¿Y a ti qué más te da si el gobierno tiene cien, mil o un millón de viviendas para la gente?, diría López, de nombre Patxi. Tiene razón. Da lo mismo porque Pedro Sánchez puede decir absolutamente lo que le dé la gana. Miente a sangre fría con una facilidad digna de libro Guinness. La gente que tiene alguna que otra lectura tiene clarísimo que, diga lo que diga, siempre será mentira. No hace falta perderse en la pedagogía de las matemáticas y explicar que los números no salen por ningún lado en esto de las viviendas o entrar en la lógica dialéctica y afirmar que Ábalos tenía un plan –uno serio, no me malinterpreten– que también prometía 50.000 pisitos igual que ahora promete el Dalai Sánchez. Tampoco es preciso decir que a buenas horas mangas verdes dado que a menos de nueve meses – lo que se dice un embarazo – hay elecciones generales y Pedrito Grillo intenta sacar conejos de la chistera percatándose que dentro del sombrero ya no quedan ni jurelillos.
Que sí, pesaos, que sabemos que está rogándole a CaixaBank para que la entidad le ceda ese parque de casas que los bancos se quedaron con la anterior crisis, la de Zapatero y sus brotes verdes, ¿recuerdan? Hombre, lo cierto es que las entidades financieras no saben qué carajo hacer con tanto piso y serían capaces de erigirle a Sánchez una estatua a tamaño natural construido con piedras de mechero si les sacase de encima ese lastre. Pagando, ¿eh?, pagando. El asunto es que muchos de esos pisos, los de la SAREB para empezar, o están con gente viviendo, o están hechos polvo o, simplemente, están donde Cristo dio las tres voces. Zonas no tensionadas, las llaman ahora refiriéndose a aquellos lugares donde los alquileres no se han colgado de Plutón y andan en plan Gagarin. Es decir, en casi todo el territorio nacional. Así que si le toca una vivienda de esas en un sitio sin tensionar puede encontrarse perfectamente en la cima de Mulhacén. Bonito y tranquilo es, doy fe, pero tiene mala combinación para ir y venir cada día a tu casa si, por vía de ejemplo, tienes el currele en Cercedilla, Hospitalet o Mourisca.
Sánchez, por prometer, ya que antes hablaba de embarazo, puede prometer que si lo reeligen los embarazos serán solo de quince días y la criatura te la traerá un tío de Amazon
Pero, insistimos, da igual si lo de las viviendas es o no es factible y perdemos demasiado tiempo en discutirlo. Sánchez, por prometer, ya que antes hablaba de embarazo, puede prometer que si lo reeligen los embarazos serán solo de quince días y la criatura te la traerá un tío de Amazon. O garantizar un mínimo de relaciones sexuales con besos apasionados de esos que conllevan sustracción de apéndice vía bucal. Ojo, hablamos de relaciones con perspectiva de género, ajenas al heteropatriarcado y con enchufe, bien europeo, bien americano, a saber, de clavijas redondas o clavijas planas. Cuidao con eso.
En fin, vale más reír porque la alternativa es la tristeza más infinita. Este es un país donde se suelta a los violadores, se criminaliza a los que intentan que los ocupas salgan de casas ajenas, se llama fascista a quien dice que la inmigración ilegal es un problema mientras se habla de la ETA y de los asesinos con benevolencia, se hace pantomima con la sequía mientras se derrumban presas, embalses y no hay manera de hacer de una puñetera vez un plan hidrológico nacional que reparta el agua de forma racional o, agárrense los machos, al trabajador de temporada se le llama fijo discontinuo.
Comprenderán que entre todo esto, Marruecos y que aquí se gobierne a base de decreto ley, secreto oficial y posados de galán de cine de verano uno esté pensando seriamente en dedicarse a la ornitología. Puestos a estudiar pájaros, mejor los que vuelan. Y no en Falcon, precisamente.
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