La última semana de julio el Ibex cayó un 4,4% y el 'lunes negro' del 5 de agosto bajó un 2,3%... pero cerró el mes con una subida del 3%. En la primera semana de septiembre también aparecieron nubarrones y se saldó con un -2%... aunque ese mes marcó nuevos máximos desde 2010 con cruces por encima de los doce mil puntos y la rentabilidad mensual fue del +4%. Este es, pues, el tercer mes consecutivo con un mal arranque, justo cuando nuestro índice acaba de marcar máximos históricos Total Return (es decir, incluyendo los dividendos abonados), ¿será la tercera la vencida?
Hay que aclarar que la situación del Ibex es similar a la del resto de bolsas occidentales. Todas están viviendo una etapa de euforia que ha sido especial en nuestro índice al mezclarse, en unos pocos días del mes pasado, los muy buenos resultados de Inditex y el tirón de Iberdrola (ambos marcando nuevos máximos históricos) y la buena reacción de los bancos al moderado inicio del ciclo bajista de los tipos de interés. Además, el recorte en bolsa de algunas multinacionales tecnológicas, que sí sufrieron otros índices, pasó de puntillas por el Ibex, ya que es un sector con apenas peso. Las última noticia positiva fue el plan del gobierno chino de inyectar liquidez que llevó a que, en dos semanas, los índices bursátiles de allí pasaran de mínimos a máximos anuales, volatilidad impensable en la que se supone es la segunda economía del globo.
Y empezó octubre y la bolsa francesa (por cierto, una de las peores este año) estaba tocada, ya desde el día anterior, por el plan de Macron de subir impuestos a las grandes empresas, pero parecía ser algo local que no trascendería a otros países. Mientras, el Ibex lo inició con ventas fuertes en los bancos. Ante un nuevo trimestre, los fondos deshicieron posiciones ganadoras del cierre de septiembre. Para mí tiene sentido porque los mercados son cíclicos y es lógico pensar, que ante las bajadas de tipos de interés que vienen, el sectorial financiero dejará de estar de moda e incluso, si sigue subiendo, tendrá un comportamiento peor que el de otros valores.
Lo cierto es que este tercer aviso consecutivo al inicio de un nuevo mes podría herir más a la tendencia alcista de lo que lo hicieron las otras ventas histéricas y puntuales
Han sido unos años muy buenos, estoy seguro de que los resultados financieros seguirán siendo muy positivos pero la bolsa es un mercado de expectativas y se van reduciendo. En este contexto de primer día de mes y de trimestre, llegó el aviso de la inteligencia estadounidense: Irán va a atacar Israel con misiles balísticos. Eso cambió el panorama, las ventas se aceleraron al calor de un aumento importante del precio del crudo. Y el ataque ocurrió, y lo cierto es que sus consecuencias fueron bastante modestas (como el anterior de abril), sin embargo quedaba la incógnita de cómo iba a ser la respuesta de Israel, que seguro sería más efectiva.
El precio del crudo
Y las bolsas retrocedieron pero no hubo el pánico de agosto tras el desplome del Nikkei ni mucho menos, de hecho Wall Street sigue pegado a máximos (la producción propia de crudo en Estados Unidos lo lleva a relativizar una subida de éste). Lo cierto es que este tercer aviso consecutivo al inicio de un nuevo mes podría herir más a la tendencia alcista de lo que lo hicieron las otras ventas histéricas y puntuales. No se ha roto nada, en efecto, incluso el precio del crudo, a pesar de su fuerte rebote, sigue por debajo del máximo anual de hace 6 meses, cuando el primer ataque de Irán a Israel, y por debajo del precio al que estaba a comienzos de julio. Y como hemos visto otras veces, que la euforia se calme y las cotizaciones corrijan excesos, es positivo cuando la tendencia es alcista; y en este caso, el que las cotizaciones se vuelvan más atractivas para iniciar en unas semanas el típico rally alcista de fin de año, sigue siendo el escenario más probable. Septiembre desafió su mala estadística y fue positivo y octubre hace honor a su fama de volátil… no tendría que pasar nada más. Pero estamos ante hechos que podrían cambiar “lo habitual”.
Las actuaciones de los bancos centrales
Si la euforia se basa en que habrá bajadas de tipos porque se ha controlado el crecimiento de la inflación y, por poner un ejemplo, Israel ataca la terminal de Kharg, por donde Irán exporta el 90% de su petróleo, podemos suponer que el precio del crudo, especialmente el que llega a Europa que viene de esa zona, tendrá un precio mayor al que se había previsto y eso dispararía la inflación y sus expectativas; y si repuntan los precios, las bajadas de tipos se ralentizarían y/o serían más modestas. Por otro lado, la economía en Europa no va bien, y en Estados Unidos está la incógnita de unas presidenciales muy reñidas con un presidente saliente que no está nada claro si tomará las decisiones correctas ante un empeoramiento geopolítico tan grave. Aunque el escenario apunta a que esta corrección sea sana y dé paso a nuevos máximos como ha sido lo habitual últimamente, en especial cuando el último trimestre suele ser el mejor del año en bolsa, en esta ocasión se muestra mucho más preocupado e inquieto.
La geopolítica es impredecible y de nada le sirven las actuaciones extraordinarias de los bancos centrales que tanto han ayudado a los mercados financieros desde hace años. Una guerra en Europa como la de Ucrania y otra en ciernes a la otra orilla del Mediterráneo son factores graves que sumar a otros muchos. Y no olvidemos que la bolsa no está precisamente barata por lo que hay mucho más camino a la baja que al alza si esto sigue torciéndose.
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