Justicia para pedir al Gobierno que un tribunal dictase una sentencia condenatoria por agresión. La ley del sólo sí es sí nació en aquel momento, pero también una forma de Gobierno totalitario que implantaría el nuevo régimen político en el que estamos, pendiente únicamente de su formalización, que llegará con la amnistía o el referéndum. Aquella gran operación psicológica de masas moradas fue la inauguración para que todos consideraran aceptable la tiranía política por causas que señalasen los medios como buenas.

Tildar la ley del sólo sí es sí como chapuza o mero error es legitimarla, como si la idea fuese buena, pero estuviese mal ejecutada por unas incapaces. Un pensamiento tan equivocado como lo estaba cada marxista que pronunció esa frase. Es la gran mentira alrededor del consentimiento, la ficción desquiciada de su descubrimiento e incluso su creación como eje de los delitos contra la libertad sexual por esta manada majara.

La ley del sólo sí es sí no sólo ha convertido todo en un delito, sino además en el mismo delito. Implanta terror y desconfianza entre hombres y mujeres, establece un control social mediante linchamientos públicos e impunidad de los gobernantes sin responsabilidad alguna sobre los efectos de su Gobierno, más preocupados en adquirir prebendas de países terceros que de proteger a una sola mujer.

Tildar la ley del sólo sí es sí como chapuza o mero error es legitimarla, como si la idea fuese buena, pero estuviese mal ejecutada por unas incapaces

El gran avance social de las mujeres que no puede permitirse ni un paso atrás es que se pueda linchar al impresentable de Luis Rubiales cuando ellos decidan, por agresión sexual y no por corrupción. Cuanto mayor es el escándalo del insoportable ecosistema político mediático que padecemos, menor es la agresión cometida. Las escalofriantes violaciones que nos recuerdan la creciente inseguridad para las mujeres y nos llevan a señalar sus causas multifactoriales, sólo reciben silencio.

Muchos se preguntan cómo iba a ayudar a las mujeres reducir las condenas en su grado mínimo. O cómo se iba a defender a los niños al despenalizar los abusos sexuales a menores entre 16 y 18 años. Gracias a esta ley también han quedado libres muchos pedófilos que utilizaban el dinero o las coacciones frente a ellos. Como si se hubiese despenalizado una actividad propia de red de menores adolescentes. Pero, ¿quién dijo que la ley del sólo sí es sí tuviese la intención de proteger a las mujeres?¿Pam? ¿Quién dijo que el partido amigo de Infancia Libre buscaba proteger a los menores ensalzando el consentimiento con esta ley y facilitando  el camino para que con otra, en un futuro, los niños puedan tenerlo? Irene Montero. Esta ley nunca fue para proteger a las víctimas, sino para crearlas y dejar impunes a sus agresores. Una sociedad por muy infantilizada que esté no puede juzgar a los políticos por las intenciones que manifiesta, sino por los efectos de sus hechos. Irene Montero no es la ideóloga de nada, pero sabe de su impunidad al ser la agente comercial de ventas de peligrosos lobbies con agendas y presupuestos mil millonarios. Hay que acabar con algo más que con una Ministra, una ley o un Gobierno.

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