Pues señor, ahora resulta que el pleno de la Diputación de León ha aprobado a instancias de la Unión del Pueblo Leonés y el PSOE, que no se pierde una, una moción que reclama la autonomía propia. Es un viejo – y minoritario – debate que cobra cierta relevancia en una nación, España, que parece estar descosiéndose por las costuras. Sin entrar en los argumentos históricos, quienes defienden que León ha de comer aparte de Castilla la Vieja apelan a la singularidad de su territorio. Y a su historia. Como si Castilla acabase de llegar. Todo eso no es más que un pasatiempo más o menos fundado, más o menos entretenido y más o menos discutible viendo cómo están las cosas. Por cierto, espérense ustedes porque El Bierzo hace décadas que reivindica su propio estatus. Conozco muy bien aquellas tierras de cuando era el único y solitario guionista de El Jardín de los Bonsáis. Aunque muchos se hayan olvidado. Seis años nada menos. Eso me dio tiempo suficiente para conocer aquellas tierras de la mano de Luis del Olmo y ya entonces se veían pintadas de “Viva El Bierzo independiente”. Yo propuse una bandera que llevase por emblema el botillo. No me hicieron caso.
Sin duda que las aspiraciones leonesas han de tener más émulos. Si Cataluña va a tener un referéndum de independencia, luego le tocará a las Vascongadas y quién sabe si le seguirán Galicia, Navarra u otros lugares ¿por qué no puede desgajarse una parte de una autonomía para formar otra distinta? Es constitucional y podría llegar a ser incluso beneficioso. Llegados a este punto en el que todo quisqui pretende no tener nada que ver con su vecino, y siendo ministro de cultura de Tabarnia, creo que ha llegado el momento de hacer lo propio. Tabarnia debe pedir su escisión de la Cataluña lazi, supremacista, subvencionada, bronca y carlistona. Veríamos como se las apañaban los de comarcas que se dicen ser frasco de las esencias del separatismo sin el dinerito que genera el territorio Tabarnés. Aquí lo difícil es encontrar un partido que apadrine la iniciativa, porque con los socialistas no se puede contar ni para abrir un paraguas y el resto no está mucho más predispuesto a lo que supondría, esta vez sí, la solución del mal denominado “problema catalán”.
Miren Valencia. A la que la vernácula ha dejado de ser obligatoria en la enseñanza, 107 colegios se han pasado del valenciano al español. Normal
Quédense los de la barretina calada hasta las cejas con su relato mixtificador y su odio secular a lo español, que los tabarneses sabremos reducirlos a pura anécdota a la que nos dejen vivir en paz y producir sin el tres por ciento ni el catalán como lengua obligatoria. Miren Valencia. A la que la vernácula ha dejado de ser obligatoria en la enseñanza, 107 colegios se han pasado del valenciano al español. Normal. En el territorio Tabarnés serían muchos más. Porque quienes nos sentimos catalanes y españoles no prohibimos ni obligamos al sabernos libres e iguales.
Y si nadie quiere enarbolar la bandera de Tabarnia, más constitucional, más democrática, más competitiva, más risueña y más humana que esa Cataluña de CDR, maleteros, indultos y condonaciones de deuda, yo rogaría a la Unión del Pueblo Leonés que asumiera la causa tabarnesa. Con el compromiso de que actuaríamos a la recíproca. ¿Se imaginan un pacto entre el Reino de León, el Madrid Tabernario y la República Coronada de Tabarnia? Ahí le veo futuro a una nueva España que ni tendría que ser confederal, ni asimétrica ni termodinámica. Sería la España de los idénticamente diferentes, de los que no quieren dejar de ser lo que son porque saben que, siendo españoles, pueden jurar sobre los Evangelios que el mejor chorizo se hace en su pueblo, que como sus fiestas locales no hay nada o que, a fuer de ser de donde son y no olvidarlo, sienten a España como propia.
Es una idea que dejo por si alguien la quiere aprovechar.