Opinión

Marlaska, mal juez y peor parte

Qué pena que no abrieran la boca los generales que aparecían a su espalda en el acto de su renuncia. Nos habríamos enterado de unas cuantas cosas

Le ha salido el tiro por la culata a Fernando Grande-Marlaska. La genialidad de destituir al coronel Diego Pérez de los Cobos y de mandarle a la Intervención de armas y explosivos de la Guardia Civil, era ilegal. Ahora le tiene que restituir su honor y compensarle con tres años de sueldo. El coronel se negó a contarle al ministro socialista la investigación que llevaba a cabo, por mandato judicial, sobre la gestión de la pandemia en Madrid. El entonces delegado del Gobierno, José María Franco, era objeto primordial de la pesquisa.

El ministro quedó mal porque no pudo llamar y levantar la liebre con esto de «José Mari, ¿qué narices pasa que te están investigando?». ¡Pero hombre! No llaméis a primera hora de la mañana que dice Revilla que al le sonó el teléfono cuando se estaba afeitando y casi se corta el gaznate. Juegos peligrosos. Franco es el típico peón de partido que vale para todo. De ahí le mandaron a dirigir lo de los deportes, donde sigue, envuelto ahora en la escandalera de los árbitros y el Barça. Está hecho de la misma pasta que la nueva directora de la Guardia Civil, Mercedes González, que ha pasado por la delegación del Gobierno y ahora ocupa ese puesto que le viene tan grande.

En cinco años han comprado cuatro pisazos, algunos a tocateja, presuntamente pagados por los fondos de los ERE. El asunto está en el ámito judicial. Van a salir muchas cosas

Dice Marlaska que María Gámez ha sido «la mejor directora» en la historia la Guardia Civil. ¡Qué pena que no abrieran la boca los generales que aparecían a su espalda en el acto de su renuncia. Nos habríamos enterado de unas cuantas cosas. La cúpula de la Benemérita es así. Con un Gobierno socialista hay días que no se le reconoce. Fue un «cese profiláctico» porque ella, «la mejor», no había hecho nada. Estos altos mandos como de utillería podían haber hablado de la gestión de activos inmobiliarios del marido de Gámez, ahora imputado. En cinco años han comprado cuatro pisazos, algunos a tocateja, presuntamente pagados con fondos de los ERE. El asunto está en el ámbito judicial. Van a salir muchas cosas.

La actitud chulesca de Marlaska brilla como nunca en este episodio. No va a reincorporar a Pérez de los Cobos y esgrime como excusa el caso Kitchen, los fondos reservados, las cloacas y casi también el duque de Ahumada. Alma de cántaro, es una ley universal que el socialismo tiende a dejar a Guardia Civil a los pies de los caballos. Los dos únicos directores de la institución nombrados por el PSOE que recordamos son Luis Roldán y esta María Gámez. Vayas piezas. El más decente, Antonio Asunción, renunció al puesto.

Una sociedad hipnotizada

Si no dimite Grande Marlaska, que no lo hará, preciso es que lo cesen. No acatar las sentencias del Supremo suena a extravagante. E inaceptable. Cierto que en la España del sanchismo es cosa que se hace habitualmente. Ahí están los golpistas catalanes, que se pasan las sentencias del Constitucional por semejante parte. Lo singular del caso es que todas estas cosas ocurran sin reacción alguna ni en la sociedad en general ni en el cuerpo electoral en particular. Al menos por lo que aventuran las encuestas, Sánchez sigue estando entre los dos políticos más aplaudidos del país. Tal cual. Mientras tanto, el contribuyente nacional, entre anestesiado y pasmado, se limita a callar y pagar. Como dice la nueva campaña de Hacienda: "No es magia, son tus impuestos".

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