Opinión

Limpieza étnica en el País Vasco: la risa de Bildu y el silencio del PSOE

Asesinos en las listas de Bildu en un País Vasco donde ETA ha sacudido el árbol de la limpieza étnica y el PNV y el independentismo ha recogido las nueces con casi el 70% del voto en las municipales

La denuncia de Covite de que EH Bildu, socio prioritario del Gobierno de Pedro Sánchez y Yolanda Díaz a la hora de aprobar leyes fundamentales como los Presupuestos, lleva en sus listas para estas municipales a 44 etarras condenados, 7 de ellos con delitos de sangre, ha conmocionado el arranque de la campaña al 28-M aunque no en el País Vasco, donde como recuerda Narciso Michavila enarbolando encuestas, “los menores de 30 años no saben quién fue Miguel Ángel Blanco”.

Para la mayoría de los españoles, la presencia de asesinos etarras en las listas es una indignidad –incluidas algunas voces que ahora claman y antes callaban, como Margarita Robles o el presidente de Aragón, Javier Lambán-; para otros, es “respetable y legal”, como Irene Montero o el inefable Gabriel Rufián, para quien lo verdaderamente grave es “el franquismo y el fascismo” que sigue presente en España. Y para las víctimas es la constatación de que ETA no ha sido ni mucho menos derrotada:  va consiguiendo sus objetivos políticos, colonizando instituciones y alcanzando cuotas de poder sin haber pedido perdón y en medio de una limpieza étnica previa que solo unos pocos han denunciado.

José María Calleja, en la página 20 de “La diáspora vasca”, dejó su idea central sobre la paz en el País Vasco: «Sólo se avanzará en la paz si se ve la situación vasca con la mirada de las víctimas del terrorismo, sólo será posible la convivencia cuando se les pida perdón a todas las víctimas y cuando se llame para que vuelvan al País Vasco a todos los que tuvieron que abandonarlo por el terrorismo».

Limpieza étnica y su reflejo en el censo electoral

Nada de eso ha ocurrido y los resultados, a la vista están: en las elecciones municipales de 2019, de  1.137.135 personas que votaron en el País Vasco, las fuerzas nacionalistas (PNV) e independentistas y sus aliados (Bildu y Podemos-Ezker-IU), lograron el 68,35% de los votos. Los filoetarras que movían el árbol, Bildu, consiguieron el 24,79% de los votos y 930 concejales. Los que recogían las nueces, el PNV, el 36,24% y 1.057 ediles.

Ni Vox ni Ciudadanos obtuvieron un concejal. El PP, apenas 55 con el 5,87% del voto, circunscritos a las ciudades. El PSE se conformaba con la tercera posición, lejos de PNV y Bildu, con solo 238 concejales y un 16’1% del voto. ¿Está enferma la tierra vasca? ¿Cómo es posible que, si ETA ha sido derrotada, quienes pusieron la mayoría de los muertos –PP, PSE, Vox y Cs- sean minoritarios y apenas consigan todos un 21% del voto?

¿Cómo es posible, si ETA fue derrotada, que en Aduna, el pueblo donde la banda cometió su primer asesinato al matar al guardia civil José Pardines, medio siglo después todos, absolutamente todos los votos en las municipales de 2019, sean para EH-Bildu?

¿Cómo es posible, si ETA fue derrotada, que en Aduna, el pueblo donde la banda cometió su primer asesinato al tirotear dos etarras al guardia civil José Pardines el 7 de junio de 1968, medio siglo después, todos, absolutamente todos los votos en las municipales de 2019, sean para EH-Bildu, los herederos de la banda?

Aduna, a menos de 20 kilómetros de San Sebastián, tenía un censo en las pasadas municipales de 356 electores. Votaron 260: hubo 17 votos en blanco, 13 nulos… y 230, el resto, para EH Bildu. En Ziérbana, pueblo de Vizcaya donde fue asesinado el guardia civil José Manuel García Fernández el 3 de mayo de 1997 delante de su esposa cuando ambos cenaban en una marisquería, Bildu presenta a Lander Maruri, condenado por ese asesinato. En Ziérbana, en 2019, Bildu, el que sacudía el árbol, lograba el 32,81% de los votos. El PNV, el que recogía las nueces, el 57,13%. El PSE, el 7,81%. El PP, 11 votos, el 1,24%. Extraños resultados para una derrota de ETA

Escribía Calleja que solo se podría hablar de paz en el País Vasco cuando se llame para que vuelvan todos los que tuvieron que abandonarlo por terrorismo. La diáspora vasca vació de miles de ‘españoles’ la mayoría de los pueblos de las tres provincias vascas y explicaría –junto a otros factores- los excelentes resultados del nacionalismo y el independentismo en las elecciones desde que ETA, supuestamente, ha sido 'derrotada'.

Los exiliados y la diáspora vasca

No hay cifras oficiales sobre cuántas personas se ‘exiliaron’ del País Vasco por culpa del terror etarra, su extorsión y el  señalamiento diario al que pensaba diferente haciéndoles la vida insoportable ante el silencio y el mirar para otro lado de la mayoría de los vecinos. Ni Interior, ni las asociaciones de víctimas estatales ni del País Vasco tienen cifras de la diáspora vasca, pero el economista Julio Alcaide elaboró en 2007 el estudio 'Evolución de la población española en el siglo XX, por provincias y comunidades autónomas', publicado por la Fundación BBVA, que es muy revelador.

Afirma que «entre 1980 y 2000, emigraron del País Vasco 157.417 residentes, equivalentes al 7,2% de la población vasca residente en 1980″. Es decir, tras varias décadas recibiendo emigrantes de otras provincias, el País Vasco vio cómo entre 1980 y 1990, salían 122.195 españoles. Y 35.222 más entre 1990 y 2000. El estudio no atribuye esa diáspora a ETA, pero coincide milimétricamente con los años en los que la banda multiplicó su acción criminal: 1980 fue el año más mortífero con 93 asesinatos de ETA.

157.417 españoles dejaron País Vasco entre 1980 y 2000, los años más mortíferos de ETA

Esas 157.000 personas que entre 1980 y el 2000 dejaron el País Vasco con rumbo a otras provincias españolas suponen el 9% de los 1.745.106 electores que conformaron el censo electoral vasco en las municipales de hace cuatro años.

¿Ha sido ETA derrotada? Jon Juaristi, en un prólogo de mayo de 2022 para los 25 años de “El bucle melancólico”, asegura que todo en el País Vasco sigue igual que entonces “sólo que todo está un poco más limpio. Sin manchas de sangre”.

Y recordaba: “En el País Vasco sólo existe, hoy por hoy, una comunidad: la abertzale. Fuera de ella, uno está a la intemperie. No hay ninguna comunidad democrática, ninguna comunidad española, ninguna comunidad no nacionalista (…) Algunos, es verdad, tendremos que irnos a otra parte, pero no porque se nos expulse. Imperará aquí la norma primera de todo conformismo, la que Arzalluz me ha recordado con frecuencia en los últimos meses: si no estás contento, ancha es Castilla”.

ETA mató, sacudió el árbol, amedrentó y asfixió a todos aquellos que le estorbaban para su proyecto de Euskalherria. Juan Pablo González, presidente de la Audiencia Provincial de Madrid, exmagistrado de la Audiencia Nacional y autor del único auto de procesamiento contra dirigentes de ETA por delitos de lesa humanidad, lo ha dicho alto y claro: ETA “llevó a cabo una limpieza étnica en el País Vasco. Fueron muchos miles, quizá hasta centenares de miles, los vascos que tuvieron que abandonar el País Vasco, alterando de manera significativa el propio censo electoral y el devenir político y social de una comunidad autónoma. Y todo esto con una impunidad política y social".

La consecuencia es, según el magistrado, que “se ha aceptado como inevitable la hegemonía del nacionalismo en el País Vasco y se ha condenado a la irrelevancia a los que más hicieron por acabar con el terror. El eslogan de que ETA ha sido derrotada es una mentira política organizada que no se corresponde con la realidad”. Los 7 asesinos en las listas de Bildu así lo corroboran. Y el silencio de Pedro Sánchez y la inacción del PSOE lo confirman.

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