Y no parece que pueda calzarse de momento porque Sánchez no quiere ni oír hablar de ella. Sumar son los únicos que en Cataluña siguen con el tole tole de aquel espejismo que sirvió solo para los bienquedas del PSC y de ERC. Pero ná siquiera. A Sánchez todo lo que huela a recordar sus indultos y sus pactos con ERC lo pone más histérico que Drácula metido en una piscina de all i oli. Curiosamente, el tema catalán no está apareciendo por ningún sitio estas semanas. Ni el vasco, por descontado. Los pecadillos del Figura monclovita con los separatismos variopintos han sido sepultados por los voceros del régimen que no paran de hablar de VOX y sus pactos con el PP. Es normal que a los sociatas no les interese que alguien diga que lo de la derecha será lo que se quiera pero mucho peor es gobernar apoyándote en bilduetarras y golpistas, habiendo indultado a los segundos y trayendo a los presos etarras sus casas en medio de onguietorris a los primeros.
Ese es el mensaje que se les ha hecho llegar a los comunistas de sueldazo y pancarta: nenes, dejad de joder con la pelota, que eso no se dice, que eso no se hace, que eso no se toca. Además, a la que las liasons del gobierno sanchista con el separatismo se pusieran de moda alguien podría echarles en cara que le prometieran a Puigdemont indultarlo vía exprés si accedía a entregarse a la policía española, o que el movimiento callejero separatista está congelado merced a un acuerdo secreto entre socialistas y separatas, o que al gobierno de Aragonés le hayan caído millones, o que Illa esté siempre atento para salvarle las posaderas al susodicho cuando Junts se echa al monte.
A Sánchez todo lo que huela a recordar sus indultos y sus pactos con ERC lo pone más histérico que Drácula metido en una piscina de all i oli
Atendiendo a estas razones, que Sánchez sostenga que está todo dialogado y que en Cataluña reina la paz social no deja de tener una parte de verdad. Dialogado está, porque el gobierno de la nación se ha plegado a todo lo que se le ha pedido desde la generalidad. A todo. La inmersión lingüística, los indultos, la modificación del delito de sedición, el apoyo del PSC en el parlamento regional, el crujido de bisagra de Sánchez ante Aragonés, en fin, no se ha quedado ninguna gota en el tintero. Que los de ERC, o los más cafeteros de Junts, o esos esquifes que van a la deriva de las CUP lo den por suficiente es otro cantar, porque sabido es que esa gente nunca tiene suficiente. Va de suyo con el nacionalismo.
De ahí que la petición de Aina Vidal, a la sazón candidata de la formación de Mari Yoli en Cataluña, sobre la conveniencia de poner la mesa de diálogo como eje central en esta campaña haya tenido menos adhesiones que la petición de indulto para Milady de Winter. Ahora bien, ha servido para que nos demos cuenta de este hecho singular: ¿Sánchez no piensa hablar de la mesa en cuestión? ¿No va a reivindicar lo bien que lo hace en materia de mesas y sillas? Decimos más, cuando Feijoó dijo el otro día que, hombre, lo de la mesa se podría ver, teniendo que rectificar rápidamente ¿a nadie le olió a cuerno quemado? Porque si ni sociatas, separatas o incluso peperos quieren saber nada de la mesa que, dicho de paso, fue una barbaridad política y jurídica que atenta contra la constitución al reconocer la igualdad entre el estado y una autonomía, es decir, el todo y la parte, algo habrá.
Miedo me da pensarlo.
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