Opinión

Lenta y mansamente, nos acercamos a la grieta

Hay novedades, se achica el centro y dentro de poco allí no quedarán más que algunos tibios que serán a la postre acusados de canallas por facilitar que se imponga el manual de división socialista.

Lamento tener que seguir avisando cosas desagradables, pero el socialismo del siglo XXI no funciona adecuadamente en ninguna de sus versiones, si no consigue dividir como a golpe de machete a la sociedad que gobierna, controla u oprime en sus fases finales.

Y lamento que España copie tan al pie de la letra la canción socialista hispanoamericana, porque es la que está sonando aquí.

Estos regímenes se instalan gradualmente más o menos rápido, pero siempre, al final, necesitan al grueso de la sociedad dividida en dos bandos hostiles entre sí.

Lo ha conseguido en todos los lugares adonde se impuso como sistema semidemocrático en su viraje la autocracia. Y tendremos que estar muy alerta porque en cualquier momento este fenómeno bolivariano se notará en España.

La grieta global, hoy representada básicamente por amigos y enemigos de la agenda 2030, este abismo entre grupos humanos que piensan distinto sobre el diseño del futuro de la humanidad ya divide al mundo entero y les ayuda bastante.

El Gobierno español tiene en la agenda 2030 un aliado tan servicial que hasta le ha inventado un ministerio. Pero no le bastará con ello. Necesitará una grieta propia, a la española. Usarán diversos elementos para provocar esta grieta social, el primero será la separación de la sociedad entre pobres y ricos, antes simbólica que económica, porque es una agresión básicamente dirigida a lo cultural.

Esta división es un elemento central que no puede faltar cuando se induce a un pueblo a la aceptación pasiva y a veces mayoritaria de un líder autocrático. Esta controversia, facilita mucho la reinstalación de la vieja lucha de clases. Me refiero a la receta clásica, a la de Marx; que sí, lleva cebolla.

Hace llorar a la gran mayoría, tiene que llevarla. Todo va a comenzar en tu vecindario, allí adonde vives. Te doy un ejemplo, el agua va a correr entre los que son empleados públicos y los que no lo son, y se irá tornando torrentosa porque el gasto público se hará un monstruo grande al ritmo loco de los enchufes militantes.

En otros lugares se va perdiendo el saludo, la sonrisa es sardónica, y que no te caiga la lotería y te compres un coche nuevo porque entonces: este en algo anda

Un empleo en el estado pasará a ser objeto de deseo popular. Y objeto de crítica y sospecha por parte de la otra mitad de la gente que trabaja en un mundo más real. La mirada ya será de reojo.

Seguirán un tiempo largo los buenos días, buenas tardes y noches porque los españoles somos así de amables con los demás. En otros lugares se va perdiendo el saludo, la sonrisa es sardónica, y que no te caiga la lotería y te compres un coche nuevo porque entonces: este en algo anda.

Así sucedió en Venezuela, la sociedad comenzó a dividirse tanto que el gobierno alentaba todo tipo de delato entre vecinos, así se deshizo por ejemplo de muchas de las armas que tenía el pueblo y decapitó muchas organizaciones en ciernes.

Mientras tanto cada vez más ciudadanos se transformarán en clientes del estado vigente, del poder que controla sus ingresos mínimos y vitales. Lo llaman ingreso “mínimo vital” y se vanaglorian de la mucha gente que lo recibe. Solo para que sigas vivo, para que sigas mínimo, y votes.

En fin, para todo habrá dos bandos, dos colores, no más de dos, que esta película ya la ví, es tan vieja que se ve en blanco y negro y está doblada al español directamente del cubano soviético.

El activismo militante crecerá a favor y en contra del gobierno al mismo tiempo, y rápidamente.

Al tornarse también las calles más inseguras, este fenómeno de la agresión, de la intolerancia se empieza a infiltrar por ejemplo en los estadios de futbol, y manifestaciones públicas, adonde la violencia aumenta.

Como resultado de estos choques cada vez más frecuentes, ambos bandos desplegarán argumentos sectarios que encontrarán un lugar en la conversación social y eso avivará las llamas de la división social

Parte de la sociedad verá como la conversión de su sistema de vida en otro, amenaza su futuro.

Luego habrá una diáspora, básicamente de jóvenes bien preparados todavía disponibles en España, formados antes de la pandemia, porque no encuentran el espacio adecuado, de modo que se irán. Tengamos en claro que la pandemia afectó más el futuro de la educación que el de la salud.

Como resultado de estos choques cada vez más frecuentes, ambos bandos desplegarán argumentos sectarios que encontrarán un lugar en la conversación social y eso avivará las llamas de la división social.

Lo lograrán con la tremenda ventaja de contar con los medios oficiales y/o controlados que magnificarán “ad infinitum” las peleas y los encontronazos entre los representantes de estos colectivos enfrentados en los temas distractores que al gobierno le interesen.

Los ricos serán una mierda, si usted es suficientemente rico, prepárese, sufrirá primero. Porque la cosa irá de mayor fortuna a menor, primero les dará vergüenza andar en Lamborghini porque el currante que los mire desde el bus sentirá que ahí va uno de los responsables de que él no llegue a fin de mes. Esa es la idea que instalan los socialistas. ¿No me creéis verdad? Pues dame el beneficio de algún tiempo y no perdáis la confianza en mí.

Muchos me dicen que aquí en España no prosperará la división social porque las elecciones siempre las decide el centro. Pues hay novedades, se achica el centro y dentro de poco allí no quedarán más que algunos tibios que serán a la postre acusados de canallas por facilitar que se imponga el manual de división socialista.

Divididos y enfrentados

En Argentina sucedió algo parecido y a los que se quedaron inútilmente en el centro, los bautizaron como “coreacentristas”, es decir que ni del norte ni del sur. La nada misma. El centro, si lo aíslas y lo dejas solo ya no pesa. El centro para valer algo tiene que apegarse a un lado o al otro. Si no, no significa nada.

Por eso recomiendo que no nos aferremos a paradigmas prepandémicos, el mundo ya es otro y si no nos pensamos con responsabilidad como sociedad, vamos a terminar desunidos, divididos, enfrentados y por lo tanto fácilmente dominados.

Que no, que esta vez no nos salva Europa ni nos salva el centro.

La buena España, unida, tiene que salvar a España, es hora.

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