Opinión

El mago Tezanos y su capirote

El ser humano es tan imprevisible que la tan temida y mal llamada inteligencia artificial nunca podrá decirnos cómo vamos a actuar. El primer ejemplo sería Pedro Sánchez. Cabría imaginar que se iba a esconder y no dar la cara tras la p

El ser humano es tan imprevisible que la tan temida y mal llamada inteligencia artificial nunca podrá decirnos cómo vamos a actuar. El primer ejemplo sería Pedro Sánchez. Cabría imaginar que se iba a esconder y no dar la cara tras la paliza a los socialistas en las urnas. Al cabo, todo el mundo sabe que es un cobardón de campeonato. Sin embargo, nadie imaginó que al día siguiente convocaría elecciones. Algunos lo llaman 'creatividad'. Hacer lo que nadie se lo espera.

Segundo ejemplo. «Judío nazi» ha llamado Amparo Rubiales, presidenta de honor del PSOE de Sevilla, a Elías Bedondo, el número tres del PP. Aquí casi sale gratis decir algunas cosas en función de quién las diga. Once ministros del PSOE disfrutaron como hooligans insultando a Feijóo este verano pasado. Ministros, no militantes asilvestrados. Y tan panchis.

Caben todo tipo de dudas a la vista de los sondeos publicados en las últimas contiendas electorales. En la última tan sólo acertó en la fecha y de casualidad

¿Quién podía imaginar que en 2023 todo esto fuera posible? Nadie. Y mucho menos José Félix Tezanos sumo sacerdote de la demoscopia pública, director del CIS trampeador, antaño institución respetada y ahora un desecho vergonzante. El CIS no sólo escruta el barómetro político de la sociedad sino que analiza corrientes de opinión sobre todo tipo de cuestiones. Se supone que para ello se utiliza una metodología seria y rigurosa, aunque caben todo tipo de dudas a la vista de los sondeos publicados en las últimas contiendas electorales. En la última tan sólo acertó en la fecha y de casualidad.

Algún canal televisivo podría ofertarle la presentación de un programa nocturno de adivinaciones, ilusionismo, nada de trucos viejunos con cartas y sombreros

No le ha quedado más remedio a Tezanos que aclarar que su trabajo no consiste en coger la bola de cristal, agitarla y contar que es lo que pasará mañana. Tras el tremendo fracaso del 28-M no ha sido capaz de coger el portante e irse a casa. O largarse con su magia a otra parte. Le regaron con sabrosos fondos el presupuesto del instituto, cambió la metodología de las encuestas, maniobró la cocina de los resultados y, naturalmente, el resultado de las citas electorales jamás se asemejaron a sus previsiones. Ha fallado más que una escopeta de feria. Salvo cuandosus estudios certifican que Irene Montero e Ione Belarra realmente son las ministras menos valoradas de toda la banda Frankenstein.

Tezanos se jubilará pronto. Posiblemente se aburrirá en casa, puesto que es un hombre muy activo y con inquietudes. Algún canal televisivo podría ofertarle la presentación de un programa nocturno de adivinaciones, ilusionismo, nada de trucos viejunos con cartas y sombreros porque si quisiera sacar un conejo de la chistes, bastaría con recitar lo de «abracadabra, pata de cabra» y aparecería un "táper de casa de la mamma" con unas cuantas tajadas al ajillo. Su show más bien sería de los de llamadas de espontáneos, vecinos y cuñaos. Se sucederían conversaciones muy animadas en las que se constatará su dominio de la demoscopia:

— Buenas noches, míreme a los ojos. Usted habla en el comedor y va caminando... ahora sí, usted está en el comedor, pero ha estado a punto de entrar en la cocina.

—No, estoy sentada.

Y adiós negocio. Esta conversación fue real. La única diferencia es que Sandro Rey acertaba más que José Félix Tezanos cuando pretende aplicar la Sociología a la demoscopia. Hay estudios que sí aciertan.

Dado que su cartel como virtuoso de los sondeos ha salido muy perjudicado en estos años de sanchismo, parece que no le va a quedar más alternativa que demostrar sus poderes -ataviado con una túnica fosforescente y capirote purpurina en la cabeza- y dirigirse a una tele local de ayuntamiento socialista (alguno quedará) para ofertar su espacio de pura magia sin trucos (un decir). A nadie defraudará. Tendrá los mismos aciertos sobre el futuro que los que cosechaba mangoneando en la cocina de los sondeos.

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