Hay una verdad bastante cansada, y es que en los mercados en los que existe una elevada competencia, a quien falta un día le roban la silla. Recuerdo un artículo que escribió Jesús Cacho en este periódico hace unos años, en el sábado que los barones del PSOE utilizaron para desahuciar a Pedro Sánchez como secretario general del partido. Mientras La Sexta echaba el resto para cubrir ese acontecimiento, en La 1 emitían una película de Cine de Barrio. De Manolo Escobar.
Los grandes acontecimientos informativos se han seguido históricamente en TVE. Ahí narró Jesús Hermida la llegada del hombre a la Luna y ahí se enterró a Franco, se coronó a los dos últimos reyes y se derrumbó el Muro de Berlín. Las campanadas del 31 de diciembre se han seguido en La 1 hasta este año, en la derrota más poética de la historia de la corporación. Si ya ni siquiera es referencia en Nochevieja, es que poco pinta ya.
El principal problema es político, pero también de gestión. Los sindicatos pugnaron por mantener la plantilla en la misma dimensión y eso, unido a que nunca desde 2009 volvió a alcanzarse el presupuesto de 1.200 millones de euros que fijaba su Ley de Financiación, provocó que el Mundial de Sudáfrica se celebrara en Mediaset y las víctimas del atentado de Barcelona se lloraran en La Sexta. Con un 43% del presupuesto destinado a pagar sueldos, no hay mucho margen para mejorar la parrilla de programación.
También ha influido la dejadez. Podría haber sido una buena herramienta para retener audiencia el Canal 24 Horas, pero transmite desidia. Seguro que alguno allí dentro podrá dar una explicación acerca de por qué el canal, en parte, es un rollo de noticias que se repiten durante una parte importante del día y la noche. O sobre por qué el ser destinado a ese canal es casi como que te manden a galeras. O sobre por qué no se ha trabajado en el Canal Internacional mientras las potencias cebaban sus cadenas de noticias internacionales.
TVE, a un mundo de las TV privadas
El resultado es que Antena 3 y Telecinco son actualmente inalcanzables para La 1. Pero es que La Sexta ha aprovechado los días de máxima actualidad informativa para ganar a los puntos a la televisión pública. Entre el 23 de febrero y el 3 de marzo, 7 de los 10 días.
Dos de los tres que ganó RTVE fueron sábado y domingo, cuando pública saca el arma del cine y La Sexta pliega velas.
La cuota media de pantalla de estos días es engañosa. Sobre el papel, entre el 23 de febrero y el 3 de marzo hay un empate técnico entre las cadenas. Pero si sacamos de la fórmula los fines de semana, se aprecia que La Sexta ha estado por encima de La 1 en 7 de los 8 días laborales. Es decir, aquellos en los que la actualidad informativa es más relevante.
Durante los primeros tres días de marzo, ese fenómeno se ha acentuado. El share de La 1 es de 8,2 puntos y el de La Sexta, de 8,9.
La labor informativa sobre el terreno de los corresponsales y enviados especiales de RTVE es impecable. Ahí están Víctor García, Hugo Úbeda y Miguel de la Fuente, Laura Alonso, Sergio Jiménez, Oscar Mijallo, José María Ortiz, Marina Toldos, Érika Reija e Iván Makarov. No hay una cobertura mejor y más completa en ninguna cadena de televisión española y es justo reconocerlo.
Ahora bien, los distintos fallos que durante los últimos años ha cometido la corporación con sus informativos y programas pesan y han provocado que su audiencia sea menor que la de sus principales competidores.
Antena 3 duplica a La 1
Los noticiarios de Antena 3 arrasan en audiencia actualmente. Los de mediodía registran una audiencia media de 21,9 puntos, mientras que los nocturnos, del 20%. Antes de su emisión, se ofrecen La Ruleta de la Suerte y Pasapalabra, que dejan la audiencia por las nubes.
Los de La 1 cuentan con el 10,9 y el 11,3%. Prácticamente, la mitad que el principal canal de Atresmedia. Antes del telediario vespertino se ofrece Aquí la tierra, uno de los programas más vistos de ‘la pública’, pero con una audiencia que tampoco es para tirar cohetes. Y a mediodía… lo que ocurre antes del noticiario de Ana Blanco es digno de estudio.
El anterior equipo directivo decidió retirar de la parrilla de programación el programa de cocina de los hermanos Torres y el espacio de información del corazón de Anne Igartiburu. Programaron en su lugar Las Cosas Claras, de Jesús Cintora, cuya audiencia era mejor que la de sus antecesores, pero lejana a la de sus competidores.
Para colmo, se desinflaba, dado que el magacín estaba dividido en dos. A las 14.00 horas, se ofrecía el informativo regional, lo que vaciaba de espectadores el segundo tramo.
El actual Consejo de Administración votó por sustituir este programa por otro de la misma productora –que fue un fracaso- y, posteriormente, la Dirección de RTVE decidió recuperar Corazón y, posteriormente, el programa culinario de los Torres. Es decir, volver a apostar por lo que previamente había fracasado.
La genial idea derivó en el enésimo fracaso de TVE. Los gemelos cocineros se estrenaron el otro día con un share del 4,6%. Fruto de esta concatenación de dislates, la audiencia del TD1 está hundida. No así la del informativo de La Sexta, que arrastra una buena audiencia de Al Rojo Vivo y logra una media del 11,8%.
Fue hace mucho tiempo cuando La 1 perdió la batalla de la información nacional. La Sexta logró aprovechar el tirón de la nueva política y minó una parte de la influencia de TVE en la actualidad doméstica. Ahora, con el conflicto de Ucrania –y sus días previos, con la crisis del PP-, ha vuelto a perder contra las dos cadenas de Atresmedia.
El pasado viernes 26 de febrero, uno de los invitados del debate nocturno de los viernes de La 1, Eduardo Serra, se levantó de su sitio al considerar que el moderador era demasiado parcial en su labor. Desde luego, hay decisiones que no ayudan a que RTVE vuelva a ser la referencia informativa de los españoles.
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