Opinión

La promesa de la inteligencia artificial

En vez de perder nueve horas con un farragoso informe, lo podemos preparar en una hora con ayuda de un robot

El año pasado vimos una auténtica eclosión de sistemas de inteligencia artificial. Programas como DALL-E son capaces de crear ilustraciones sobre cualquier tema que le pidamos partiendo de una breve descripción de texto. ChatGPT puede a su vez escribir historias, informes, ensayos o responder a preguntas complicadas con una fluidez impensable hace unos años. Aunque los vehículos autónomos parece que siguen encallados en un quiero y no puedo, los sistemas de inteligencia artificial parecen ser cada vez más capaces, más flexibles, más creativos y más rápidos, abarcando tareas y funciones cada vez más complejas.

Como siempre después de cada avance tecnológico, han surgido muchas voces asustadas sobre el impacto de todos estos inventos en el mercado laboral. Mi impresión, sin embargo, es que la inteligencia artificial no es tan distinta a muchos otros avances anteriores, desde la rueda al motor de explosión. Su desarrollo e implementación nos harán más prósperos, más felices y más libres.

La invención de la rueda es un buen punto de partida para explicar qué podemos esperar. Una sociedad premoderna que carece de carretilla o vehículos rodados, en su versión más básica (hablamos de porteadores y animales de tiro, se entiende), no tiene una capacidad de transporte muy distinta a una que sí que las tenga. Lo que tiene que hacer es dedicar mucha más gente para transportar la misma cantidad de carga. Cuando aparece la rueda, todos estos "puestos de trabajo" de porteadores dejan de ser necesarios, porque un carromato o una carretilla pueden desplazar la misma cantidad de bienes con menos esfuerzo.

Los porteadores harán otras cosas, desde construir casas a cultivar campos, y todo el mundo viviera un poco mejor. La tecnología nos hace más productivos

Lo que sucede en esas sociedades no es que los porteadores se queden en el paro y se mueran de hambre, sino que sencillamente pueden dedicar menos mano de obra a mover paquetes. Los porteadores harán otras cosas, desde construir casas a cultivar campos, y todo el mundo viviera un poco mejor. La tecnología nos hace más productivos y esa mayor productividad libera recursos para hacer otras cosas.

En el fondo la inteligencia artificial no es demasiado distinta a la rueda. Los ordenadores Son máquinas mucho más complejas, cierto. Pero del mismo modo que la rueda nos permite mover objetos pesados con mucho menos personal, los ordenadores, que son en última instancia una versión de inteligencia artificial, nos permiten procesar información compleja y datos utilizando mucho menos mano de obra. Estos sistemas tienen el potencial de conseguir que mucha menos gente sea necesaria para llevar a cabo tareas complejas que requieren una cantidad considerable de mano de obra especializada.

Comparemos, por ejemplo, una versión primitiva de la inteligencia artificial cómo son las hojas de cálculo. Cuando uno ve películas antiguas como El Apartamento de Billy Wilder, sorprende ver esas grandes oficinas llenas de contables. Hacer cuentas y presupuestos era una tarea complicada que requería la coordinación de mucha gente haciendo muchísimo trabajo de forma manual. Excel y sus derivados simplemente hacen que una sola persona con un ordenador personal pueda procesar muchísima más información. Eso quiere decir que las empresas, y nuestra sociedad en general, tiene que dedicar muchos menos recursos a una cosa aburrida como es la contabilidad y destinarlos a cosas más productivas o más divertidas.

Poderle pedir a un robot que haga parte de este trabajo, o al menos un primer borrador, me sería inmensamente útil y me dejaría mucho más tiempo para tareas menos rutinarias, más creativas, y que exigen un trato personal

ChatGPT y otros bots parecidos capaces de generar texto no son demasiado distintos. Como alguien que se gana la vida escribiendo, sé de sobras que gran parte de mi trabajo incluye cosas bastante rutinarias que requieren tiempo para procesar información y convertirla en frases, pero no demasiada creatividad. Convertir actas de reuniones en narrativa, o compilar y comparar legislación entre estados, o incluso escribir notas de agradecimiento o correos electrónicos organizando encuentros no son demasiado exigentes, pero toman su tiempo. Poderle pedir a un robot que haga parte de este trabajo, o al menos un primer borrador, me sería inmensamente útil y me dejaría mucho más tiempo para tareas menos rutinarias, más creativas, y que exigen un trato personal.

Es cierto que esta mayor productividad hará que menos gente como yo tenga que hacer esta clase de trabajos, pero eso no tiene por qué ser un problema. Porque si algo hemos aprendido desde que inventamos la rueda es que los humanos tenemos una capacidad casi infinita de encontrar cosas que hacer con nuestro tiempo.

La palabra clave de todas estas discusiones es de hecho esta, "tiempo". Ser más productivo quiere decir que puedes hacer más con menos recursos, y el tiempo es el recurso más escaso que tenemos. la inteligencia artificial no se abre la oportunidad de liberarnos, de tener más tiempo para hacer otras cosas. En vez de perder nueve horas con un farragoso informe, lo podemos preparar en una hora con ayuda de un robot. Nuestra preocupación no tiene que ser qué sucederá con ese día perdido de trabajo, sino todas las cosas que podemos hacer durante esas ocho horas en las que no estamos ocupados escribiendo alguna tontería rutinaria.

Todas estas innovaciones nos han permitido vivir mejor, más tranquilos, seguros, ricos, y felices, y que los agricultores, mozos de cuadra, porteadores y fabricantes de velas encontraron algo mejor que hacer

No debemos engañarnos, por supuesto, de que introducir una tecnología que nos hace más productivos tiene efectos a veces traumáticos. Toda la historia del desarrollo tecnológico de la humanidad consiste, en el fondo, de la historia de qué narices hacemos con la gente que no está arando campos con las manos, cargando paquetes sobre su cabeza, cuidando caballos de tiro, o fabricando velas, por decir varias invenciones revolucionarias que nos han ahorrado montones de ciento y recursos. Lo que sabemos es que todas estas innovaciones nos han permitido vivir mejor, más tranquilos, seguros, ricos, y felices, y que los agricultores, mozos de cuadra, porteadores y fabricantes de velas encontraron algo mejor que hacer.

La inteligencia artificial tiene el potencial de convertirse en otro multiplicador de la experiencia humana, en otra tecnología que nos libera, que nos devuelve tiempo. Como antes aprendamos a usarla y ponerla a nuestro servicio de forma efectiva, mejor.

Ahora toca imaginar todo lo que podremos hacer después.

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