Opinión

Manada Militar: dos violaciones, una grupal, y ningún imputado

A día de hoy, parece muy difícil llegar a la verdad de este caso y no faltan opiniones pesimistas que vaticinan un previsible archivo de actuaciones

El próximo 18 de mayo, a partir de las 00,30 horas, quedará constituido el Juzgado Togado Militar Nº 24 en la sede del Acuartelamiento Aéreo de Bobadilla (Málaga). Según decisión de la Juez Togada encargada de investigar dos supuestas violaciones a una soldado –una de ellas en ‘manada’–  no se trata exactamente de una reconstrucción de los hechos, sino de “practicar una inspección ocular”.

A la ejecución de esta prueba están convocados obligatoriamente dos hombres y una mujer, los cabos J.N.D y E.M.G. y el soldado J.A.G.M, este último principal protagonista, de momento, de esta causa judicial donde se entrecruzan de forma singular la actuación de las jurisdicciones civil y militar.

Cuando el 16 de enero compareció ante el Juzgado Togado Militar Nº 24 de Málaga el soldado en cuestión –J.A.M.G.– acusado de ser el presunto agresor sexual de una soldado en el mes de septiembre y que no denunció la víctima entonces “por vergüenza”, el compareciente contó una historia muy diferente a la denunciada por la mujer. Todo fue consentido y de mutuo acuerdo, según relató. Habló ante el órgano judicial militar con tanta naturalidad que llegó a confesar que solo se sentía mal por lo que “le había hecho a su novia”, (la infidelidad cometida) no por lo sufrido por la soldado N.M.S., incomodidad, dijo, que para nada le constaba.

La soldado del Ejército del Aire, N. M. S., 36 años, denunció el 11 de diciembre haber sido drogada -posiblemente con burundanga- y posteriormente violada en dependencias militares

No fue esta la única declaración obrante en autos donde se puede interpretar cierta intencionalidad en la búsqueda de aspectos personales de la víctima que pudiesen ¿justificar? lo que le había sucedido una noche oscura en un cuarto de cuartel habitado por lobos jadeantes. Preguntada una compañera suya si había visto a algún compañero o mando dirigirse a N.M.S. de forma irrespetuosa, aludiendo sobre todo a su condición de mujer, la testigo dijo que sí, que ha oído comentarios irrespetuosos, diciéndole “que está muy buena, que es muy guapa” y que “esto se lo dice todo el mundo”. Que se ha ganado fama de ‘cariñosa’ y que a ella le reconoció que “cuando bebe pierde los papeles”, aunque la noche de autos vio que solo se tomó “dos copas y tres cervezas”.

“¿Por qué piensa que tratan diferente a la soldado respecto al resto de compañeras?”, preguntan a la testigo desde el estrado y responde: “Porque es una chica simpática, es agradable, y por norma general son muy pocas las mujeres en el cuartel y la más llamativa es N…”.

Dos noches y dos violaciones, una en manada

La soldado del Ejército del Aire, N. M. S., 36 años, malagueña, divorciada, desde hace ocho años adscrita a Seguridad Aérea en el viejo polvorín militar de Bobadilla (Antequera), denunció el 11 de diciembre haber sido drogada -posiblemente con burundanga- y posteriormente violada en dependencias militares por un grupo de hombres que, en un primer momento, no fue capaz de identificar o recordar, al estar durante los hechos bajo los efectos de alguna droga. La denuncia fue presentada en la Comisaría de Antequera, derivando la misma al juzgado de Instrucción predeterminado, incorporando de paso otra denuncia por una agresión sexual padecida por la misma soldado en septiembre.

Que los hechos hubiesen ocurrido en un cuartel y protagonizados por militares hizo que las autoridades castrenses pusiesen los hechos en manos de su jurisdicción que, de inmediato, asumió la causa, aunque compartiendo actuaciones con el juzgado civil antequerano.

El estallido informativo del caso, durante el largo e inquietante compás de espera para conocer “la sentencia” de Pamplona, impactó a la opinión pública y mediáticamente empezó a hablarse de “la manada militar de Bobadilla”.

Tras la primera explosión informativa se impuso el silencio, mucho silencio. Esta vez la clase política calló, tampoco se oyó la voz de los grupos feministas. Ni siquiera el IAM, tan activo en estas cuestiones, se ha mojado esta vez. Solo una diputada socialista, comandante retirada del Ejército, Zaida Cantera, habla desde Twitter y por teléfono con la víctima para animarla y consolarla. Fue a partir de febrero cuando parece reactivarse una instrucción militar que, hasta ese momento, se había limitado a escasísimas diligencias de trámite. Se tomaron muestras orgánicas a nueve soldados que, voluntariamente, se prestan a ello.

Los resultados de las pruebas de ADN dan negativo, ninguno de los perfiles genéticos investigados aparece en las ropas de la mujer agredida. Solo se encuentran restos de “un varón desconocido”, conclusiones que no son aceptadas por el abogado de la soldado, Javier Rincón, que pide se realicen nuevamente las pruebas en otro laboratorio independiente y, también, que todo el personal masculino del cuartel sea examinado a la vista de la conclusión de la policía científica sobre la presencia de un desconocido en el escenario.

No hay investigados ni los habrá... de momento

En ningún momento de este procedimiento la instructora militar ha tomado ningún tipo de medida cautelar preventiva sobre los sospechosos, que han seguido haciendo vida normal en el cuartel en estos últimos cuatro meses. La víctima, por su parte, se encuentra en su casa bajo tratamiento de especialistas en salud mental, en baja médica desde los sucesos.

La defensa de la soldado solicitó en su momento que compareciesen a declarar cuatro soldados concretos y que lo hiciesen en calidad de investigados, petición cuya resolución negativa final por el Tribunal Militar Territorial (TMT) ha aportado claves para entender algo mejor la marcha de este singular procedimiento en el ámbito jurídico militar. Tras la negativa de la instructora a admitir la celebración de esa prueba, y en los términos solicitados, se planteó recurso el 12 de marzo ante el TMT que se pronunció seis semanas después, el 24 de abril.

El Tribunal Militar Territorial pide ‘mesura’ en la instrucción de una violación grupal y en ningún momento ha tomado ningún tipo de medida cautelar sobre los sospechosos

Ha sido la Sección del TMT-2º presidida por un Coronel Auditor e integrado por un Teniente Coronel Auditor como vocal Ponente y una Comandante Auditora, la instancia que ha desestimado la petición de declaración por no ser “relevante ni necesaria, en el presente momento procesal”.

Se dice que la solicitud de prueba se realizó por el recurrente en base a una declaración “no vertida por la soldado ante el juzgado militar”, sino ante el Juez del Juzgado Mixto de Antequera Nº 2, “en la que la denunciante no identificaba a los presuntos sujetos activos de los hechos denunciados”. Es posteriormente, “como señala la Ilma. Sra. Juez del JUTOTER 24”, cuando aparecen los nombres de los ahora solicitados como investigados, “en base a un cúmulo de sensaciones e imágenes obtenidas tras ser trasladada mentalmente al cuarto, por un psicólogo”.

En el auto emitido dicen también que “es por esta razón, especialmente por la complejidad de la denuncia presentada, por lo que la naturaleza y función de las diligencias previas adquiere su plena justificación y fundamentación, requiriendo de los jueces de instrucción la necesaria mesura en su proceder, antes de concretar la situación de investigados de los militares referidos por la defensa de la recurrente”.

La Fiscalía Jurídico Militar por su parte se sumó el 1 de marzo a la misma tesis abundando, además, en que los perfiles de ADN de los sospechosos resultaron negativos. A día de hoy parece muy difícil llegar a la verdad de este caso y no faltan opiniones pesimistas que vaticinan un previsible archivo de actuaciones de no aparecer ningún dato revelador nuevo en las próximas semanas.

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