Soy consciente de que, incluso en webs financieras prestigiosas, se habla de ese término mítico “rentabilidad por dividendo”. Esto demuestra lo desconfiado que debe mostrarse el inversor hacia los medios y supuestos expertos sobre bolsa y la necesidad de formarse para poder tener un criterio propio que le sirva a conseguir una mayor rentabilidad para sus ahorros, en lugar de convertirse en un “paga comisiones” sin asesoramiento objetivo. Si compra usted una acción a 10 euros que reparte un dividendo de 1 euro le mentirán y le dirán que ese valor debe ser comprado porque ofrece una rentabilidad por dividendo del 10%.Lo que ocurre es que juegan con la percepción errónea del “dinero en mano” ya que sí, nos pagan ese euro, pero automáticamente el precio de la acción baja en la misma proporción. ¿Cómo puede venderse como rentabilidad añadida algo que es tan sólo un juego de suma cero?
Multimillonarios que nunca venden y fondos de pensiones que necesitan liquidez periódicamente suelen sentirse atraídos por compañías de alto dividendo, pero para el inversor minoritario, el que busca un plus para sus ahorros y, a ser posible, batir cada año la subida del coste de la vida, el comprar una acción que dé un dividendo grande, pequeño o ninguno, no es un factor que aumente la rentabilidad de su inversión. Los dividendos son una inyección de liquidez, no un beneficio extra. Como ejemplo cualquiera que haya comprado Santander o Telefónica confiando en ello, ha podido comprobarlo. El dividendo que se cobra, restada la quinta parte que se queda Hacienda, se descuenta del precio de la acción automáticamente por lo que no hay ninguna rentabilidad salvo la impresión de que la hay por recibir un dinero en efectivo de vez en cuando.
El propio Ibex descuenta los dividendos, y por eso que existe el índice que todos conocemos, muy lejos de los 16.000 puntos que tocó en 2007
Es cierto que una empresa que reparte dividendos es una empresa con beneficios, y eso es un buen argumento para un inversor, si bien hay quien puede discutirlo tras la buena racha del Nasdaq de los últimos años, índice en el que la mayoría de sus cotizadas no pagan dividendos. Pero una cosa es decidirse por invertir en un valor por sus resultados financieros y otra muy distinta engañarse creyendo que por cobrar dividendos periódicamente van a recibir algún tipo de rentabilidad extra. No es cierto: toda acción que abona un dividendo resta en la misma proporción el precio al que cotiza. De hecho, el propio Ibex descuenta los dividendos, y por eso que existe el índice que todos conocemos, muy lejos de los 16.000 puntos que tocó en 2007. Hay otro índice que se denomina Total Return que, debido a los dividendos abonados durante todos estos años, hace que la distancia al máximo histórico real, registrado en febrero de 2020 -justo antes de las “caídas pandémicas”- sea de algo menos del 20% en lugar del casi 100% que tendría que subir el Ibex famoso para volver a los números de 2007.
Tampoco es que tenga mucho sentido que, con la actual volatilidad y con un IPC tan alto que nos come el poder adquisitivo en tan enorme proporción, se pretenda convencer a un posible inversor para que compre unas acciones que en unas horas pueden subir o bajar un 5%, por un dividendo que puede proporcionar eso mismo -o menos- anualmente. Además, es mentira. Lo preocupante de todo esto no es que haya tanta gente engañada por la falsedad de la “rentabilidad por dividendo”, es que todo aquel que conoce mínimamente la bolsa sabe que esto es así, y sin embargo medios y supuestos expertos siguen con la misma cantinela. Incluso se comercializan fondos que presumen de ella. ¿Cuántas portadas en prensa salmón española no habré visto anunciando a bombo y platillo la “lluvia de dividendos” como argumento para comprar tal o cual acción? ¿Cuántos llevan años pillados por haber utilizado ese falso argumento en sus compras? Incluso hay quien invirtió dando por hecho un dividendo que luego se suspendió, porque tampoco es algo seguro al 100%. Y por supuesto hay acciones que han sido muy rentables este siglo como Iberdrola o Inditex, que además han pagado muy buenos dividendos, pero lo han sido por la fuerte subida de su cotización, no por los dividendos, que según se abonaban, eran restados del precio.
Los animo a que no se dejen engañar y sumen todo lo que han cobrado, más lo que conseguirían si vendieran hoy sus acciones
En foros especializados de internet se puede comprobar cómo hay muchísimos accionistas que se consuelan de unas notables pérdidas a revaluación (comparando el precio de compra con el precio que cotiza hoy) con el “caramelito” de los dividendos. Lo mismo estoy siendo cruel recordando a los que tienen acciones desde hace años de Santander o de Telefónica que, aunque saben que están perdiendo dinero, se animan con los dividendos, pero yo los animo a que no se dejen engañar y sumen todo lo que han cobrado, más lo que conseguirían si vendieran sus acciones hoy y lo comparen con lo que pagaron en su momento. Incluso ignorando -aunque deberíamos tenerlo en cuenta- comisiones y costes de mantenimiento (que siguen cobrando la mayoría de bancos y agencias de valores), podrán comprobar que jamás han obtenido una rentabilidad por el dividendo, sólo han recibido pagos que, automáticamente, han minusvalorado el precio del activo que poseen, en la misma proporción.
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