Opinión

Lluís Llach y Toni Comín: el yate de la republiqueta

Ahora podrá dedicarse a lo que de verdad se le da bien, el victimismo y el ocio creativo siempre a costa de otro, que lo de pagar es cosa de pobres

Llach y Comín (izquierda) en su "travesía" a Itaca. Fuente: X
Llach y Comín (izquierda) en su "travesía" a Itaca. Fuente: X

“Después de 12 años hemos vuelto juntos a Ítaca, por en medio, hemos vivido lo mejor y lo peor. Pero lo esencial sigue inalterable: La amistad forjada a base de años, un deseo infinito de libertad y la convicción insobornable de que un día llegaremos a nuestra Ítaca colectiva. Y el mar.”

Toni Comín, el cabeza de lista de Junts en las Europeas y compañero de Puigdemont en estos años de vino y rosas de turismo en Waterloo, escribió este texto de cursilería perfecta en agosto de 2022, para que le sirviera de pie de foto a una imagen veraniega que le debió parecer lo más de lo más de lo interesante. Como buen españolazo posturetas, consideró que irse de crucero en un yate por la Costa Azul no tiene gracia si no puedes presumir de ello ante la peña que sobrevive a los calores de la Cataluña interior a base de abanico y en el mejor de los casos, aire acondicionado. Fue así como  la galaxia indepe se encontró de pronto con su heroico guerrero en el exilio compartiendo yate y risas con el hijo del alcalde falangista y jefe local del Movimiento de Verges, el antiguo cruzado de Cristo Rey Lluís Llach. Las repetidas referencias a Itaca les tenían que haber dado ya alguna pista, porque el lánguido cantautor es culpable de haber sobado la poesía de Kavafis hasta sacarle la última gota de belleza y convertirla en un sirope de insoportable sabor azucarado. También debería haberles puesto sobre aviso la extraña redacción con ínfulas literarias, con ese inexplicable “Y el mar” tras el punto y seguido, como si el iluminado Comín, el nuevo Ulises, estuviera poniendo fin a unos versos dignos de perdurar en mármol con una densa referencia náutica preñada de líricos significados.

Que el procés no fue más que la maniobra de una clase parasitaria para encontrar acomodo y vivir como reyes a costa de los tontos de cada pueblo de Lérida, Gerona, Tarragona y Barcelona

Si poesía es escuchar el ruido de las olas mientras la suave línea de la costa francesa se dibuja en el horizonte, la prosa de todo crucerito privado consiste en saber quién paga el baile y el champagne. Se ha sabido ahora que las merecidas vacaciones de los dos hijos de papá, Llach y Comín, vástago del político comunista Alfonso Comín y ardilla que ha atravesado la edad adulta saltando de partido en partido, no las pagaron ellos de su bolsillo, que hasta ahí podíamos llegar. Esos días de merecido asueto por la costa más exclusiva del Mediterráneo a bordo de su propio yate como cualquier exiliado sufriente de su edad, los pagó a tocateja el Consell de la República, es decir, la institución creada ex profeso por los turistas para estafar a pobres engañados y vivir a su costa con la excusa de la Cataluña libre. No parece que los incautos que apoquinan religiosamente su cuota para el mantenimiento de los gastos de la corte en viaje turístico por Bélgica se lo hayan tomado excesivamente bien. Llega un momento en que ni siquiera la creencia ciega en los mandamientos de la secta es suficiente para ignorar la realidad: Que el procés no fue más que la maniobra de una clase parasitaria para encontrar acomodo y vivir como reyes a costa de los tontos de cada pueblo de Lérida, Gerona, Tarragona y Barcelona.

Pasados dos años del idílico periplo por las azules aguas del mar, como hubiera podido escribir perfectamente el ínclito Toni Comín, Lluís Llach es ahora presidente de la ANC, a pesar de que no había abonado una sola cuota en todo su tiempo como miembro y tuvo que ponerse al día del pago de golpe para poder acceder a la Presidencia de la Institución. Cosa extraña es tener tanto interés en presidir una asociación de la sociedad civil a la que no has aportado un euro en todo tu historial como socio. No acabo de entender con qué autoridad moral va a poder exigir a sus socios el compromiso necesario para organizar sus akelarres de profundo aroma xenófobo si no ha estado dispuesto él mismo a aflojar ni un céntimo de su bolsillo. A lo mejor les convence cantando con voz trémula, por enésima vez, L’estaca, ese himno con el que todos los adolescentes catalanes de mi generación acababan con Franco una y otra vez en los recreos a golpe de guitarra y grito pelado. Me estremezco solo de recordarlo.

En una entrevista reciente concedida a la periodista Gemma Nierga, Llach declaró, a propósito de su intención de votar en las elecciones europeas por la lista de Junts encabezada por Toni Comín lo siguiente: “He pedido el voto para Comín por amistad, porque ha padecido mucho y me da miedo su vida y su manera de estar en la vida, porque ha vivido un drama bestial.. es por una cuestión totalmente humanitaria”

Y de vez en cuando, para espantar el aburrimiento de una vida mantenida, un crucero por el Mediterráneo con el que presumir en las redes sociales


Vamos a ver, Lluiset, pero qué dices, hombre. De que es tu amigo, hasta el punto en que personas como vosotros sois capaces de serlo, no me cabe la menor duda después de veros sonriendo felices en la cubierta del yate. Pero eso del drama bestial y el padecimiento insoportable no te lo crees ni tú. Para padecimiento insoportable el del pueblo catalán, aquí sí englobado en su conjunto, porque unos y otros, los ciegos y los que no lo son, han tenido que sobrevivir a años de brasas insoportables, agitación innecesaria en las calles, polarización artificial y gastos inútiles que nos han arruinado. Lo de Comín, el colega del Vivales, es vivir del cuento o de la flauta de Bartolo a costa de todos. Y de vez en cuando, para espantar el aburrimiento de una vida mantenida, un crucero por el Mediterráneo con el que presumir en las redes sociales.

Hoy se ha sabido que Comín no será eurodiputado. La Junta electoral lo ha excluido por no cumplir con el requisito necesario de jurar o prometer la Constitución. El hombre no ha querido venir a España por si lo detienen y se le termina el dolce far niente, así que la exclusión no le habrá sorprendido en exceso. Ahora podrá dedicarse a lo que de verdad se le da bien, el victimismo y el ocio creativo siempre a costa de otro, que lo de pagar es cosa de pobres. Sería para reírse si no fuera para llorar. Cataluña no es aún independiente única y exclusivamente porque tenemos a tontos al mando de la nave. De esa nave que da vueltas por un charco buscando llegar a Ítaca, o a Salou, o a Vilanova i la Geltrú sin acabar de encontrar, gracias a los dioses, cómo hacerlo.

Y para poner final a esta columna y dejarles a ustedes con la boca abierta, permítanme copiar al eurodiputado que no fue:

"Y el mar".

¿Qué? ¿Cómo se quedan? Bocabadats, me lo imaginaba.

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