Opinión

Lo que la vuelta al cole esconde

España siempre se ha alineado en instituciones internacionales en favor de la enseñanza en la lengua materna para los niños, incluso en los casos en los que esa lengua sea minoritaria

La Vuelta al Cole simboliza la recuperación del orden familiar después de vacaciones y, en cierto modo, del orden social, ya que es muy satisfactorio comprobar que los niños y jóvenes vuelven masivamente a las instituciones educativas para acceder a los conocimientos y a su formación. Si cada curso escolar es distinto, el curso 22/23 está produciendo a nivel nacional e internacional muchas reflexiones. Nada ha afectado a los sistemas educativos de todo el mundo de manera más dura y profunda que el cierre de escuelas durante la pandemia de Covid-19 (OCDE, 2022). La ausencia del ritmo habitual de escolarización ha profundizado la brecha social de la que costará recuperarse a los más afectados. La tecnología suplió la escolarización presencial y evitó que la disrupción tuviese mayores consecuencias. pero no se ha podido evitar que los dos últimos cursos escolares hayan quedado marcados. La tecnología está cambiando la educación haciéndola evolucionar en sintonía con la sociedad, pero muchos alumnos, familias, escuelas y sistemas educativos muestran extremas desigualdades en el acceso, disponibilidad y uso de recursos e infraestructuras tecnológicas. Con ello hay que contar en adelante y ofrecer soluciones.

La pandemia ha producido una aceleración de la digitalización de los sistemas educativos que ha dejado ver profundas lagunas en la preparación necesaria para adaptar la enseñanza y aprendizajes a los grandes cambios que los desarrollos tecnológicos crean en nuestro entorno vital. La tecnología permitió que las aulas funcionasen en remoto para poder continuar y finalizar el curso a pesar del cierre total y cierres parciales de las aulas físicas, pero ya se analiza internacionalmente que también ha puesto de manifiesto la dificultad de la escuela para formar parte de la sociedad tecnológica.

Hasta hace poco tiempo, el conocimiento presencial directo de un centro educativo permitía emitir un diagnóstico bastante certero sobre la vida escolar, su grado de modernización, su uso real de los recursos disponibles, en fin, sobre la impronta e implicación (los anglosajones prefieren hablar del carácter propio) de esa comunidad educativa en la formación de sus alumnos. Hoy día se puede deducir lo mismo desde el estudio de sus páginas web que exhiben profusamente la gran desigualdad social, económica y cultural entre los centros educativos, a la que se añade la desigualdad en términos de participación y utilización de recursos tecnológicos. De nuevo nos acompaña el fantasma de la dualidad educativa como futura dualidad social.

Los datos del estudio de 30 sistemas educativos recopilados por OCDE, en colaboración con Unesco, Unicef y Banco Mundial (1) muestran los efectos de las restricciones, de las medidas tomadas, del aprendizaje en remoto por vías digitales, de las consecuencias educativas de la pérdida de días de instrucción, y de los planes para avanzar y compensar los déficits producidos.

Figuramos entre los países que con motivo de la pandemia no han cambiado sus marcos reguladores respecto a la digitalización y no hay planes para hacerlo

En España hay que celebrar el compromiso de familias y profesorado con la educación, ya que es de los países con menos aumento (<1%) de absentismo escolar y docente desde que las escuelas fueron reabiertas durante la pandemia, frente a países que muestran porcentajes muy superiores (>5%). En cuanto al número de días efectivos de instrucción, excluidas vacaciones, que se han cerrado centros educativos en secundaria, España con 50 días ocupa el 7º lugar de menor número de días de cierre total, siendo el máximo 225 días (Letonia), y el mínimo, prácticamente 0 (Islandia) y, sin embargo, figuramos entre los países que con motivo de la pandemia no han cambiado sus marcos reguladores respecto a la digitalización y no hay planes para hacerlo, a pesar de ser de los países que han aumentado (>5%) su presupuesto educativo en 2021. Asegurar que este curso, el primero realmente normalizado tras la crisis sanitaria, no se va a cerrar en falso por las lógicas lagunas académicas debidas a los cierres parciales y cierre total de las aulas supone hacer un estudio transparente y real de los déficits acumulados y planificar su recuperación.

La Vuelta al Cole tiene otras asignaturas pendientes que convierten al curso 2022/2023 en especial: al borde de procesos electorales decisivos, los docentes afrontan la aplicación de la LOMLOE en aspectos esenciales. Los cursos impares, prácticamente la mitad del sistema (1º, 3º, 5º de Educación Primaria, 1º y 3º de Educación Secundaria Obligatoria y 1º de Bachillerato) verán implantados los nuevos currículos emanados de una Ley Orgánica Educativa que transforma todo lo que se conoce genéricamente por sistema educativo (principios, objetivos, ordenación académica, currículos escolares, consejos escolares, dirección escolar, centros educativos, competencias docentes…). Es deseable que, por no producir mayor estrés sobre la educación, la aplicación de la ley se haga con el consenso social y político que no tuvo en su elaboración ni en su aprobación.

No es tarea fácil. Este curso tiene de especial que se van a impartir los nuevos currículos habiendo cambiado desde el curso anterior las condiciones de los procesos más importantes para la credibilidad y calidad de todo el edificio educativo: la evaluación, promoción y titulación del alumnado. Estas nuevas condiciones se interpretan como restrictivas de las competencias del profesorado sobre sus propias asignaturas o materias, pues sus decisiones van a ser acompañadas por informes de tutores, por opinión de los departamentos de orientación y finalmente por las decisiones en las juntas de evaluación en las que debe haber consenso obligatoriamente o mayorías cualificadas establecidas con criterios de cada centro educativo.

No habrá paz educativa ni social en tanto no haya libertad para que alumnos cuya lengua materna es el español, no puedan recibir clases en su propia lengua en España

Es muy probable que lo anterior suponga un nuevo impulso a la promoción automática o “por imperativo legal” para avanzar por etapas complicadas como la Educación Secundaria o el Bachillerato sin dificultad. Cierto que España es el país de Europa con mayor porcentaje de repetición escolar (en Educación Secundaria Obligatoria España tiene 8,7%, la UE 2,2% y la OCDE 1,9%, en Bachillerato España 7,9%, la UE 3,3% y la OCDE 3,0% (2)) pero el sistema establecido para evitarlo (facilitar la evaluación, la promoción y la titulación y establecer refuerzos posteriores en los que el alumno se tiene que implicar, asistir y conseguir las competencias…) se diluye en un magma burocrático de difícil control en la educación pública. Mucha disponibilidad de profesorado va a ser necesaria para que las nuevas condiciones no alejen al sistema educativo español de la cultura del esfuerzo propia de instituciones escolares prestigiosas.

Creíamos que el verdadero Pacto Lingüístico había sido la Constitución, pero el tema va adquiriendo tintes inesperados de violencia y de rebeldía institucional que no se pueden enquistar

Finalmente, este curso escolar tiene otra carga en la mochila que sigue creciendo hasta complicar extremadamente su reversión en un plazo inmediato: la imposibilidad de estudiar en lengua española en todo el territorio nacional. Ni siquiera la sentencia del TSJC del 25% de las clases en español (simplemente un cuarto del horario escolar) se va a cumplir en Cataluña. Creíamos que el verdadero Pacto Lingüístico había sido la Constitución, pero el tema va adquiriendo tintes inesperados de violencia y de rebeldía institucional que no se pueden enquistar. No habrá paz educativa ni social en tanto no haya libertad para que alumnos cuya lengua materna es el español, no puedan recibir clases en su propia lengua en España. Si la Constitución Española (art 3) no se cumple, una larga batalla judicial es la única esperanza familiar para la protección de sus derechos. España siempre se ha alineado en instituciones internacionales en favor de la enseñanza en la lengua materna para los niños, incluso en los casos en los que esa lengua sea minoritaria, lo que contrasta con lo que está ocurriéndonos con la lengua oficial del Estado.

Desde la perspectiva de los pilares de la sociedad occidental y sus raíces en el humanismo cristiano, tampoco estábamos preparados para ver que la escuela no es símbolo de afecto y protección a los niños, sino de acoso, violencia y exclusión lingüística.

  1. OECD. Two years into the pandemic: How education systems have coped with the second year of COVID
  2. OCDE. Panorama de la Educación 2021

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