Los Sánchez-boys y las Sánchez-girls se han desgañitado y se desgañitan proclamando la magnífica capacidad de gestión del Gobierno Frankenstein y los extraordinarios resultados económicos que se han cosechado por ello.
Lo cierto es que, a la luz de la realidad, sorprenden sobremanera ambas afirmaciones dados los múltiples ejemplos que las desmienten. Por citar solo algunos, y comenzando por la pretendida capacidad de gestión, cabe recordar la contratación de unos trenes que por la dimensión proyectada no cabían en los túneles que debían atravesar. Mas recientemente y acudiendo a un tema de actualidad constataremos que la incapacidad de este Gobierno ha dejado sin aprobar en plazo, y por tanto sin aprobar, el régimen sancionador que debiera desarrollar la Ley del Deporte. Y relacionado con lo anterior, nos encontramos con el esperpento de conceder por error la medalla al mérito deportivo a una influencer en vez a la componente de la selección nacional de fútbol que ha quedado campeona del mundo. La verdad que como ejemplos de capacidad de gestión los citados no tienen precio, siendo lo peor que podrían citarse muchos más. He de decir que, habiendo trabajado la mayor parte de mi vida laboral activa al servicio de la Administración y del Sector Público, me apena profundamente el deterioro del trabajo que se desarrolla en los órganos del Estado.
El Gobierno decidió que lo más fácil era manipular los datos referentes al IPC y camuflar así la verdadera dimensión de la crisis de los precios
Pero si lo anterior resulta dolorosamente significativo, lo que afecta al resultado económico de la gestión del Gobierno Sánchez invita sin más al escándalo, porque nuestros dirigentes disfrazan permanentemente la realidad falseando las estadísticas oficiales para aparentar la obtención de sucesivos éxitos. No les importa lo que realmente suceda sino la ficción que pueden vender para engañar a la sociedad. Entre otros muchos casos, lo hemos visto con los datos de la inflación, lo hemos visto con los del empleo y parece que lo veremos con los referentes al PIB.
En efecto, cuando la inflación empezó a dispararse y amenazaba ya con convertirse en un problema serio, el Gobierno decidió que lo más fácil era manipular los datos referentes al IPC y camuflar así la verdadera dimensión de la crisis de los precios. Se topó con un presidente del INE que, aunque nombrado por Calviño, tuvo la suficiente dignidad profesional para negarse a la trampa estadística que se le exigía. Su cese fue inminente, se nombró a una nueva presidenta más doméstica y se procedió a rebajar la ponderación dada en el índice a los productos cuyos precios estaban aumentando en mayor medida. Como es lógico, el cambio en la presidencia del INE fue absolutamente inocuo en el combate real contra la inflación, pero se consiguió que la estadística oficial aparentara un pretendido éxito del Gobierno que de eso se trataba.
En España hay 3.700.000 parados según Eurostat, prácticamente un millón más de los que reconoce el Gobierno Sánchez
Qué decir de la persistente y escandalosa tergiversación de los datos de paro. Los trucos de Yolanda Díaz permiten al Gobierno presumir de otro supuesto éxito aunque todos los datos relacionados -número fijos discontinuos, duración de los contratos que se firman, evolución de las horas trabajadas…- constituyen globalmente una auténtica refutación de la estadística oficial. Hasta Eurostat ha dado cifras que se contraponen a las del Gobierno pues, según el organismo estadístico de la Unión Europea, en España la suma de desempleados y subempleados se eleva cinco millones siendo un 1.300.000 los empleados que están en situación de subempleo. Verde y con asas, como las matemáticas no mienten, o sea 5-1,3 = 3,7, en España hay 3.700.000 parados según Eurostat, prácticamente un millón más de los que reconoce el Gobierno Sánchez. Pero claro, los que leemos los informes de Eurostat somos muy pocos en tanto que los que ven las noticias en televisión y escuchan las de la radio se quedan con la escandalosa propaganda que del supuesto éxito del Gobierno enarbolan los Sánchez-boys y las Sánchez-girls.
Pues bien, ahora parece que lo próximo va a ser el PIB. Si, todo apunta a que en los próximos días o semanas el INE, con su doméstica presidenta al frente, va a revisar y modificar el dato de su aumento en 2021. Prepárense lectores, cualquier cosa es posible. Da igual lo que creciera realmente la economía española, lo relevante será lo que el Gobierno diga que ha crecido, que será repetido incansablemente vendiendo así otro “nuevo” éxito del Gobierno Frankenstein.
El ejército de economistas de cámara del que disponen Sánchez y los suyos argumentaría que al entrar en territorio español, un inmigrante está “naciendo” como residente en España y ya está
Así las cosas, y con objeto de ejemplificar lo que está siendo la política gubernamental en orden a la manipulación de las estadísticas oficiales, me permito sugerir al lector un pequeño juego imaginativo. Supongamos por un momento que la preocupante baja natalidad en España produjera una alarma social y preguntémonos ¿Aplicaría el Gobierno una política activa para revertir la situación? En absoluto, no le haría falta, lo solucionaría recurriendo a otro truco más de su magia estadística procediendo a inventarse un cambio metodológico en el indicador. Así, pasaría a considerarse como nacimiento la llegada a España de cualquier nuevo inmigrante, pero claro, la modificación debiera estar aparentemente justificada. No habría problemas, el ejército de economistas de cámara del que disponen Sánchez y los suyos argumentaría que al entrar en territorio español, un inmigrante está “naciendo” como residente en España y ya está. Así que ya lo sabe usted, el Gobierno también sería capaz de solucionar el problema de nuestra baja natalidad. Para realizarlo, tan solo necesitaría aplicar otro más de sus habituales trucos de magia estadística. Y por supuesto, los que nos atreviéramos a criticar y denunciar la nueva manipulación de las cifras oficiales seríamos tachados de “negacionistas de datos” achacándonos además que no entendemos las claves de la globalización.
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