Opinión

La maniobra de 'estrangulamiento' que sacó a Pablo Iglesias de la primera plana

Era un secreto a voces que se transmitía por los pasillos de la Cadena SER desde hace algunos meses. “A El Ágora l

Era un secreto a voces que se transmitía por los pasillos de la Cadena SER desde hace algunos meses. “A El Ágora le quedan dos telediarios. Incomoda en el PSOE y en Sumar, donde no toleran ni la presencia de la defenestrada Carmen Calvo ni del retirado Pablo Iglesias. Este programa no llega a las elecciones de mayo”, se decía. José Manuel García-Margallo conocía el runrún y se lo llegó a trasladar fuera de micrófono a sus compañeros de mesa: “Comentan que sois incómodos y que quieren que os saquen de esta tertulia”, les trasladó. Tenía razón.

Fue la directora de contenidos la SER, Montserrat Domínguez, la que se puso en contacto hace unos días con la 'terna tertuliana' para comunicar la intención de la emisora de introducir novedades en esa franja a partir de la próxima temporada. Su idea es que haya un equipo de tres colaboradores fijos y uno rotatorio, entre los cuales podrían estar, alguna vez, García-Margallo, Calvo o Iglesias. Alguno de ellos escuchó esta última promesa con cierta sorna, sin creer ninguna de esas palabras. ¿Serían Calvo e Iglesias menos molestos para el Gobierno por separado que juntos? Es difícil considerar que ese cuento es cierto.

Este periódico publicó hace unos meses que El Ágora corría peligro por las presiones políticas. Carmen Calvo no es quien fue, pero se ha negado a ejercer de jarrón chino. Algunas de las intervenciones que realizó desde su micrófono en la SER sentaron a cuerno quemado entre los socialistas. Entre otras, la del pasado 31 de enero, cuando lanzó un misil a Pedro Sánchez al afirmar que tanto ella como Juan Carlos Campo advirtieron durante la tramitación de la ley del 'sólo sí es sí' que el texto abría la puerta a la reducción de condenas para los agresores sexuales. ¿Una socialista criticando al Ejecutivo desde una radio de Prisa sobre un asunto tan peliagudo? Algo chirriaba ahí.

El canto del cisne de Iglesias

La presencia de Iglesias también era incómoda, sobra decirlo. Dentro de Sumar, incordiaba el hecho de que el antiguo líder de ese espacio político estuviera presente en un programa con 1 millón de oyentes, pero no así un portavoz de confianza de Yolanda Díaz. Todavía hay quien cree que las presiones políticas sobre los directores de las tertulias mediáticas son una leyenda urbana. De todo hay en la viña del Señor. También hay quien piensa que la ministra de Trabajo es todo sonrisas y buenas intenciones. Biquiños, magdalenas, carcajadas inocentes, saludos con la mano y abrazos. Aquí está el vivo ejemplo de que todo eso es pura fachada. Porque dentro de la SER, su gente transmitió que su ausencia era un agravio, además de un obstáculo para el PSOE, que desde hace meses se esforzaba por aglutinar en su partido y en Sumar el voto que hasta entonces respaldaba a Podemos.

Hay quien piensa que la ministra de Trabajo es todo sonrisas y buenas intenciones. Biquiños, magdalenas, carcajadas inocentes, saludos con la mano y abrazos. Aquí está el vivo ejemplo de que todo eso es pura fachada.

Los más oficialistas tratan de transmitir estos días que estas presiones nunca han existido y que la eliminación de El Ágora es una decisión meramente empresarial. Nada más lejos de la realidad. Sobra decir que cada cual tiene la facultad de configurar sus mesas de tertulia como le venga en gana, pero en este caso la decisión de prescindir de estos contertulios ha estado precedida de presiones políticas. Entre biquiño y biquiño, se lanza alguna puñalada al adversario que a veces impacta en el objetivo.

La decisión de Prisa tiene un componente simbólico, dado que implicará la salida de Iglesias del último 'transatlántico' mediático en el que todavía colaboraba de forma habitual. Lejos queda aquel 2013 en el que Podemos disponía todavía de ese singular atractivo de los elementos exóticos que se cuelan en un ecosistema conocido. Había quien consideraba al partido como una esperanza y, otros, como una especie invasora. Sus portavoces estaban en todas las tertulias y El coletas se coló en las cenas de Nochebuena y en las conversaciones de patios de vecinos. No se hablaba de otra cosa en un país que entonces se lamía las heridas generadas por la crisis económica. Las cuales, por cierto, cicatrizaron, pero dejaron marca.

La figura de Iglesias ha menguado poco a poco durante este tiempo, hasta el punto que, el pasado 23 de julio, la fotografía que le mostraba en el colegio electoral, con el voto en la mano, la difundió él mismo. Por otra parte, su proyecto mediático, que se llama Canal R(e)d, no puede decirse que sea masivo. Es una plataforma atractiva para los muy cafeteros, pero desconocida para gran parte de los ciudadanos. Es una vuelta a La Tuerka. La que se grababa en ese estudio modesto de una bocacalle de Lavapiés -gestionado por el gran Enrique Riobóo- y desde la que Iglesias dio el salto a Atresmedia, Mediaset, el cine y los medios internacionales. Ahora ha vuelto a ese espacio marginal. Al “puto podcast” y al canal temático.

¿Tiene 12 euros sueltos?

El pasado miércoles 2 de agosto, uno de los empleados de Canal R(e)d, Manuel Levin, enviaba un correo electrónico a una lista de contactos para pedirles dinero. Decía lo siguiente: “Rubén, ¿qué puedes conseguir con 12 euros? No parece el dinero suficiente para plantar cara al poder mediático, dar voz a quienes siempre han sido silenciados y demostrar que los despachos de los poderosos no van a marcar el futuro del país. Pero hoy te escribo para demostrarte que te equivocas. Porque no son solo tus 12 euros, Rubén. En el momento en el que tú estás leyendo este correo, una mujer de Alicante acaba de unirse a Canal Red con 12 euros al mes porque está harta de las mentiras de la derecha. Y cuando llegues al final, otra persona se habrá unido porque no soporta que los desahucios nunca tengan el espacio que merecen en los medios. Y, ¿sabes qué? Estas dos personas esperan que tú también te unas”.

De la primera plana a El Ágora y de El Ágora, a organizar colectas para el canal de YouTube. Así está el tema. Por cierto, Carmen Calvo llegó a especular sobre la posibilidad de regular sobre la libertad de expresión para evitar que se difundieran ciertos mensajes falsos y dañinos para la democracia. Ahora, que es una ex incómoda, hay quien le ha querido aplicar una medicina similar.

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