La emersión en la política italiana de un partido crítico con el euro ha traído a mi memoria una experiencia de mi infancia cuando, llevado por la proximidad de la adolescencia y del fin de aquél verano, abrí la alcancía, agarré real y medio y me fui a comprar una cometa. Cinco cuadras más tarde y tras el regateo por la confusión sobre el precio, puede disfrutar de su manufactura por otro niño. "Solo te falta ponerle las colas de papel periódico". De vuelta a casa y cumplidas las instrucciones, ya estaba lista para la lucha en la calle. Le dimos tanto julepe que se llevó tres carretes de pabilo cuando, escondiéndose en el atardecer, los esfuerzos por recobrarla se evidenciaron inútiles. "Para alguien con suerte", pensé.
No pasa hasta que pasa
La anécdota la recuerdo vivamente porque aquel real y medio -0,75 céntimos de bolívar-, como decía la canción infantil que nos instruía, cuando se luchaba por la locha, sobre el ahorro y la inversión productiva, hoy requeriría, tras desatar la izquierda todos los podemonios de la Economía, algo así como 41 millones de bolívares (dólar libre) o vaya usted a saber, que con algunas hiperinflaciones el cálculo económico es imposible. Tranquilos que eso aquí, donde unos saltimbanquis llegaron a liderar las encuestas cuando ya se sabía que venían entrenaditos de aquellas tierras, no pasa - ¿a qué no?-. Nosotros no, en Europa somos mucho más cultos, que una cosa es pasarse de madre y perder una cometa y otra muy distinta cargarse un país; así lo atestigua el último siglo (ciclo generacional) europeo.
Pensando en todo esto, he creído conveniente que nos detuviéramos a diseccionar el caso italiano, donde se le ha dado tanto hilo a la cometa para que todo siga igual que han terminado dando la llave del gobierno a unos que llaman "populistas", calificativo que aplican a todo el que no es socialdemócrata y que vale tanto para un hispanófobo como para quienes defendemos la Cultura Occidental y la Democracia.
La corrupción como factor de gobierno
Todo repúblico sabe que en una partitocracia esa es de las cosas que primero hay que considerar y, en Italia, el país más corrupto y con menor libertad económica (lo uno va con lo otro) entre los grandes de la zona euro, donde la partitocracia es pata negra, ha ocurrido que uno de la generación sociópata, el tal Beppe Grillo, político de profesión cómico, encumbró a un Millennial (tendencia de la que hemos alertado) de nombre Luigi Di Maio quien, como el patriarca de los Soprano, es natural de Avellino (mala rima), de tierras donde el Rey Bomba señoreaba sus mesnadas hasta que Garibaldi y sus carabineros pusieron en su sitio a semejante patán; otro. Tras las recientes elecciones, Di Maio es la esperanza blanca del ala "siniestra" de la casta socialdemócrata italiana.
El tal Di Maio, hijo de un contratista de la construcción vinculado al Movimiento Social Italiano (luego AN, hoy en PdL con Forza Italia et al; derecha "whatever"), empezó ingeniería pero "se dejó de eso" para estudiar jurisprudencia, pero "se dejó de eso también". Antiguo azafato de palco futbolístico (panem et circenses) es fundador de "Amigos de Beppe Grillo", agrupación antecesora del partido de diseño "Movimiento 5 Estrellas"; otro chupóptero de por vida que se libra de la atormentada vida del ciudadano medio gracias al negocio de la disidencia controlada pues, como dice Chevalley: "el clima se vence, el recuerdo de los malos gobiernos se disipa".
¿Órdago a Merkel?
Puestos a hacer un órdago, hágase a la grande, ¿no?, y si cuela, cuela, como si Merkel fuera Mary Poppins. Además, gran parte del voto de M5S viene del sur y de las poblaciones con alto paro afectadas por la masiva inmigración islámica (grave error), parte de la cual, por cierto, posta en el Centro de Recepción de Inmigrantes de Lampedusa y, como siempre, en los temas italianos todo se junta. ¿Sabían Ustedes que hay países de África por donde campa Boko Haram, como Nigeria, con casi doscientos millones de habitantes donde, según el Pew Research Center, el 74% de sus habitantes viviría en otro país si las circunstancias lo permitieran? Está claro que ni Europa ni nadie puede solucionar eso y, como nuestro sistema electoral no es representativo del ciudadano, ya pueden Ustedes manifestarse, gritar e "indignarse", que ningún gobernante europeo, por la cuenta que les trae, dirá a esos emigrantes potenciales que no vengan. En este orden estamos vendidos.
Di Maio, que tiene en su partido un sector duro anti euro y anti UE (unos piraos), ha dicho con la boca pequeña que hay que renegociar el euro. Veinte años después (en realidad más) salen con el mismo rollo. O sea, cualquier cosa menos cambiar la partitocracia pestilente que padecen y a la que él ya pertenece de pleno derecho, que es lo que quieren estos señoritos de partidos de diseño que buscan darle la pastilla azul de Matrix al electorado y, si cuela, la otra, la de receta, al país, a ver si le crece el PIB a la economía italiana, a la que tienen zombi (lo vimos).
Ante las dificultades de casi tres décadas de expolio fiscal y mala gestión macro, con sus consecuentes padecimientos para la población, siempre aparecen políticos desalmados, piraos y chantajistas con lo de salirse del euro; los peores, tal vez, listillos que no entienden el debate de los óptimos en Economía, similar al movimiento sin "roce" ni gravedad en la Física, donde se estudia el modelo y se ve qué pasa cuando no se cumplen esas condiciones con la intención de hacer los cambios necesarios. Aparte que áreas monetarias óptimas en economías de gran tamaño (USA, China, India, Rusia, etc.) no existen. Pero eso está discutido de sobra en este blog, como las hiperinflaciones por ruptura de unidad monetaria o de áreas económicas y monetarias (Rusia, Polonia, Ucrania, Bulgaria, en cierta medida Hungría y algún otro) con sus catástrofes en vidas y haciendas.
Luego, ante esos dramas y su casta, siempre hay algún voluntarioso que nos recuerda las consabidas virtudes empresariales italianas. Pues le pondré un ejemplo que conozco, el del sector de buques (porque lo megayates son buques) y embarcaciones de recreo, donde los italianos son número uno (de momento) y, por su crisis, la Italia híper regulada ha tenido que acudir a capital chino. Tras eso, nunca alcanzarán su potencial de ventas en China. Fenómeno, seguid perdonando a la partitocracia y adiós a esa cometa, que la disfrute otro.
La cometa de Macron
No podía faltar El Señorito, salido de una jugada maestra del Establishment francés y, como todo es muy infantil, allí van los infantes, marchando, los hijos malcriados de la socialdemocracia, que ha llegado el día de la Gloria, que en realidad es la Merkel, con sus golpes de gobierno en Italia, matrona del experimento demográfico y putativa de Alternativa por Alemania. El Señorito y su Señora anuncian para junio un ambicioso plan, ¡un roadmap!, para re-emvigorar la UE (pastilla azul con receta), el multilateralismo (Anti Trump, pro China), la política de inmigración (más invasión, pastilla azul Matrix), la eduación (Mas porno Tv y fútbol) e I+D+ideicas (más subvenciones inútiles), condenar a Rusia por el espía traidor asesinado, combatir posibles contagios del Brexit, a los populistas y dos huevos duros, ole. Y así el neny ya va para un año dándole hilo a la cometa en vez de arreglar su economía y, con ese plan en el horizonte, a él y a los italianos les sobran argumentos para darle julepe a la vela hasta pasado al verano, "que Roma no se construyó en un día", y, según cómo, te montan unas elecciones y dale carrete al invento hasta fin de año, que todo ayuda a estos políticos de diseño, que no valen ni real y medio y "cuya vanidad es mayor que sus miserias", a seguir con su mediocre remedo fellininiano en sus experimentos sociales psicóticos.
De los astros y sus satélites
El príncipe de Salina de la ficción de Lampedusa, hoy idealizado por la generación sociópata, aficionado a los cometas, al cálculo de sus órbitas y a sus "citas", a cosas serias, que no confundía géneros con costumbres, nada que ver con estos tunantes de hoy, que no llegan ni a estrellas fugaces de lo petardos que son, decía aquello de: "Todo esto no tendría que durar, pero durará siempre. El siempre de los hombres, naturalmente, un siglo, dos siglos, ... Y luego será distinto, pero peor". Peor para él, para los astros, a los que nuestras desgracias actuales igual tardan dos generaciones en llegarles, sí, hacia 2060, pero les llegarán, pues ese es el patrón de los demonios que han traído.
Tema distinto es el de sus satélites Di Maio, Renzi, Macron o Rivera, que creen que, gracias a su reformitis de pitiminí, cegados por la Política y soñando con darle a pabilo a la cometa de Lampedusa, "esto" les durará un "para siempre" de los de Don Fabrizio Corbera. Pobrines, que no ven que ya no queda casi carrete y que esta vez no vendrán los angloamericanos a resolver el entuerto ni Burt Lancaster o las pifias de Mondadori e Einaudi, que a saber de cuantas maravillas literarias nos han privado ambas editoriales. ¿Acaso creen que los verdaderos líderes se van a conformar con las migajas que dejan caer de la mesa unos miserables, con destellos de Luz en un Mar de Tinieblas? Ya veremos cómo quedan cuando se rompa el cordel, que esperemos no sea por el euro. Fiat iustitia ...!
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