Domingo 19 de junio, elecciones al Parlamento de Andalucía. Desastre sin paliativos del Partido Socialista. Resultados a la baja nunca vistos. Victoria arrasadora del Partido Popular que supera la mayoría absoluta con margen para gobernar en solitario sin necesidad de apoyos ultras. Doble irrelevancia en las urnas de la izquierda fragmentada de Yolanda y de Teresa. Noche triste de Ciudadanos desaparecido del mapa, con dimisión en vivo y en directo de Juan Marín, su líder, que ni siquiera salvó su propio escaño. La suya fue la única autocrítica que pudo oírse la noche del escrutinio. Renuncia del ganador pepero, Juanma Moreno, al triunfalismo. Altivez en la derrota de los socialistas, echando la culpa al empedrado de la desmovilización cuando hubo un 2% más de electores que en los comicios anteriores. Prodigiosa reunión en la sede de Ferraz de la Comisión Ejecutiva del PSOE con una duración récord de más de tres horas y veinte intervenciones, para un análisis de resultados, sin que nadie esbozara una sola crítica. Ceguera de los portavoces -Adriana Lastra, Felipe Sicilia, Héctor Gómez- que exhibieronn esa vergonzosa carencia como si fuera un éxito, una prueba de lucidez. Pero, aún sin palabras, la cara de Pedro Sánchez lo decía todo y ofrecía el mejor reflejo de la desolación ambiente.
Faltó que alguien recitara allí el certero poema Nostalgia del destierro de José Ángel Valente que empieza así:
Lo peor es creer
que se tiene razón por haberla tenido
o esperar que la historia devane los relojes
y nos devuelva intactos al tiempo en que quisiéramos
que todo comenzase.
Pues ni antes ni después existe ese comienzo
y el presente es su negación y tú su fruto,
hermano consumido en habitar tu sombra…
Ha cambiado el aire. En Ferraz tienen enmarcada la viñeta de El Roto aparecida en el diario El País el 3 de julio de 2019 que rezaba “Toda crítica es excesiva; Todo elogio, insuficiente” y parece que “Habrá que ir a un Gobierno de sálvese quien pueda” mientras se eclipsa el pacto del Botanic. Veremos.
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